El Papa Francisco rezó el martes por la curación de los "terribles efectos de la colonización" al encabezar una peregrinación a un lago canadiense que ha sido conocido por los pueblos indígenas durante siglos como un lugar sagrado de sanación.

El servicio de oración en el lago Sainte Anne, en Alberta, fue uno de los momentos espirituales más esperado de la visita de seis días del pontífice a Canadá para expiar el papel de la Iglesia católica en la gestión de las escuelas residenciales que asimilaron por la fuerza a los niños indígenas del país a la sociedad cristiana. El lunes se había disculpado por la forma "catastrófica" en que se separaron las familias; al día siguiente encambio, los acompañó en la oración para ayudarles a curar las "heridas de la violencia".

"En este lugar bendito, donde reinan la armonía y la paz, te presentamos la desarmonía de nuestras experiencias, los terribles efectos de la colonización, el dolor indeleble de tantas familias, abuelos y niños", dijo Francisco a orillas del lago. "Ayúdanos a sanar nuestras heridas".

La ceremonia coincidió con la fiesta de Santa Ana, abuela de Jesús y figura de especial devoción para los católicos indígenas, que cada año peregrinan al Lago de Santa Ana para vadear sus aguas. Francisco destacó la importancia de las abuelas en las familias indígenas, y recordó el papel fundamental que tuvo su propia abuela Rosa en la transmisión de la fe cuando era joven en Buenos Aires, Argentina.

El Papa Francisco saluda a la multitud a su llegada a la peregrinación y Liturgia de la Palabra en Lac Ste. Anne, Alberta, el 26 de julio de 2022. (Foto CNS /Paul Haring)

"Parte del doloroso legado al que nos enfrentamos ahora proviene del hecho de que a las abuelas indígenas se les impidió transmitir la fe en su propia lengua y cultura", dijo.

Más de 150.000 niños nativos de Canadá fueron sacados de sus hogares y obligados a asistir a escuelas cristianas financiadas por el gobierno desde el siglo XIX hasta la década de 1970, en un esfuerzo por aislarlos de la influencia de sus familias y su cultura. El objetivo era cristianizarlos y asimilarlos a la sociedad mayoritaria, que los anteriores gobiernos canadienses consideraban superior.

En su primer acto en Canadá, Francisco denunció el lunes los internados como un "error desastroso" y pidió disculpas en el emplazamiento de una antigua escuela en Maskwacis por el "mal cometido por tantos cristianos contra los pueblos indígenas."

Su viaje de seis días en el país, presentado como un "peregrinaje penitenciario", es ampliamente dedicado a las poblaciones indígenas, marcadas por décadas de política de asimilación forzada, y en particular por el sistema de internados para niños organizado en buena medida por la Iglesia católica.

Durante su discurso, el papa insistió ante 10.000 personas confiar a Dios "los traumas de violencias sufridas por nuestros hermanos y hermanas indígenas".

Entre la multitud que le aclamó desde que apareció, numerosos asistentes lucían la playera naranja de los sobrevivientes de los internados. Otros, la ropa tradicional indígena de colores vivos, con un tocado para los jefes.

Francisco llegó en silla de ruedas al son de los tambores y cantos tradicionales aborígenes, pero pareció debilitado por sus dolores en la rodilla. Sin embargo, saludó ampliamente a los presentes y bendijo y abrazó a los bebés, como es su costumbre.

Luego permaneció en silencio unos instantes en las riberas del lago, antes de bendecir el agua en la que los peregrinos se bañan cada año por sus virtudes curativas.

Unas horas antes, el papa Francisco ofició su primera misa pública del viaje ante 50.000 personas en el Commonwealth Stadium de Edmonton (Alberta), en donde insistió en el lugar de los mayores, importante para los amerindios.

Y durante la homilía en español, pidió "perdón" a las poblaciones indígenas de Canadá y reconoció la responsabilidad de algunos miembros de la Iglesia en el sistema de internados, en donde "los niños sufrieron abusos físicos y verbales, psicológicos y espirituales".

Las palabras del soberano pontífice eran esperadas desde hace años por estos pueblos - Primeras Naciones, Metis e Inuits - que representan alrededor de 5% de la población canadiense.

El viaje continúa el miércoles con una etapa de dos días en Quebec. Antes de volver a Roma, el sumo pontífice visitará el viernes Iqaluit, en el archipiélago ártico para reunirse con poblaciones inuits.