Roberto Tecpile, nació en Astacinga, estado de Veracruz, México, y trabaja en el sector agrícola en los Estados Unidos desde hace más de 20 años. Hace poco más de una década trabaja en Wisconsin y siempre ha destinado gran parte de su salario para ayudar económicamente a su familia en México, donde las escasas oportunidades laborales en las áreas rurales obligan a muchos a hacer lo mismo.
John Rosenow es ganadero y ha estado trabajando con Tecpile por varios años. Además de ser su jefe, él se ha esforzado por conocer más de la vida de Tecpile y su familia, algo que ha desarrollado lazos genuinos entre ambos. Ahora, Tecpile también es parte de la mesa directiva de Puentes/Bridges, una organización co-fundada por Rosenow que, según su sitio web, ha ayudado a las comunidades agrícolas del centro-oeste de Wisconsin y el sureste de Minnesota a tender puentes entre los trabajadores mexicanos, los agricultores con los que trabajan y las comunidades en las que viven, con el fin de reducir las distancias culturales y lingüísticas entre ellos.
El pasado 9 de mayo, Puentes/Bridges y la Red Católica de Trabajadores Agrícolas Migrantes (CMFN, por sus siglas en inglés), llevaron a cabo el webinar "Construyendo Puentes entre Trabajadores y Empleadores", en el que se expusieron algunos testimonios de cómo empleadores del sector agrícola en los Estados Unidos han adoptado un enfoque más humano estrechando una relación con aquellos trabajadores migrantes. Una iniciativa que supone un gana-gana para los empleadores y para los trabajadores agrícolas que provienen principalmente de México.
En 2003, Rosenow junto a Shaun Duvall, una profesora de español en una escuela secundaria, fundaron Puentes/Bridges. De acuerdo con su sitio web, Duvall "empezó a dar clases de español y a hacer de intérprete para los agricultores locales y pronto se dio cuenta de que la interpretación por sí sola no era suficiente. Así que, en 2001, organizó un viaje a México con 15 agricultores durante dos semanas. Durante este viaje, se sumergieron en clases de español, experiencias de inmersión cultural y visitas a las familias de los empleados".
Según Rosenow, este viaje les cambió la vida. Desde entonces, Puentes/Bridges ha facilitado viajes a 150 agricultores, educadores y personas de toda condición en EE.UU. para que ellos también pudieran "ver y entender la vida de quienes han tomado la dura decisión de dejar a sus familias y venir a EE.UU. a trabajar". Esta voluntad de conocer a los trabajadores a nivel personal y comprenderlos refuerza el sentido de comunidad.
La CMFN es una organización sin ánimo de lucro que, desde 1983, ofrece oportunidades espirituales y educativas a los trabajadores agrícolas y otras poblaciones migrantes y rurales. Su misión es "promover la formación de comunidades eclesiales acogedoras abogando por la justicia social, la dignidad y el respeto de todos para que seamos una iglesia misionera", dice su página web.
Al inicio del webinar Rosenow, dueño de Rosenholm Wolfe Dairy y Cowsmo Compost, en Cochrane, Wisconsin, compartió su historia de cómo el humanizar el trabajo y crear cercanía genuina entre él y sus empleados migrantes, beneficia económicamente no solo a los dueños de granjas y productores agrícolas, sino a los empleados y a la comunidad.
"Manuel llegó en 1998 para trabajar para mí y él solo hablaba español y yo sabía tres palabras en español. Empezó a ordeñar vacas y pronto supe que él lo sabía todo, era un gran trabajador y yo estaba impresionado. Cuando él se fue, contraté a dos mexicanos más que eran igual de buenos empleados y me enganché porque la mano de obra que solía ser mi dolor de cabeza, pronto se convirtió en mi mayor activo", afirmó Rosenow.
El hecho de compartir con Manuel, su primer empleado mexicano, lo ayudó a entender su realidad y riqueza cultural, agregó. Esta relación lo llevó a querer aprender español para con ello vencer la barrera del idioma y comunicarse mejor con sus empleados. Mientras estudiaba español, contrató un intérprete para que fuera el puente entre él y sus empleados.
Y es que cuando hay un deseo de comunicarse, se desarrolla un respeto genuino.
Mercedes Falk, directora de Puentes/Bridges, habló con OSV News sobre las ventajas de esta manera de relacionarse en el ámbito laboral. "Los empleados se sienten a gusto en su trabajo porque entienden que su empleador se preocupa por ellos. Si hay un problema, no tienen miedo de expresarlo. Como resultado son leales y más dispuestos a superar los desafíos, entre muchas otras cosas".
Por su parte los productores, explica Falk, "tienen una mano de obra experta y ya no tienen que preocuparse por tener suficiente ayuda. Adicionalmente, desarrollan un sentido de gratitud y aprenden mucho de sus empleados. Cuando hay este respeto mutuo, los productores y los empleados tienen ganas de ser la mejor versión de sí mismos".
A lo largo del webinar otros productores agrícolas, de cárnicos y otros productos compartieron sus experiencias sobre cómo cuando ellos dan el paso para mantener una relación más cercana y humana con sus empleados migrantes, el ambiente de trabajo se torna amigable y la sensación de bienestar es un factor común, ya que se reconoce en el otro a un ser humano con sueños, tradiciones, recuerdos y toda una vida de experiencias de las que se puede aprender mucho.
Para Sergio Pages, un voluntario de CMFN que trabaja en el Programa Sembradores con la Diócesis de Kalamazoo en Michigan, esta manera de humanizar el trabajo, de crear una cercanía en la relación laboral en el sector agrícola y los viajes en los que los empleadores conocen la realidad de vida de sus empleados migrantes corresponden a un camino exitoso.
"Rosenow describe ... que fue en ese encuentro que él se dio cuenta de qué las historias de sus familias eran y continúan siendo sumamente similares", dijo Pages."Es en este tipo de encuentro donde ellos se dieron cuenta de la humanidad tan similar que existe entre los trabajadores y ellos mismos".
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Marietha Góngora escribe para OSV News desde Bogotá, Colombia.