Muchas parroquias católicas en Texas continuarán pidiendo a los feligreses que usen máscaras faciales y limitarán la capacidad para las misas. Esto sería a pesar del anuncio del 2 de marzo del gobernador del estado, Greg Abbott, quien comunicó que estas restricciones pandémicas se levantarían esta semana.

El obispo Mark J. Seitz de El Paso expuso que ha recibido muchas preguntas después del anuncio del gobernador sobre si el levantamiento del mandato afectaría las prácticas de seguridad de coronavirus en las parroquias.

"¡La respuesta corta es no!" dijo en una declaración del 4 de marzo, destacando que Abbott a menudo ha señalado que "las iglesias son libres de ejercer su libertad religiosa y establecer sus propios protocolos".

"Los protocolos que hemos establecido tenían la intención de colaborar con las prácticas estatales y locales, pero no se llevaron a cabo bajo la dirección de estas entidades", sostuvo el obispo Seitz.

El obispo enfatizó que las parroquias católicas en el condado de El Paso "no harán ningún cambio en este momento a los protocolos que tenemos establecido actualmente. Por el momento, las iglesias estarán limitadas a un máximo del 25 por ciento de su capacidad. Además, se seguirá requiriendo distanciamiento social y máscaras en todas las instalaciones de la iglesia".

El gobernador de Mississippi, Tate Reeves, anunció de manera similar, el 2 de marzo, que levantaría el mandato de máscara de ese estado, efectivo al día siguiente, y que las empresas podrían operar a plena capacidad. Docenas de otros estados han relajado las restricciones sobre los requisitos de las mascarillas o nunca las han aplicado.

Texas ha tenido el mandato de la máscara desde julio y ahora es el estado más grande que no cuenta con este protocolo. Abbott anunció en Twitter el 2 de marzo:

"Acabo de anunciar que Texas está ABIERTO al 100 por ciento. TODO. También cancelé el mandato de máscaras en todo el estado". El gobernador continuó citando números bajos de hospitalizaciones por COVID-19 como también una disminución en el número de infecciones.

El Dr. Anthony Fauci, el principal experto en enfermedades infecciosas de la nación, ha calificado las órdenes de Mississippi y Texas como "imprudentes", particularmente a la luz del estancamiento en el número de infecciones.

A su vez, Rochelle Walensky, directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, también advirtió contra estas acciones. En una sesión informativa en la Casa Blanca el 1 de marzo, dijo: "Nos pone en una posición en la que podemos perder por completo el terreno ganado con tanto esfuerzo", si las restricciones se relajan en un momento en que están surgiendo variantes de coronavirus.

El obispo Seitz dijo que a pesar de que la cantidad de casos de COVID-19 ha disminuido en la región de El Paso, el área todavía tiene el porcentaje más alto de hospitalizaciones debido al coronavirus que cualquier otra ciudad grande de Texas. El continúo diciendo que todavía hay muertes relacionadas con COVID-19 y que los sacerdotes diocesanos siguen reportando llamadas de familias con seres queridos que padecen el virus.

Debido a la disminución de casos de COVID-19, la diócesis ha reanudado celebraciones de ritos funerarios y bodas. Los funcionarios diocesanos también se han sentido alentados por la cantidad de personas que han recibido la vacuna COVID-19, aunque el obispo expresó que la comunidad "no está ni cerca al nivel que los expertos se refieren como ‘inmunidad colectiva’ y no alcanzaremos ese nivel por algún tiempo".

Sin embargo, él expresó esperanza de que ese día llegaría pronto y que, "a medida que continúe el progreso, si Dios quiere, pronto podremos relajar estas limitaciones. Por el momento, sin embargo, debemos mantener (este) rumbo por el bien de todos los miembros de la iglesia de El Paso y nuestra comunidad también".

En una carta pastoral emitida el 4 de marzo, el obispo Michael F. Olson de Fort Worth, Texas, dijo que después de consultar con sacerdotes diocesanos, funcionarios cívicos, miembros del laicado, y médicos y profesionales de salud, decidió que la diócesis debería mantener sus protocolos de seguridad en su lugar.

Los protocolos han incluido el uso de máscaras, la práctica del distanciamiento social, la recepción de la Comunión solo en la mano, y el uso frecuente y regular de desinfectantes y lavado de manos.

El obispo Olson escribió que "es nuestra responsabilidad cristiana mantener nuestro interés por los demás, especialmente por los más vulnerables, para que podamos asistir a misa de manera segura y contribuir al bien común de nuestras parroquias y la comunidad en general de nuestras ciudades, condados, y estado".

El obispo también enfatizó que la diócesis se está dirigiendo gradualmente hacia un momento en que pueda "relajar de manera segura nuestras restricciones y protocolos a medida que disminuyan las hospitalizaciones y las personas estén inmunizadas".

El también dijo que la iglesia no se está dirigiendo "hacia un sentido moderno de subordinación al gobierno civil ni hacia una disposición igualmente contemporánea de autosuficiencia y autonomía -- negligente de nuestras responsabilidades naturales en la caridad y la justicia hacia Dios y nuestro prójimo".

Asimismo, el arzobispo Gustavo García-Siller de San Antonio, en un comunicado del 4 de marzo, señaló que después de revisar la orden del gobernador y obtener asesoramiento de las autoridades de salud y funcionarios cívicos locales determinó, "que todas las medidas de seguridad vigentes en el momento actual continuarán en toda la Arquidiócesis de San Antonio hasta nuevo aviso".

El sostuvo que el uso de mascarillas, junto con el distanciamiento social y los procedimientos regulares de lavado y desinfección de manos "han sido efectivos para mantenernos a salvo. Estos no cambiarán en este momento". También instó a los pastores continuar transmitiendo misas en vivo.

El obispo Joseph E. Strickland de Tyler, Texas, está adoptando un enfoque diferente. En un comunicado del 3 de marzo, expuso que, a la luz del anuncio del gobernador, estaba levantando la dispensa de la obligación de asistir a misa los domingos y días festivos de obligación a partir del 10 de marzo, excepto para aquellos que estén enfermos, en alto riesgo de COVID-19, embarazadas, cuidando a enfermos, o confinados en casa o que tienen un "miedo o ansiedad significativos de enfermarse por estar en misa".

El obispo Strickland dijo que los pastores podrían abrir bancos adicionales en las iglesias, pero aún así deberían asegurarse de que exista un distanciamiento social entre miembros de distintos hogares.

Con respecto a las mascarillas, el expresó: "Si bien no existe el requisito de usar mascarillas, y es una elección individual, animo a todos a que sigan las recomendaciones de los de la CDC".

También dijo que las parroquias pueden tener disponible agua bendita, himnarios, y misales, y enfatizó que el agua bendita debe cambiarse y las fuentes se deben limpiar con frecuencia. La Sagrada Comunión debe continuar siendo solo en forma de pan, no de vino, para la congregación y los eventos sociales de la parroquia, las clases, y otras actividades están permitidas si siguen las pautas de la CDC.

En sus declaraciones, los obispos instaron orar por las pérdidas del año pasado y por la curación continua.

El obispo Seitz instó a los católicos diocesanos "continuar orando por todos los que actualmente sufren de este virus insidioso y por todos nuestros seres queridos que han muerto en este año de pandemia".