Cuando la directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) manifestó el 27 de abril que las personas que ya han sido completamente vacunadas pueden asistir, usando mascaras, de manera segura a muchos eventos en interiores -- como los servicios religiosos -- el anuncio probablemente no sorprendió a muchos católicos.
Esto se debe a que la mayoría de las parroquias católicas de todo el país han celebrado misas presenciales en interiores desde el verano pasado, aunque a menudo con congregaciones limitadas, que requieren que los feligreses se registren con anticipación.
La organización de estas misas varía en cada diócesis, e incluso en diferentes parroquias dentro de una misma diócesis. Algunas parroquias todavía siguen protocolos estrictos; otras, en cambio, no requieren máscaras en el interior y algunas ofrecen misas tanto en el interior como al aire libre.
Las parroquias también están siguiendo las pautas de salud estatales y del condado, que determinan cuántas personas pueden asistir a los servicios interiores.
Al comienzo de la pandemia, la mayoría de los obispos emitieron una dispensa de la obligación de asistir a misa dominical; sin embargo, en los últimos meses, un número creciente de obispos ha levantado esa dispensa. El otoño pasado, el obispo David L. Ricken de Green Bay, Wisconsin, levantó esta exención y luego la restableció dos semanas después, debido al creciente número de casos de COVID-19 en la región.
Además, en todo el país, muchas parroquias que rápidamente descubrieron cómo transmitir en vivo sus misas la primavera pasada ahora continúan brindando este servicio, incluso cuando sus congregaciones están comenzando a regresar.
Una encuesta no oficial de Twitter, hecha por un reportero de Catholic News Service el 28 de abril, mostró una respuesta mixta sobre lo que los católicos planean hacer para la misa dominical, después de que la Dra. Rochelle Walensky, directora de CDC, diera luz verde para servicios de adoración en interiores para aquellos que están vacunados y usan mascaras.
La mayoría expresó que asistiría a misa en persona, y el siguiente número más grande de encuestados expresó que apenas habían dejado de ir a las misas dominicales en persona el año pasado.
Aquellos que dieron respuestas específicas ofrecieron una variedad de reacciones -- desde decir que su parroquia hace un buen trabajo con los protocolos de seguridad hasta no sentirse cómodos yendo a misa en su parroquia, ya que no se requieren máscaras faciales. Hubo una mujer que manifestó que su parroquia ofrece misas en el interior, al aire libre, y por video, por ahora, continuaría asistiendo a los servicios al aire libre.
John Kraemer, quien asiste a la Parroquia de Cristo el Buen Pastor en Saginaw, Michigan, dijo que tan pronto como las iglesias reabrieron, él fue "uno de los primeros en asistir".
"Para alguien que tiene una discapacidad, era importante para mí asistir sin importar qué. Entonces, en ese sentido, aparte de cuando las parroquias estaban cerradas, nunca dejé de ir. Enmascarado o de otra manera", señaló en un correo electrónico.
Una respuesta en Twitter del Hawaii Catholic Herald, periódico arquidiocesano de Honolulu, dijo: "Hemos vuelto a la asistencia presencial desde hace ya un tiempo aquí en Hawái. De hecho, el obispo Silva levantó la dispensa para asistir a misa a partir del Domingo de Pascua, así que tienes que asistir a menos que tengas una causa justa, como una complicación de salud".
El obispo Larry R. Silva no fue el único obispo que levantó la exención de la misa, originalmente hecha en un punto crítico de la pandemia de COVID-19. Las diócesis de Texas, Dakota del Sur, y Wisconsin comenzaron a decirles a los católicos el otoño pasado que una vez más estaban obligados a asistir a la misa dominical, a menos que sintieran que no podían asistir por razones de salud o preocupaciones.
Esta tendencia continuó en febrero, cuando el arzobispo de Detroit, Allen H. Vigneron, anunció que levantaría la dispensa para la misa de domingo y días santos a partir del 13 de marzo. El arzobispo dijo que otorgaría "dispensaciones particulares" a los necesitados, incluidos aquellos con alto riesgo de COVID-19.
Las iglesias, en varios estados del país, defendieron en batallas judiciales el año pasado su derecho a adorar en interiores o con menos restricciones, las cuales finalmente fueron resueltas por la Corte Suprema.
Más recientemente, una decisión de la Corte Suprema a fines de febrero permitió los servicios de adoración en interiores en el condado de Santa Clara, California. A principios de ese mes, el tribunal superior de la nación había dado luz verde a las iglesias de California para reanudar los servicios de adoración en interiores con la prohibición de cantar y un límite de capacidad del 25 por ciento.
"Prohibir servicios religiosos en interiores y, sin embargo, permitir que otras personas se reúnan en aeropuertos, establecimientos de servicios personales, y compras minoristas es inconstitucional -- y la Corte Suprema lo ha dicho varias veces", expresó el obispo Oscar Cantú de San José, diócesis del condado donde la prohibición había estado en vigor.
Él dijo en un comunicado que estaba agradecido por el trabajo de estas iglesias en el condado y sus "esfuerzos para defender nuestro derecho a la adoración", garantizado por la Constitución de los Estados Unidos.
"A medida que continuamos protegiendo a los más vulnerables entre nosotros, la dispensa de la obligación de asistir a la misa dominical todavía está vigente. Las parroquias continuarán ofreciendo misas al aire libre y en vivo (por internet), siempre que sea posible, para los feligreses que son vulnerables al COVID-19 o que tienen dudas sobre los servicios de adoración en los interiores", agregó.
Él también instó a la comunidad católica "avanzar con esperanza, continuando con todas las precauciones de seguridad necesarias" y recibiendo la vacuna COVID-19 cuando sea posible.