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El mundo ‘tiene hambre de justicia y misericordia’, afirma el nuevo obispo de Austin

El obispo Daniel E. Garcia, nacido y criado en el centro de Texas, pronunció una emotiva homilía en la que condenó el racismo y el trato severo a los migrantes durante su toma de posesión como sexto obispo de la Diócesis de Austin, Texas, el 18 de septiembre.

Fue en el santuario blanco y dorado de la misma iglesia parroquial, St. William en Round Rock, donde, hace más de 10 años, fue ordenado como el primer obispo auxiliar de la diócesis que ahora dirige.

"No podemos quedarnos de brazos cruzados y decir que amamos a Dios pero ignoramos a nuestro prójimo, ya sea que esa personas estén aquí legalmente o no", afirmó en español e inglés. "Esta retórica odiosa y vil hacia nuestros hermanos y hermanas inmigrantes es vergonzosa. Todos (rendiremos) cuentas de nuestras acciones, o de nuestra falta de ella".

Entre los principales concelebrantes de la Misa bilingüe de toma de posesión, la cual duró dos horas, se encontraban el cardenal Christopher Pierre, nuncio apostólico en Estados Unidos, y el cardenal Daniel N. DiNardo, arzobispo emérito de Galveston-Houston.

Los 1.500 fieles presentes rompieron en una ovación cuando el obispo Garcia fue conducido a la cátedra, la silla del obispo, por el arzobispo Joe S. Vásquez, de Galveston-Houston, y el cardenal Pierre.

El obispo Garcia, que cumplió 65 años el 30 de agosto, era anteriormente obispo de Monterey, California, cargo para el que fue nombrado por el Papa Francisco el 27 de noviembre de 2018 y tomó posesión el 29 de enero de 2019. Antes de eso, el 21 de enero de 2015, el Papa lo nombró obispo auxiliar de Austin y su ordenación episcopal tuvo lugar el 3 de marzo de 2015.

El obispo Garcia sucede al arzobispo Vásquez, que fue el quinto obispo de Austin hasta que fue nombrado arzobispo de Galveston-Houston en enero y tomó posesión el 25 de marzo.

"Las palabras no pueden expresar adecuadamente los sentimientos y emociones que me embargan en este momento", comenzó diciendo el obispo Garcia. Y dirigiéndose a su rebaño en la Diócesis de Monterey, dijo: "Fue allí, en California, donde aprendí lo que significa pastorear una iglesia local... Ustedes me han formado y preparado para servir en la función que la iglesia ahora me pide asumir aquí en la Diocese de Austin. Siempre los llevaré conmigo".

A continuación, habló de un mundo "hambriento de justicia y misericordia" mientras sufre "dolor y miseria", un tema clave en su homilía, la que fue pronunciada mayormente en inglés pero que incluyó varias secciones en español.

"Los encontramos en nuestras familias, entre nuestros amigos y compañeros de trabajo", dijo. "Puede que no podamos evitar parte del dolor que se experimenta, pero podemos tomar decisiones sobre cómo elegir responder a estos acontecimientos".

"La mayoría de nosotros", continuó, "estamos llamados a bajar de la montaña y encontrar a Dios a través de las experiencias de las personas que encontramos a lo largo del viaje de la vida. Dios nos llama a ti y a mí a ensuciarnos las manos y los pies".

Con ese fin, "nos llama a trabajar con personas que sufren y se encuentran en situaciones muy complicadas y complejas", dijo el obispo. "¿Por qué? Creo que Dios nos ha creado a todos y cada uno de nosotros a su imagen y semejanza. Pero esta imagen, con el tiempo, puede desfigurarse y volverse quizás indeseable. Sin embargo, para Dios, nadie es indeseable".

"Jesús nunca dejó de intentar ablandar los corazones, independientemente de dónde se encuentren o de dónde sean", dijo. "Tenemos que volver a aprender a mantener conversaciones en las que podamos estar en desacuerdo unos con otros y seguir siendo capaces de sentarnos a la mesa y disfrutar de la presencia de los demás, en lugar de buscar lo que no nos gusta del otro".

El obispo Garcia dijo que sus propias experiencias con el racismo y las diferencias religiosas "a menudo han sido desgarradoras, pero reales". Hizo un llamamiento a "no tolerar el racismo, los prejuicios o la falta de aceptación porque alguien sea diferente o piense de forma diferente".

"Creo que Dios llora cada vez que uno de nuestros hermanos o hermanas es herido por acciones, palabras o gestos" que representan "una indiferencia hacia las dificultades de los demás".

"Es hora de que tú y yo", concluyó, "cambiemos la forma en que nos tratamos unos a otros, especialmente a los más desfavorecidos. Si la Iglesia quiere crecer, debemos, ante todo, hacer que las personas se sientan bienvenidas y que tengan dones que deben ser honrados y atesorados".

En una rueda de prensa celebrada en julio con motivo de su nombramiento, el obispo Garcia prometió ser la voz de los "desatendidos y marginados", incluidos los inmigrantes indocumentados en Estados Unidos.

"Ahí es donde debe estar la Iglesia para asegurarse de que la gente no olvide a aquellos que a menudo son olvidados", afirmó.

"Se puede estar en desacuerdo con la política", añadió. "Pero el papel de la Iglesia es hacer saber a la gente que todos hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios".

El obispo Garcia nació el 20 de agosto de 1960 en Cameron, donde creció. Es el mayor de cuatro hermanos; tiene tres hermanas menores.

Tiene un título de asociado del Tyler Junior College y una licenciatura y un máster en teología de la Universidad de St. Thomas en Houston.

Fue ordenado sacerdote para la Diócesis de Austin el 28 de mayo de 1988 por el obispo John E. McCarthy, tras lo cual obtuvo un máster en estudios litúrgicos de la Universidad de St. John en Collegeville, Minnesota.

Las primeras misiones del obispo Garcia fueron como pastor asociado en St. Catherine of Siena Parish, Cristo Rey Parish, y St. Louis King of France Parish, todas ellas en Austin.

A mediados de la década de 1990, prestó servicio en la Arquidiócesis de Galveston-Houston en la parroquia St. Mary Magdalene en Humble y fue el párroco fundador de la parroquia St. Vincent de Paul en Austin, donde guió a la comunidad a través de su formación y múltiples proyectos de construcción, incluida la construcción de una iglesia y un santuario permanentes.

Más allá del ministerio parroquial, el obispo Garcia desempeñó varias funciones diocesanas, entre ellas el servicio en la oficina de vocaciones, la junta de personal sacerdotal y el consejo presbiteral, donde también ocupó el cargo de presidente.

En 2014, fue nombrado vicario general y moderador de la curia de la diócesis de Austin por el ahora arzobispo Vásquez.

El obispo Garcia ha formado parte del Comité de Comunicaciones y del Comité de Culto Divino de la Conferencia de los Obispos Católicos de Estados Unidos. También es miembro de la junta directiva de Catholic Relief Services.

La Diócesis de Austin, que abarca 25 condados en el centro de Texas, cuenta con más de 678.000 católicos repartidos en 21.000 millas cuadradas y contiene 127 parroquias, misiones y centros católicos universitarios. Su sitio web incluye una página con recursos para inmigrantes.

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Kurt Jensen escribe para OSV News desde Washington.

 

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