ARLINGTON, Va. -- Cuando miembros del servicio de Estados Unidos estaban en un país extranjero, inseguros que camino tomar y sin hablar el idioma, valientes lugareños les ayudaron.
Ahora, los afganos -- quienes ayudaron como intérpretes y guías para el ejército de Estados Unidos -- necesitan ayuda para adaptarse a un nuevo país.
Durante décadas, el ejército estadounidense ha estado en Afganistán y ahora está en proceso de retirar sus tropas. Los talibanes -- un movimiento extremista que gobernó Afganistán hasta que fue derrocado por una coalición liderada por Estados Unidos -- está aprovechando este retiro para tomar control de la región, lo que lo hace especialmente peligroso para quienes ayudaron a las fuerzas estadounidenses.
Comenzando el 30 de julio, Operation Allies Refuge trajo aviones llenos de pasajeros afganos al Aeropuerto Internacional Dulles, situado en Virginia (en las afueras de Washington), y luego fueron llevados a Fort Lee, cerca de Petersburg, Virginia. Las familias fueron evaluadas previamente y pudieron completar el proceso de inmigración de manera segura en Estados Unidos.
Agencias federales, militares, y no gubernamentales se han unido en este proyecto, explicó Jessica Estrada, directora de servicios para recién llegados de Caridades Católicas de la Diócesis de Arlington.
"En algunas circunstancias, no todos estaríamos trabajando juntos tan bien, pero debido a que se trataba de una situación única, la principal prioridad de todos eran las personas que llegaban", manifestó. "Fue bastante sorprendente verlo".
Seis miembros del personal diocesano de Caridades Católicas han estado trabajando con los recién llegados a Fort Lee, incluido Hekmatullah Latifi, quien llegó a Estados Unidos con su esposa e hijos con una visa especial de inmigrante en 2016.
En Afganistán, Latifi trabajó para la Embajada de Estados Unidos y para la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional. Cuando sintió que su familia estaba siendo amenazada, decidió traerlos a Estados Unidos.
Desde 2008, el país ha recibido alrededor de 70,000 afganos -- quienes ayudaron a estadounidenses en el extranjero -- a través del programa de visas especiales de inmigrante, según reporta el Departamento de Estado de EE. UU. Por lo general, el proceso de solicitud se completa en Afganistán. Sin embargo, debido a la inestable situación actual del país, los inmigrantes deben abandonar el país rápidamente.
"Tuve que esperar dos años en una situación normal para ser procesado en Afganistán", expresó Latifi al periódico diocesano Arlington Catholic Herald. "Pero (en Fort Lee), toda la cadena de personas que están involucradas en este proceso estaban en el mismo piso, en el mismo edificio, sentados en cada habitación.
"Es un sistema muy rápido. En mi vida no había visto un evento de bienvenida tan grande para los refugiados, (de) un alcance tan grande".
La vida ha sido extremadamente difícil en Afganistán para quienes trabajaban para Estados Unidos, acotó Latifi.
"Es una situación (horrible) para todos en este momento", comentó. "Para aquellos directamente involucrados en la misión de Estados Unidos en Afganistán, algunas personas me dijeron que se encerraron en sus casas, que no van a salir, que no dejan que sus hijos salgan porque piensan que podrían ser amenazados".
Latifi dijo que se sentía orgulloso de ayudar a los recién llegados.
"Esas familias fueron recogidas en medio de un incendio y llevadas a un lugar seguro. Es muy emotivo, muy conmovedor", manifestó. "Todas las familias estaban agradecidas por los servicios que recibieron, por la cálida bienvenida que recibieron. Muchas familias nos dijeron: 'No nos sentimos como si estuviéramos en una base militar, sentimos que hemos llegado a nuestros hogares'".
Algunas de las familias recién llegadas se asentarán en la Diócesis de Arlington y muchas tienen conexiones con amigos o familiares en el área, dijo Estrada. Hasta cinco años después de su llegada, Caridades Católicas los ayudará a inscribir a sus hijos en la escuela, obtener atención médica, y encontrar empleo y un lugar donde vivir.
Stephen Carattini, presidente y director ejecutivo de Caridades Católicas diocesanas, dijo que está agradecido de que su equipo haya podido colaborar.
"El ministerio de Caridades Católicas es servir a los pobres, proteger a los vulnerables, y dar la bienvenida al recién llegado. Eso viene de las Escrituras y la enseñanza social católica. Eso es lo que nos esforzamos por hacer todos los días", dijo Carattini.
"La gente viene sin nada y está comenzando de nuevo. Son personas que ayudaron a nuestro gobierno de buena fe y ahora tenemos la oportunidad de devolver ese favor", él agregó.