Con mucha alegría y esperanza los feligreses del área metropolitana de Washington recibieron la consagración como obispos auxiliares de la Arquidiócesis de Washington de los sacerdotes Evelio Menjívar-Ayala y Juan Espósito-García, quienes fueron ordenados el 21 de febrero por el Cardenal Wilton Gregory en la Catedral de San Mateo El Apóstol.

En la ceremonia de ordenación estuvieron presentes el nuncio apostólico en Estados Unidos, Christophe Pierre; el Cardenal Donald Wuerl, arzobispo emérito de Washington; así como los Obispos Mario Dorsonville y Roy E. Campbell, entre otros invitados. La delegación episcopal de El Salvador estuvo encabezada por el Cardenal Gregorio Rosa Chávez.

Al iniciarse el rito de ordenación, el Nuncio Pierre leyó la carta apostólica de designación, porque sólo puede realizarse una consagración episcopal si lo manda el Santo Padre.

El Obispo Menjívar-Ayala nació en Chalatenango, El Salvador, el 14 de agosto de 1970. Llegó a los Estados Unidos con su hermano cuando era adolescente debido a la violencia y en su país de origen. Ordenado en la Arquidiócesis de Washington el 29 de mayo de 2004, ha sido pastor en Landover Hills desde 2017.

Se cree que es el primer obispo de los Estados Unidos nacido en El Salvador. La archidiócesis de Washington es hogar de una de las comunidades salvadoreñas más numerosas del país.

En su homilía, el Cardenal Wilton Gregory, arzobispo de Washington, recordó que Monseñor Menjívar-Ayala fue un humilde trabajador manual mientras se adaptaba a su nueva vida como inmigrante en Estados Unidos, por lo que conoce a la perfección la dignidad del trabajo y la necesidad de entender a quienes todos los días cumplen largas jornadas laborales para llevar el sustento a sus familias.

"Jesús era conocido como un trabajador común y, a menudo, lo llamaban el hijo del carpintero antes de que comenzara su ministerio público", dijo el cardenal. "Él nunca perdió esa comprensión de la dignidad del trabajo duro y tú tampoco debes hacerlo. Las personas estarán más dispuestas a escucharte y creerte cuando sepan que comprendes las luchas y las pruebas que ellos mismos soportan".

Nacido en Argentina, el Obispo Esposito-García fue ordenado sacerdote para la Arquidiócesis de Washington el 14 de junio de 2008. Ha sido funcionario del dicasterio desde 2018 y fue nombrado monseñor en 2020.

El cardenal destacó la condición de abogado, experto en derecho civil y canónico de Monseñor Espósito-García, quien por sus conocimientos, humildad e inteligencia fue llamado a la Santa Sede para que su perspectiva equilibrada de las cosas contribuya a la aplicación de la justicia y la misericordia en el cuidado del Pueblo de Cristo.

De 2012 a 2018, el Monseñor Espósito-García fue vicario judicial adjunto y vicario judicial del tribunal arquidiocesano de Washington; de 2014 a 2017, fue vicario judicial adjunto y vicario judicial del tribunal.

"Tenemos un número considerable de sacerdotes destacados en esta Iglesia local que fueron abogados antes de convertirse en sacerdotes. Washington es un lugar con muchos abogados. Ahora tendremos, en Juan, un obispo que es abogado", dijo el Cardenal Gregory. "Tu corazón sacerdotal ha sido moldeado y formado al ayudar al Papa Francisco a encontrar, identificar y seleccionar candidatos dignos de elogio para el episcopado. Conoces de primera mano las cualidades que la Iglesia busca en tales candidatos. Ahora, basado en tu historia, debes comenzar a practicar esas mismas virtudes dentro de esta Iglesia local".

El Cardenal Gregory reconoció que hoy "no es fácil ser obispo en la Iglesia", indicando que históricamente muchos obispos que fueron llamados al servicio durante diferentes momentos de dificultades eclesiales fueron mal interpretados, en ocasiones ridiculizados e incluso condenados, tal como lo fue Jesús y sus primeros discípulos.

"Sean conscientes que también hay innumerables bendiciones que ustedes dos descubrirán en el gozo de llevar y recibir del Pueblo de Dios", enfatizó el cardenal Gregory. "Como nos ha advertido el Papa Francisco, cuando adquiramos el olor de las ovejas, los miembros de la Iglesia nos confiarán sus más profundos deseos y anhelos espirituales. Deben consolar y animar constantemente a todos los fieles de la Iglesia a profundizar su amor por Cristo".

Asimismo, fue claro en señalar que la labor de un obispo impone tres obligaciones: Gobierno eclesial del Pueblo de Dios, que implica busca reunir a los fieles en la seguridad y esperanza de vivir dentro de una comunidad de amor; Maestro de la fe de la Iglesia, no de forma selectiva ni ocasional, sino en donde sus enseñanzas ayuden a ganar corazones y que los fieles los vean vivir la verdad que anuncian; Santificar el rebaño a través de la oración, compartir los sacramentos y bendecir en los momentos de gran gozo y, también, de profunda tristeza.

"Nunca olviden que el corazón de un obispo debe estar abierto a todos, a los jóvenes, ancianos, enfermos, inmigrantes, pero muy especialmente, a los pobres. Como Cristo Jesús mismo, debemos esforzarnos por acoger a todos con mansedumbre de espíritu y amor", manifestó el Cardenal Gregory.

El arzobispo de Washington aprovechó el momento para dirigirse a los familiares de ambos obispos llegados desde El Salvador y Argentina. "Expreso mi profundo agradecimiento por ayudar a Evelio y Juan a descubrir y amar a Cristo Jesús. En verdad, hoy nunca hubiera amanecido si primero no hubieran encontrado la fe dentro de sus hogares y alrededor de sus mesas familiares. Por favor, busquen siempre un momento para agradecerles, honrarlos y decirles cuánto los aman".

Es importante destacar que luego de la homilía, el Cardenal Gregory realizó el ritual de la Promesa del Elegido en español, teniendo a los Monseñores Menjívar y Espósito de pie frente al altar para ser interrogados sobre su fe y sus disposiciones.

Las preguntas se iniciaron con la siguiente admonición: "Una antigua disposición de los Santos Padres establece que quien ha sido elegido para el Orden episcopal sea previamente examinado ante el pueblo, sobre su fe y sobre su futuro ministerio. Por tanto, amados hermanos, es necesario que, en primer lugar, hagas ante la Iglesia, aquí reunida, tu profesión de fe".

Acto seguido, los dos monseñores se postraron en el piso mientras el coro de la Catedral de San Mateo Apóstol recitaba las "Letanías de los Santos". Luego, el cardenal y obispos presentes les impusieron las manos en silencio, mientras los obispos-electos se arrodillaban.

Más tarde, con el Evangeliario sobre la cabeza de los Monseñores Menjívar y Espósito, el Cardenal Gregory pronunció la oración consagratoria. Finalmente, el Cardenal Gregory puso en manos de cada nuevo obispo el báculo pastoral, signo de la jurisdicción que tienen, la potestad de regir en una iglesia particular y que es también símbolo de pastor. En ese momento, se pusieron de pie los ahora obispos para recibir frente al altar el signo de la paz de todos los obispos presentes.

Antes de concluir la Misa de ordenación, el Obispo Espósito-García agradeció al Papa Francisco por haberlo elegido para servir a la Iglesia y al Cardenal Wilton Gregory por su apoyo constante durante su ejercicio pastoral.

"Gracias al Papa Francisco, gracias al Cardenal Gregory y a todos mis hermanos sacerdotes. También doy gracias a mis padres, mis dos hermanas y mis amigos más cercanos. Doy gracias por el don de la fe, el ejemplo, el apoyo a mi vocación sacerdotal y el acompañamiento incondicional", expresó. "Igualmente, agradezco a nuestra querida comunidad hispana por haberme acompañado siempre en mi ministerio pastoral. Gracias por todo lo que contribuyen y enriquecen a la vida de fe en la iglesia en Estados Unidos y en nuestra Arquidiócesis de Washington".

De igual modo, el Obispo Menjívar-Ayala expresó su infinito agradecimiento a Dios por la presencia de su madre y de mi familia. También, tuvo un reconociendo especial a la delegación que llegó de El Salvador, tierra donde nació y recibió la fe.

"Por más de 18 años de vida sacerdotal mi familia ha ido creciendo y multiplicándose, porque ya todos ustedes, son mi madre, mis hermanos, mis hermanas, mi pueblo", dijo. "Mi gran deseo es que caminemos juntos como discípulos de Jesús, y que en este caminar no dejemos a nadie atrás. Si alguien se cae, o se desanima, tendámosle la mano diciéndole: ¡Ánimo, levántate, sigamos caminando! Que San Oscar Romero interceda ante Dios para que nuestras Iglesias y sus pastores seamos siempre fieles a Cristo, al evangelio y al pueblo de Dios. Que María, nuestra Señora de Guadalupe nos cubra siempre con su manto y nos lleve a su Hijo Jesús".

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Miguel Vivanco es el sub-director de El Pregonero, el periódico en español de la Arquidiócesis de Washington.