CIUDAD DEL VATICANO -- Después de que los miembros del Sínodo de los Obispos aprobaran su documento final, el Papa Francisco anunció que no escribirá una exhortación apostólica postsinodal, sino que pondrá el documento final a disposición de toda la Iglesia para que lo ponga en práctica.

"En el documento hay ya indicaciones muy concretas que pueden ser una guía para la misión de las Iglesias, en los diversos continentes, en los diferentes contextos", dijo a los miembros del sínodo a finales del 26 de octubre.

"Por eso no pretendo publicar una exhortación apostólica, basta con lo que se ha aprobado", dijo. En su lugar, pidió la publicación del documento final del sínodo.

Con la excepción de los primeros sínodos convocados por San Pablo VI en 1967 y 1971, todas las asambleas ordinarias del Sínodo de los Obispos han ido seguidas de una exhortación del Papa sobre los temas y debates del sínodo.

Los miembros del sínodo sobre la sinodalidad, tras reunirse durante un mes en 2023 y volverse a dar cita del 2 al 26 de octubre para la segunda asamblea sinodal, aprobaron su documento final sometiendo cada uno de los 155 párrafos a votación. Todos los párrafos fueron aprobados por más de dos tercios de los miembros presentes y votantes.

El documento presentaba la sinodalidad como un estilo de vida y ministerio cristianos basado en la "igual dignidad de todos los bautizados" y en el reconocimiento de que todos tienen algo que ofrecer a la misión de proclamar la salvación en Cristo.

Las sugerencias prácticas incluían hacer obligatorios los consejos pastorales en todas las parroquias y garantizar que los órganos sean verdaderamente representativos de los miembros de la parroquia, reconocer las contribuciones de las mujeres a la vida y el ministerio de la Iglesia y contratar a más mujeres y laicos para enseñar en los seminarios.

Los 10 grupos de estudio que el Papa creó en primavera para investigar y profundizar en algunas de las cuestiones más complicadas y controvertidas planteadas por el sínodo -- el ministerio de la mujer, la educación en los seminarios, las relaciones entre obispos y comunidades religiosas, el papel de los nuncios -- seguirán trabajando en dichas cuestiones antes de ofrecerle propuestas, dijo el Papa. "Se necesita tiempo, a fin de llegar a opciones que impliquen a toda la Iglesia".

Sin embargo, prometió que "no se trata del modo clásico para postergar al infinito las decisiones".

En cambio, dijo a los miembros del sínodo, "es lo que corresponde al estilo sinodal con el que también el ministerio petrino se ejercita: escuchar, convocar, discernir, decidir y evaluar. Y en estos pasos son necesarias las pausas, los silencios, la oración. Es un estilo que estamos aprendiendo juntos, poco a poco".

Gran parte del proceso para el sínodo sobre la sinodalidad que tuvo lugar entre 2021 y 2023, dijo el Papa, implicó sesiones de escucha a nivel parroquial, diocesano, nacional y continental e incluyó ayudar a los propios miembros del sínodo a aprender a escucharse unos a otros respetuosamente y a escuchar la voz del Espíritu Santo en esas conversaciones.

El documento final "es un triple regalo", dijo, uno que se le hizo a él en primer lugar. "También el obispo de Roma -- me lo recuerdo a mí mismo y a ustedes -- necesita poner en práctica la escucha, es más, quiere hacerlo, para poder responder a la Palabra que cada día le repite: ‘Confirma a tus hermanos y a tus hermanas… Apacienta mis ovejas’".

La tarea del Papa, dijo, "es custodiar y promover -- como nos enseña San Basilio-- la armonía que el Espíritu sigue difundiendo en la Iglesia de Dios, en las relaciones entre las Iglesias, no obstante todos los esfuerzos, tensiones y divisiones que caracterizan su camino hacia la plena manifestación del Reino de Dios, que la visión del profeta Isaías nos invita a imaginar como un banquete preparado por Dios para todos los pueblos. Todos, con la esperanza de que no falte ninguno".

El Papa Francisco repitió la frase que se ha convertido en un estribillo desde que la dijo por primera vez en la Jornada Mundial de la Juventud de Portugal en 2023: "¡Todos, todos, todos! Que nadie quede fuera, todos".

El objetivo es la armonía, dijo, no la uniformidad. Esta armonía es un signo del Espíritu Santo, como lo fue en Pentecostés cuando personas de diferentes naciones oyeron a los discípulos proclamar las maravillas de Dios en sus propias lenguas.

La Iglesia, dijo el Papa, "es signo e instrumento de la espera de Dios, que ya ha preparado la mesa y está esperando. Su gracia, a través de su Espíritu, susurra palabras de amor en el corazón de cada uno. A nosotros se nos concede amplificar la voz de este susurro sin obstaculizarlo; para que abramos puertas sin levantar muros".

"¡Cuánto mal hacen las mujeres y los hombres de Iglesia cuando ponen muros, cuánto mal!", dijo. El Evangelio es para "todos, todos. No debemos comportarnos como ‘dispensadores de la gracia’ que se apropian del tesoro atando las manos del Dios misericordioso".