WASHINGTON  -- Mientras las autoridades federales anunciaban el 20 de septiembre un récord histórico de detenciones en la frontera entre Estados Unidos y México (más de 2 millones), una conferencia anual sobre inmigración se llevaba a cabo en el Centro de Derecho de la Universidad de Georgetown en Washington.

La 19ª Conferencia Anual de Inmigración y Políticas, que reúne a trabajadores gubernamentales, políticos, abogados, periodistas, y representantes de organizaciones humanitarias, reveló números y tendencias en el movimiento de personas a través de los continentes.

Sin embargo, las soluciones siguen siendo pocas.

"En general, no se ve bien" el panorama, expresó la panelista Caitlin Dickerson, reportera de inmigración de la revista The Atlantic, hablando de su informe sobre la posición del Congreso sobre cualquier posible acuerdo en asuntos de inmigración. Ha resultado difícil encontrar una solución sobre qué hacer con los aproximadamente 11 millones que se encuentran en el país sin permiso legal, así como un alivio permanente para quienes ingresaron ilegalmente al país cuando eran menores.

No solo hay división entre los dos principales partidos del país, sino que incluso los propios partidos están divididos sobre qué hacer, reveló.

"Cada vez que piensas, tal vez van a empezar a colaborar, y no lo hacen . . . es sorprendente y también no", dijo Dickerson. "Estamos de vuelta donde hemos estado tantas veces".

La conferencia se llevó a cabo en persona por primera vez desde que comenzó la pandemia de coronavirus, pero también incluyó participación en línea.

Los participantes escucharon cómo los cubanos, nicaragüenses, y venezolanos, quienes huyen de gobiernos autoritarios y economías en crisis, se unen cada vez más a los centroamericanos que ingresan al país en la frontera entre Estados Unidos y México.

Algunos se preguntaron cuáles serían las implicaciones para los políticos republicanos, como Marco Rubio, que tienen grandes electorados de personas de raíces cubanas y venezolanas. A pesar de que promocionan una línea dura contra los gobiernos de los países de los cuales viene la nueva ola de inmigrantes, políticos como Rubio también votan en contra de legislación de inmigración.

Sin embargo, como señaló Dickerson, los demócratas tienen sus propios problemas en temas de inmigración.

"No son solo los conservadores de extrema derecha los que están impidiendo que los demócratas cambien algo en el Congreso en este momento, también son los demócratas moderados", acotó.

Cuando uno observa proyectos de ley de inmigración más ampliamente, "no había demócratas moderados que firmaran para copatrocinar esos proyectos de ley. Se veía a los mismos miembros de la izquierda progresista que suelen pronunciarse sobre este tema", y ellos estaban "allí, solos", acotó.

En el frente de los refugiados, el representante del Departamento de Estado de Estados Unidos, Lawrence Bartlett, director de admisiones de refugiados, dijo que, si bien "nos hemos quedado cortos" ante la meta establecida por el presidente Joe Biden de admitir 125,000 refugiados en Estados Unidos este año fiscal, el país ha acogido a un gran número de personas que huyen de situaciones peligrosas.

Si bien Estados Unidos habrá admitido alrededor de 25,000 refugiados oficiales en el año fiscal que finalizará el 30 de septiembre, bajo un programa de "libertad condicional", 80,000 afganos han ingresado al país, manifestó, con 90,000 ucranianos con libertad condicional, pero solo 55,000 han entrado al país.

Bartlett habló de cómo aquellos que ayudan a los migrantes y refugiados están explorando una serie de formas de lidiar con el rostro cambiante de los refugiados y las situaciones. Una de esas formas incluye identificar a aquellos que califican para el estatus de refugiado mientras aún están en sus países de origen, para que no tengan que emprender el peligroso viaje hacia el norte.

"Tratar de averiguar quién es un refugiado mientras todavía están en su país es complicado", dijo.

Es más fácil identificarlos en lugares como Nicaragua, Cuba, y Venezuela, pero más complicado en lugares como Guatemala, Honduras, y El Salvador, sostuvo.

"Todavía no hemos descifrado el código" sobre el reasentamiento de refugiados en esa zona, agregó.

La conferencia también organizó una charla con el gobernador republicano Asa Hutchinson de Arkansas, quien, en 2019, firmó un proyecto de ley que permite a los beneficiarios de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (o DACA, por sus siglas en inglés) de la era de Barack Obama obtener licencias profesionales u ocupacionales en el estado.

Los beneficiarios de DACA fueron traídos al país ilegalmente cuando eran menores de edad, pero el estatus les otorga un aplazamiento de deportación, un permiso de trabajo, y otra documentación temporal, siempre que cumplan con ciertos criterios. Hutchinson habló de los beneficios para su estado y cómo los beneficiarios de DACA contribuyen a la fuerza laboral en profesiones como la enfermería y la enseñanza.

Un participante le preguntó a Hutchinson si apoyaba o condenaba las acciones recientes de sus compañeros republicanos de transportar y dejar grupos de migrantes varados en varias partes del país. En el momento de la conferencia, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, enfrentaba críticas por enviar un grupo compuesto principalmente por venezolanos a Martha's Vineyard.

Hubo preguntas sobre por qué el gobernador de Florida había sacado al grupo de Texas y bajo circunstancias que aún no se conocen. Una firma de abogados de derechos civiles presentó una demanda colectiva contra el gobernador tras el incidente, pero la oficina del gobernador dijo que los inmigrantes firmaron documentos estando de acuerdo con ser trasladados a Massachusetts.

"Lo diré de esta manera. No lo he hecho, no he hecho eso, no tengo la intención de hacer eso. Más allá de eso, estos migrantes tienen que ofrecerse como voluntarios para ser transportados . . . Dejaré que esos hechos se desarrollen", dijo, y agregó que las personas tenían que ser tratadas humanamente.

Hutchinson reconoció la ruptura del sistema de inmigración y dijo que "cuando hablamos de inmigración, tenemos que reconocer la importante historia de la inmigración para el tejido de nuestro país". Hablando del anhelo de "aquellos que quieren venir a nuestras costas", sus esperanzas de libertad hacen de Estados Unidos un lugar mejor, dijo.

"Obviamente, queremos que vengan aquí a través de un proceso ordenado y legal", agregó.

Sin embargo, la política tiene que ser estricta, dijo, y tener en cuenta orden y la seguridad de la frontera.

"Tienes que tener una política estricta por sobre encima de la compasión. La razón es que una política compasiva básicamente les dice a todos: 'Nuestras fronteras están abiertas' y eso es lo que ves durante esta administración. Y entonces es una circunstancia tipo de 'amor duro'. Tienes que mostrar fuerza para obtener el control de esa frontera".

Sin embargo, la administración de Biden ha sido criticada por los defensores de la inmigración, en particular por las palabras de la vicepresidenta Kamala Harris en julio de 2021 en Guatemala, cuando dijo a posibles inmigrantes de América Central que "no vengan". Es un mensaje que los funcionarios de la administración de Biden han repetido.

Pero los participantes dijeron que eventos como el cambio climático y los conflictos mundiales, que han traído oleadas de inmigrantes, incluidos ellos o sus antepasados, a lo largo de la historia de Estados Unidos, continuarán.

El orador principal de la conferencia, el fiscal general de Connecticut, William Tong, dijo que muchas veces las personas hablan de la inmigración como un problema para las personas en la frontera sur, uno en el que se trata a los inmigrantes como "el otro". Esto no reconoce que casi todos en Estados Unidos tienen una conexión personal con la inmigración y están aquí porque vino uno de sus antepasados, dijo.

"Mi historia comenzó cuando mi papá emigró a este país", dijo.