MIAMI -- Elías Rodríguez de 21 años vino de Nicaragua a Miami con su familia hace tres meses.

"Tenemos un régimen que encarcela a la gente injustamente sólo por sacar una bandera azul y blanco de nuestro país", dijo, refiriéndose a la bandera de Nicaragua, que se convirtió en el símbolo que la población usaba en las marchas multitudinarias que se realizaron desde el 2018 en contra del régimen de Daniel Ortega.

Rodríguez participó en las protestas del 2018 y por eso dispararon a su casa y saquearon su negocio familiar, dijo. No salieron antes del país por razones económicas, indicó.

"Por pensar diferente al gobierno nos persiguen. A todos los que hablan mal del dictador (Daniel Ortega), porque no es un presidente es un dictador, nos meten presos o nos matan", dijo Rodríguez, y agregó que desde Miami quiere ser la voz de los seis millones de nicaragüenses -- la población de Nicaragua -- que están prisioneros por el régimen.

"Hoy venimos a apoyar a nuestros hermanos nicaragüenses. A los que acaban de venir al exilio porque fueron botados de su propio país y a apoyar a nuestro sacerdote [el Obispo] Álvarez, porque esperamos que muy pronto sea liberado", dijo Rodríguez, haciendo referencia al obispo de Matagalpa que fue recientemente condenado a 26 años en prisión por oponerse al régimen.

Rodríguez habló con La Voz Católica, el periódico en español de la Arquidiócesis de Miami, después de la Misa de acción de gracias por la sorpresiva liberación de más de 200 presos políticos nicaragüenses que llegaron a Washington el 9 de febrero.

La Misa se celebró el 12 de febrero, en la parroquia St. Agatha en Sweetwater, al oeste de Miami, donde se congrega una de las comunidades más grandes de nicaragüenses en los Estados Unidos. La Misa fue presidida por El Obispo Silvio Báez, Obispo Auxiliar de Managua, y concelebrada por dos sacerdotes parte de los más de 200 liberados, el Padre José Luis Díaz y el Padre Benito Martínez Gamboa, de las Diócesis de Matagalpa y de León respectivamente.

"Hoy damos gracias al Señor porque están fuera de la cárcel y se abre para ellos una nueva etapa llena de gracia y de luz, en la que ni nosotros sus hermanos ni el Señor los va a abandonar", dijo El Obispo Báez durante su homilía de la Misa.

"Son criminales quienes llevan a la cárcel a personas justas y quienes destierran a los ciudadanos de su propio país", indicó El Obispo Báez, quien también vive en el exilio desde el 2019.

En 2018, empezaron en Nicaragua las manifestaciones masivas contra el régimen de Ortega-Murillo. Las protestas de la población fueron reprimidas por el régimen con extrema violencia, causando más de 300 muertos, alrededor de 800 detenciones y más de 100,000 exiliados, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

Desde entonces, el régimen ha ilegalizado a partidos opositores, ha clausurado medios de comunicación independientes y religiosas, ha cerrado universidades privadas, ha perseguido a sacerdotes y expulsado religiosos.

En un contundente mensaje al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, señaló que "ofender con rabia, difamar con venganza, encarcelar injustamente, torturar con saña y condenar al destierro son auténticos crímenes. Y quienes actúan de este modo son criminales que deberán comparecer ante la justicia tarde o temprano".

Señaló también su dolor por la encarcelación de Mons. Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa, quien después de negarse a salir de Nicaragua con los otros 222 presos políticos fue condenado a 26 años de cárcel, el 10 de febrero, por supuestos delitos de "conspiración y propagación de noticias falsas" y trasladado de su arresto domiciliario al penal La Modelo.

El Obispo Álvarez fue apresado en agosto de 2022 junto con seis religiosos y un laico por un contingente policial que entró a la casa parroquial de Matagalpa violentamente. Fue detenido porque en sus homilías criticaba fuertemente los abusos del régimen nicaragüense contra la población.

En una entrevista para La Voz Católica sobre la liberación de los presos políticos de Nicaragua, el Obispo Báez señaló que sintió mucha alegría "por ver la libertad de personas inocentes que habían sido encarceladas, torturadas, maltratadas simplemente por luchar por la justicia y por una nueva sociedad en Nicaragua. Y un profundo dolor por la humillación tan vulgar a la que han querido someter a El Obispo Álvarez".

Mencionó que el Obispo Álvarez le había dicho cuando estaba con arresto domiciliario "que él no se iría nunca, que lo había discernido ante el señor y la Virgen. Yo sabía que a Rolando no lo iban a doblegar. Él es un hombre de una altura ética tan grande, una coherencia profética tan profunda, que en realidad es él quien los ha doblegado. Y como dije en las redes sociales: no lo han condenado, ellos se han condenado a sí mismos".

El Obispo Báez mencionó el apoyo del Papa Francisco en el Ángelus del 12 de febrero. "En su corazón ha habido un espacio para Rolando, para los desterrados que han llegado a Estados Unidos el jueves, para Nicaragua entera. Que las palabras y la oración del Santo Padre nos animen y nos den esperanza. Hemos recibido también solidaridad de muchísimos episcopados del mundo", indicó.

Pidió seguir rezando por el Obispo Álvarez para que sea fuerte, para que el señor le de salud, esperanza y sabiduría.

"Lo que ha ocurrido en Nicaragua, y en eso coinciden todos los excarcelados, ha sido un milagro, ha sido obra de Dios, la fuerza de la oración de la Iglesia. Es como la alborada de un nuevo día y de una nueva etapa histórica de libertad y justicia que se abre", dijo el Obispo Báez.

Explicó que, con esta situación, el mundo entero ha puesto los ojos en Nicaragua, y pidió "no desalentarnos ni sentirnos débiles. Denunciemos con valentía los crímenes de los tiranos, no callemos, porque hay silencios que matan".

Al finalizar la Misa, un grupo de expresos políticos que llegaron a Miami, envueltos en banderas nicaragüenses, recibieron la bendición del Obispo Báez y el aplauso de toda la congregación.

"Vivimos un momento histórico en el que los tiranos violentos y criminales ya han cruzado la línea de lo racional y de lo humano. Pero no nos engañemos, no se están mostrando ser fuertes, están mostrando su debilidad y su miedo", agregó el Obispo Báez.

El párroco de St. Agatha, el Padre Marcos Somarriba, también de origen nicaragüense, dijo que es una inmensa alegría que dos de los sacerdotes recién liberados hayan escogido esta parroquia, "donde vienen a respirar y sentirse en casa. Porque hemos perdido la nuestra; hasta yo hace 42 años. Pero St. Agatha con el corazón abierto, la comunidad cubana, venezolana, nicaragüense, los recibe".

El Padre Somarriba dijo haberse emocionado mucho cuando los sacerdotes le contaron "que cuando los trasladaban de una celda a otra, los presos se arrodillaban al verlos pasar, y ellos, queriendo dar la bendición y los guardias le golpeaban la mano para abajo".

"Tal vez no iba el Santísimo, pero iba el Alter Cristus, el sacerdote que celebra la Eucaristía. Fue una forma de decirles, reconocemos en ustedes el rostro de Dios", dijo el Padre Somarriba.

Les pidió a sus feligreses: "Oren por los sacerdotes, sigamos orando por Mons. Álvarez, porque cada uno de ellos es un Cristo con la cruz a cuestas en el camino al calvario y no pueden estar solos".

El Obispo Báez agradeció al Arzobispo Thomas Wenski de Miami por haber abierto la Arquidiócesis y el seminario con tanta generosidad para los sacerdotes y seminaristas que llegaron de Nicaragua.

"Les ofrezco la hospitalidad del seminario, así como la oportunidad de aclimatarse y ver cuáles son los siguientes pasos", dijo el Arzobispo Wenski en una entrevista con el Florida Catholic, el 11 de febrero.

Asimismo, les ofreció el apoyo de las Caridades Católicas y de los Servicios Legales Católicos de la Arquidiócesis de Miami para ayudarlos con sus trámites de inmigración.

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Rocío Granados es una reportera de La Voz Católica, el periódico en español de la Arquidiócesis de Miami, el cual es parte de Florida Catholic Media.