En marzo, defensores de los derechos de los niños y trabajadores agrícolas presentaron las realidades de cientos de miles de niños que trabajan en la industria agrícola, cuyo agotador trabajo rara vez infringe las leyes sobre trabajo infantil.

"Se calcula que hay entre 300,000 y 500,000 niños trabajadores agrícolas", dijo Julie Taylor, directora ejecutiva de National Farm Worker Ministry (NFWM). Agregó que es difícil saber exactamente cuántos niños están participando en la difícil labor de plantar, cosechar, procesar y empaquetar la comida que la gente come a diario.

Una organización basada en la fe comprometida con la justicia social, económica y racial para los trabajadores agrícolas, NFWM organizó, junto con Child Labor Coalition (CLC), un webinar para hablar del 'Panorama del Trabajo Infantil en la Agricultura' el 28 de marzo.

Taylor explicó que hoy en día la edad mínima federal para trabajar a tiempo completo en la agricultura es de sólo 12 años, mientras tengan el permiso de sus padres y continúen yendo a la escuela. En el sector de agricultura, los jóvenes pueden hacer trabajos calificados como "peligrosos" a los 16 años, cuando la edad es 18 para otras industrias.

En cuanto a las dificultades que enfrentan los niños que trabajan en el sector agrícola, Taylor aseguró que "hay una grave falta de protección legal para ellos." Varios estados no limitan el número de horas de trabajo de los niños y muchos otros permiten que menores de 16 años trabajen siete días a la semana en la agricultura. "Uno se pregunta, ¿dónde queda el tiempo, la energía o la fuerza física, incluso la salud y la escuela?"

La seguridad y la salud es el mayor problema de los niños porque la agricultura es el sector más peligroso en los Estados Unidos, en general, donde se permite a los niños. Según el National Children's Center for Rural and Agricultural Health and Safety, 33 niños se lesionan a diario en las granjas y cada tres días un niño muere en un accidente relacionado con la agricultura.

"Los cuerpos y cerebros de los niños aún están en desarrollo, por lo que son particularmente vulnerables a los efectos nocivos de los pesticidas, las enfermedades relacionadas con el calor, el contacto violento con animales o incluso tristemente, con otros humanos", dijo Taylor

El estatus migratorio de un menor, sus padres o de toda su familia supone también otro desafío para estos niños, ya que los hace más susceptibles a la explotación y puede ser una barrera para acceder a los recursos comunitarios que necesitan las familias campesinas.

Según el Centro Nacional para la Salud de los Trabajadores Agrícolas, el 70% de los trabajadores agrícolas son nacidos en el extranjero y la mitad son indocumentados.

Estos trabajadores del campo, debido a su estatus migratorio, no reportan los problemas que tienen en sus trabajos debido a que no quieren ser identificados como indocumentados o estar en riesgo de ser deportados.

"Existe también un impacto educacional. Los estudiantes migrantes tienen uno de los más altos índices de abandono escolar en los Estados Unidos y muchos de los niños que emigran con sus familias para trabajar en el campo cambian de escuela dos o tres veces al año", afirmó Taylor.

En el desarrollo del webinar se planteó por qué trabajan los niños en la agricultura. El 20% de todos los trabajadores agrícolas "tienen unos ingresos familiares por debajo del umbral de pobreza," dijo Taylor. "Cuando los padres ganan salarios de pobreza, necesitan que sus hijos también trabajen".

Norma Flores López, quien lidera el área de asuntos domésticos de Child Labor Coalition (CLC), es una reconocida activista contra la explotación de menores en la agricultura, sector donde ella misma trabajó en su infancia para ayudar a su familia.

Ella dijo que la falta de oportunidades y la falta de educación son determinantes en el futuro para estos menores trabajadores agrícolas. "Aunque estuviéramos enfermos, nos esforzábamos por estar ahí fuera porque sabíamos lo que significaba perder un día de salario para nuestra familia".

"La pobreza extrema es la que sigue empujando a los trabajadores a los campos y deja a algunos muy vulnerables a la explotación", puntualizó Flores, quien en 2021 recibió el premio Iqbal Masih del Departamento de Trabajo de EE.UU., por su lucha en la erradicación del trabajo infantil.

Flores añadió que a menudo es más difícil para las familias migrantes que trabajan en las granjas sin la documentación adecuada. Añadió que muchas familias que trabajan en la granja dependen del cultivador para proporcionar vivienda, que a menudo viene con la expectativa de que trabaje todo el que tenga la edad mínima para trabajar legalmente.

"Mis padres no podían vivir en una vivienda para inmigrantes y decir: 'No quiero que mis hijos trabajen hasta que tengan 16 años'... Esa no era una opción", dijo.

Flores dijo que es "inconcebible" permitir que los niños trabajen "más de 40 horas a la semana. Poder, como hice yo, trabajar 70, 80 horas a la semana, jornadas de 10 a 12 horas, a menudo sin días libres durante el verano, porque eso es lo que exige la cosecha".

La Iglesia ha denunciado sistemáticamente el trabajo infantil. En uno de sus pronunciamientos más recientes, el Papa Francisco declaró que el trabajo infantil "es robar el futuro a los niños y por tanto a la humanidad misma".

Antes de una conferencia del 2021 para erradicar el trabajo infantil, que fue organizada por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, el Papa Francisco dijo que "Todos los actores sociales son llamados a combatir el trabajo infantil y las causas que lo determinan".

"El modo en el que nos relacionamos con los niños, la medida con la que respetamos su innata dignidad humana y sus derechos fundamentales, expresan qué tipo de adultos somos y queremos ser y qué tipo de sociedad queremos construir", reflexionó el pontífice.

El Papa aseguró que para combatir el flagelo del trabajo infantil "debemos animar a los Estados y a los actores del mundo empresarial a crear oportunidades de trabajo digno con salarios justos, que consientan satisfacer las necesidades de las familias sin que los hijos sean obligados a trabajar".

Durante el webinar en marzo, Flores habló además de la legislación que la Coalición contra el Trabajo Infantil (CLC) y otras organizaciones están defendiendo para promulgar cambios.

Una de ellas es la Children's Act for Responsible Employment and Farm Safety (CARE Act), que modificaría la legislación laboral estadounidense para elevar la edad mínima de contratación en la agricultura a 14 años, y la edad mínima para realizar trabajos peligrosos a 18 años, igualando las edades mínimas de otros ámbitos laborales. También aumentaría las multas mínimas para los empresarios que infrinjan la legislación sobre trabajo infantil en la agricultura cuando esas infracciones provoquen lesiones graves, enfermedades o la muerte de menores.

El proyecto de ley se ha presentado en cada sesión legislativa desde aproximadamente 2009, dijo Flores, añadiendo que esperan que el proyecto de ley se reintroduzca de nuevo pronto.

"No deberíamos tener a ese mismo niño de 12 años trabajando en una de las industrias más peligrosas, expuesto a peligros como pesticidas, exposición al calor, agresión sexual, herramientas afiladas, maquinaria pesada, cualquiera de esas cosas", dijo. "Tenemos que asegurarnos de que se proteja a todos los niños por igual".

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Marietha Góngora V. escribe para OSV News desde Washington.