CIUDAD DEL VATICANO -- "La vocación al matrimonio es una llamada a conducir un barco incierto —pero seguro por la realidad del sacramento-- en un mar a veces agitado", dijo en la carta publicada el 26 de diciembre, dirigida a matrimonios.
Al igual que los discípulos que se hundían en el mar de Galilea, las parejas deben mantener los ojos fijos en Jesús, dijo. "Sólo así encontrarán la paz, superarán los conflictos y encontrarán soluciones a muchos de sus problemas. No porque estos vayan a desaparecer, sino porque podrán verlos desde otra perspectiva", dijo.
Al rezar el Ángelus del mediodía con los visitantes en la Plaza de San Pedro el 26 de diciembre, el papa Francisco dijo que había escrito la carta como un "regalo de Navidad" a las parejas casadas durante la celebración del Año de la Familia Amoris Laetitia, un año dedicado a releer su exhortación de 2016 sobre el matrimonio y la vida en familia.
En su discurso del Ángelus, el papa comentó sobre la lectura del Evangelio del día sobre Jesús cuando tenía 12 años, se quedó en Jerusalén y preocupó a María y José.
"Incluso en la Sagrada Familia no todo va bien: hay problemas inesperados, angustia, sufrimiento. No existe la Sagrada Familia de las estampitas", dijo.
Cuando María y José encuentran a Jesús en el templo y le preguntan por qué los preocupó tanto, él les dice: "¿Acaso no sabían que era necesario estar en la casa de mi Padre?"
María y José no le entienden, dijo el papa. "Necesitan tiempo para aprender a conocer a su hijo. Así es también para nosotros: cada día, en la familia, hay que aprender a escucharnos y comprendernos, a caminar juntos, a afrontar los conflictos y las dificultades".
En su carta a las familias, como en "Amoris Laetitia", el papa Francisco rindió homenaje a la fuerza y ??tenacidad de las parejas que afrontan juntos dificultades reales en el camino de la vida.
Como Abraham, llamado por Dios a salir hacia una tierra desconocida, escribió, con la pandemia "nosotros hemos vivido más que nunca la incertidumbre, la soledad, la pérdida de seres queridos y nos hemos visto impulsados a salir de nuestras seguridades, de nuestros espacios de 'control', de nuestras propias maneras de hacer las cosas, de nuestras apetencias, para atender no sólo al bien de la propia familia, sino además al de la sociedad, que también depende de nuestros comportamientos personales".
Los cierres por la pandemia, las cuarentenas y los períodos de aislamiento han "sido una oportunidad única para cultivar el diálogo en familia", dijo el papa. Pero eso también exige paciencia.
"No es fácil estar todo el día juntos, cuando todos tienen que trabajar, estudiar, recrearse y descansar en la misma casa", dijo.
Cuando los nervios se agotan, dijo el papa, hay que poner las necesidades de los demás primero y volver a leer el himno al amor de 1 Corintios 13 "para que inspire sus decisiones y sus acciones" y "estar juntos no será una penitencia sino un refugio en medio de las tormentas".
El papa Francisco también dijo a los matrimonios: "No se avergüencen de arrodillarse juntos ante Jesús en la Eucaristía, para encontrar unos momentos de paz y mirarse con ternura y bondad".
Y, para las parejas cuyos problemas se vieron agravados por la pandemia y llevaron a una ruptura, el papa Francisco dijo: "Me gustaría que ellos también sintieran mi cercanía y mi afecto".
Pero los instó a ser amables entre ellos, especialmente frente a sus hijos, para que el dolor de ver a sus padres separarse no empeore al verlos pelear constantemente.
"Los niños son siempre un regalo", escribió el papa. "Tienen sed de amor, gratitud, estima y confianza".
Los padres deben transmitir a sus hijos "el gozo de descubrirse hijos de Dios, hijos de un Padre que ya desde el primer instante los ha amado tiernamente y los lleva de la mano cada día. Este descubrimiento puede dar a sus hijos la fe y la capacidad de confiar en Dios".
Dirigiéndose a las parejas comprometidas, el papa Francisco dijo que sabe que la pandemia ha sido especialmente difícil para quienes intentan planificar un futuro juntos.
"En el camino hacia el matrimonio", les dijo, "aun teniendo pocos medios, confíen siempre en la Providencia, ya que a veces las dificultades son precisamente las que sacan a relucir recursos en cada uno de nosotros que ni siquiera pensábamos tener. No duden en apoyarse en sus propias familias y en sus amistades, en la comunidad eclesial, en la parroquia, para vivir la vida conyugal y familiar aprendiendo de aquellos que ya han transitado el camino que ustedes están comenzando".
El papa, con 85 años cumplidos, también expresó su afecto a los abuelos, especialmente a aquellos que se sienten aislados o solos. Instó a las familias a hacer mayores esfuerzos para estar con ellos o al menos estar en contacto con ellos.