WASHINGTON -- El presidente del comité de política internacional de los obispos de Estados Unidos pidió a los católicos y a todas las personas de buena voluntad que recen para que los líderes de Estados Unidos y de otras naciones del mundo "que gobiernan el control" de las armas nucleares "busquen seriamente realizar progresos críticamente necesarios en el control de armas".

"Se ha dicho antes, y vale la pena repetirlo, que una guerra nuclear no puede ganarse y nunca debe librarse", dijo el obispo David J. Malloy de Rockford, Illinois, presidente del Comité de Justicia Internacional y Paz de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos.

"Conociendo los horrores que pueden desatarse en una guerra nuclear, implorando a Nuestra Señora de Fátima, que estos líderes descubran nuevos caminos hacia la paz hasta ahora nunca vistos", dijo el obispo en una declaración emitida el 1 de agosto, días antes del 78 aniversario de la detonación por parte de Estados Unidos de dos bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki el 6 y 9 de agosto de 1945, respectivamente.

El obispo Malloy señaló que en julio de 1945, como parte clave del Proyecto Manhattan, se detonó la primera arma nuclear en el desierto de Nuevo México.

Desde entonces, "lamentablemente, el desarrollo de armas nucleares y la amenaza de una guerra nuclear han continuado mientras se disuelve la arquitectura del control de armas", afirmó.

"La Guerra Fría terminó hace más de 30 años, sin embargo, para aquellos que la recuerdan, la Crisis de los Misiles de Cuba de 1962 nos puso al borde de la aniquilación nuclear", continuó el obispo Malloy. "Y sólo unos pocos recuerdan hoy aquellos fatídicos acontecimientos que pusieron fin a la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico. Con las guerras y la amenaza de guerras de hoy, la amenaza de más de 10.000 armas nucleares en nuestro mundo no debe alejarse aún más de la conciencia pública de la generación actual".

Señaló que "el azote de la guerra entre Rusia y Ucrania no cesa y ha incluido amenazas de utilizar armas nucleares".

El obispo Malloy esbozó otras amenazas para el mundo, incluidos los actores estatales y no estatales "que sacan provecho del rápido desarrollo de las tecnologías cibernéticas que están dando lugar a sistemas de armas cada vez más sofisticados y letales".

New START -- el último gran tratado de control de armas nucleares que queda entre Estados Unidos y Rusia y establece un límite a las ojivas estratégicas desplegadas -- "sigue deshaciéndose", dijo.

En su discurso anual sobre el estado de la nación del 21 de febrero de este año, el presidente ruso Vladimir Putin anunció que Rusia suspendería su participación en el nuevo tratado sobre armas nucleares START. El tratado, que entró en vigor en 2011, expirará en febrero de 2026.

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia declaró el 21 de febrero que "para mantener el nivel necesario de previsibilidad y estabilidad en el ámbito de los misiles nucleares, Rusia adoptará un enfoque responsable y seguirá cumpliendo estrictamente las restricciones cuantitativas estipuladas" en el tratado en relación con las "armas estratégicas ofensivas" durante la vigencia del tratado.

En la declaración se culpaba a Estados Unidos de la decisión de Rusia, diciendo que "su abierta trayectoria de escalada maliciosa del conflicto en Ucrania y sus alrededores" ha creado "un entorno de seguridad fundamentalmente diferente para nosotros". Desde que Rusia lanzó la invasión total de Ucrania el 24 de febrero de 2022, Estados Unidos ha respondido destinando más de 75.000 millones de dólares en ayuda militar, financiera y humanitaria a Ucrania.

El Departamento de Estado de EE.UU. dijo en una declaración del 1 de junio que "la 'supuesta suspensión' del tratado New START por parte de la Federación Rusa es legalmente inválida. En consecuencia, Rusia sigue sujeta a sus obligaciones en virtud del Tratado New START, y está violando el tratado al incumplir muchas de esas obligaciones".

"Los miles de millones de dólares" que gastan los países en el desarrollo de sistemas de armamento "son recursos preciosos que no están disponibles para otras necesidades críticas de desarrollo humano y económico", añadió.

"Debemos permanecer vigilantes para no perder nunca de vista los extraordinarios peligros que estas armas suponen para la humanidad", dijo. "En nuestros esfuerzos por apoyar el control de armas, debemos estar siempre atentos a las diferencias entre las consideraciones justas e injustas de la diplomacia".

El obispo Malloy citó una carta que el Papa Francisco envió el 19 de mayo a Mons. Alexis-Mitsuru Shirahama, obispo de Hiroshima, donde se celebró la 49ª cumbre del G7 del 19 al 21 de mayo. El Grupo de los Siete (G7) es un foro político intergubernamental formado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido.

"Recordando su visita a Japón en 2019, el Papa Francisco reiteró que 'el uso de la energía atómica con fines de guerra es hoy más que nunca un crimen, no sólo contra el hombre y su dignidad sino contra toda posibilidad de futuro en nuestra casa común’", dijo el obispo Malloy.