Cirujano. Diplomático. Soldado. Olímpico.
La vida y los logros de Tirso del Junco, fallecido a los 98 años el 4 de septiembre, no son fáciles de seguir.
Inmigrante cubano, forjó una exitosa carrera que incluyó su participación en el intento de liberación de la Bahía de Cochinos, la fundación del Banco Nacional de Los Ángeles y el cargo de presidente del Partido Republicano de California en dos ocasiones.
Sin embargo, fue siempre en su consulta de cirujano donde mejor demostró el mayor honor de Del Junco: una tranquila vida de caridad. Allí guardaba una gran variedad de recuerdos -estatuas religiosas, fotos familiares, notas y mucho más- de innumerables pacientes que necesitaban ayuda pero no tenían capacidad de pago.
"Mi padre era una de esas personas tan generosas, pero la gente no lo sabía", afirma Rosie Erikson, una de los cuatro hijos del Junco. "En las últimas semanas, he recibido algunas llamadas y no me había dado cuenta de a cuánta gente había ayudado mi padre porque él no hablaba de eso".
Su compromiso con sus pacientes se demostraba no sólo ayudando a los que no tenían medios, sino en la forma en que elegía tratar a cada cliente con dignidad.
"Se tomaba mucho tiempo para sentarse, escuchar y oír lo que le pasaba a cada paciente", dice Erikson. "No sólo sus dolencias físicas. Para él era muy importante hablar de verdad con sus pacientes, y creo sinceramente que sus pacientes le querían."
Quienes le conocieron dicen que la labor caritativa de del Junco fluía de una vida de fe, igualmente callada pero igual de importante.
"Apenas podía andar", dijo Erikson, "pero seguía yendo a misa los domingos".
Fue esa encrucijada de fe y caridad la que le llevó a uno de sus mayores logros: En el momento de su muerte, del Junco era el miembro más antiguo de la Asociación Occidental de la Soberana Orden de Malta, una prestigiosa orden de laicos católicos dedicada a la ayuda médica y humanitaria.
Como Caballero de Malta, del Junco participaba frecuentemente en proyectos de servicio y como representante de la orden en liturgias especiales.
Tenía una conexión especial con las Hermanas Carmelitas de Santa Teresita, y llegó a conectar con Erikson para ejercer de coordinador de caridad. Tal vez el punto culminante de su mandato como Caballero fue cuando se unió a la peregrinación de la orden a Lourdes en 2014 - un sueño largamente acariciado por un hombre que tenía un profundo amor por Nuestra Señora.
Aparte de su fe, la lista de logros humanos de Del Junco puede parecer vertiginosa. Fue un atleta polideportivo que representó a Cuba en los Juegos Olímpicos de 1948 en remo. Tras licenciarse en medicina, Del Junco llegó a ser residente en el hospital Queen of Angels de Los Ángeles. También sirvió en el ejército estadounidense, llegando a ser cirujano jefe en el Hospital Militar de Camp Hanford y actuando como oficial médico durante la invasión de Bahía de Cochinos.
Tras establecerse en Pasadena con su mujer, Celia, y tener cuatro hijos, del Junco fue presidente del Partido Republicano de California en dos ocasiones y empezó a ejercer de delegado en las Convenciones Nacionales Republicanas a partir de 1968.
"En aquella época no era habitual que un miembro de un grupo minoritario alcanzara tal liderazgo y prominencia política", afirma Lance Izumi, director del Centro de Educación del Instituto de Investigación del Pacífico y antiguo colega del Partido Republicano de California. "Así que el logro del Dr. del Junco me inspiró, como miembro de un grupo minoritario, en mi propia carrera política y de política pública".
En su tiempo libre, era un asiduo de los hipódromos -Santa Anita en su juventud y más recientemente en Los Alamitos-, donde era conocido por pasar los fines de semana. Erikson dijo que cuando informó a los empleados de Los Alamitos de la muerte de su padre, se echaron a llorar.
A Del Junco le suceden sus cuatro hijos, cada uno de los cuales continúa su legado a su manera.
"Mis dos hermanos son médicos y mi hermana es enfermera", dice Erikson. "Y todos ejercen con la misma amabilidad y generosidad que mi padre".
Erikson se unió a su padre como miembro de la Orden de Malta hace casi una década, acompañándole en su apreciada peregrinación a Lourdes.
"Le encantaba dejar ese legado en su familia", dijo.
El 13 de octubre se celebró una misa funeral por el Dr. Tirso del Junco en la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles. Pueden hacerse donativos a la Orden de Malta, Western Association, 324 Middlefield Road, Menlo Park, CA 94025.