Con el programa Welcome Circles (Círculos de Bienvenida) de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, comunidades católicas han estado apoyando a familias migrantes que llegan a los Estados Unidos huyendo de situaciones de crisis.

Michele Bulatovic, quien dirige este programa de la Oficina de Servicios de Migración y Refugiados de la USCCB, explicó que estos grupos apoyan a las familias migrantes con necesidades básicas y los orientan mientras se adaptan a nuevas comunidades. Según la Oficina de Servicios de Migración y Refugiados, se han formado 226 círculos que han apoyado a cerca de 350 personas de Ucrania, Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela. Más de mil voluntarios alrededor del país han buscado formar parte de estos círculos.

"Los círculos son realmente grupos de estadounidenses comunes. Cualquiera con ciudadanía o residencia permanente que esté interesado puede apoyar a un recién llegado", dijo. "Muchas veces hay miembros en el grupo que fueron refugiados o asilados y sólo quieren devolver el favor. Estos grupos realmente actúan como lo hacen normalmente las agencias de reasentamiento".

Bulatovic le dijo a OSV News que los Círculos de Bienvenida surgen a raíz de una iniciativa nacional llamada Sponsor Circle Program que comenzó en 2021, cuando las agencias de reasentamiento de este país intentaban atender a decenas de miles de afganos que llegaban después de que el Talibán regresó al poder en ese país.

Desde septiembre de 2022, la USCCB se sumó a los esfuerzos de patrocinio privado lanzados por el gobierno para ayudar a inmigrantes ucranianos. Lugares como las arquidiócesis de Boston, Filadelfia y Seattle y la Diócesis de Cleveland han sido claves para recibir a familias ucranianas. "Trabajamos muy estrechamente para apoyarles en sus esfuerzos por brindar apoyo a los miembros de la comunidad que querían apadrinar a ucranianos", dijo Bulatovic.

A partir de enero de 2023, la USCCB apoya a los beneficiarios del "parole" humanitario o permiso de permanencia temporal a través de los Círculos de Bienvenida. "Cuando el gobierno estadounidense estableció procesos de parole para cubanos, haitianos, nicaragüenses y venezolanos, también decidimos apoyar a esas nacionalidades", dijo.

El programa de parole del gobierno -- que recientemente sobrevivió un desafío legal en las cortes -- concede estatus legal a corto plazo en Estados Unidos a un máximo de 30.000 solicitantes de asilo al mes procedentes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela juntos. La administración de Biden indicó que el programa estaba destinado, en parte, a disuadir los cruces ilegales. Concede a algunos solicitantes de asilo un permiso de permanencia temporal de dos años para vivir y trabajar en Estados Unidos, si cuentan con un patrocinador financiero.

En 2023, el gobierno -- en colaboración con agencias de reasentamiento de refugiados y otras organizaciones -- pidió grupos de al menos cinco o más personas que se unan en lo que se denomina un "círculo de patrocinadores" para acoger a los recién llegados en su comunidad. Estos programas -- como los Círculos de Bienvenida de USCCB -- permiten a grupos religiosos, grupos comunitarios y otras personas interesadas a ofrecer patrocinio a quienes necesitan ayuda inmediata.

En este sentido, Bulatovic afirmó que estos círculos ayudan a los inmigrantes recién llegados a encontrar vivienda, empleo, servicios de salud, inscribir a los niños en la escuela, con suministros para el hogar y conectándolos con otros recursos disponibles. "Hacen muchas cosas para ayudar a que estas personas tengan una buena base cuando llegan y, eventualmente, lleguen a ser autosuficientes", añadió.

"Somos un crisol de razas, nos devuelve a las raíces de América que se ha construido a partir de la mano de obra de los inmigrantes y la mayoría de nosotros tenemos esa conexión. A veces tristemente se olvida, pero creo que con el tiempo fortalecerá nuestras comunidades", dijo Bulatovic.

Según cifras publicadas en el sitio web del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS), "para finales del año fiscal 2023, más de 150.000 nacionales ucranianos y sus familiares inmediatos habían recibido permisos de permanencia temporal en Estados Unidos a través del proceso U4U (Unión por Ucrania) y cerca de 238.000 personas habían recibido dichos permisos a través del proceso CHNV (Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela)".

Pero más allá de ser cifras, cada expediente es una historia de un inmigrante que sueña con un futuro esperanzador. Isidora Cervantes Spotz es líder del Círculo de Bienvenida a venezolanos en la parroquia Santa María Magdalena en Everett, estado de Washington. Ella comentó que cuentan con un círculo para atender a los inmigrantes ucranianos y otro para los llegados de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela, este último que fue puesto en marcha en octubre de 2023.

"Estamos conectados con otros ministerios dentro de la Iglesia y con otros recursos fuera de Santa María Magdalena", dice Cervantes quien para servir en este grupo tuvo que prepararse en un programa de formación que le brindó las bases sobre cómo asistir a los inmigrantes que se benefician de este programa.

La solidaridad resume perfectamente gran parte la labor de los voluntarios que sirven en estos círculos, los cuales incluso se apoyan entre sí -- aunque sean de otras ciudades -- para ayudar a quienes necesitan volver a empezar y que su futuro no dependa de la buena suerte sino de hechos y orientaciones concretas que los guían mientras aprenden cómo funciona este país.

Cervantes destaca la gran labor y el apoyo que ha encontrado en Amy Nash y Chris Koehler, ambos del Ministerio de Inmigrantes y Refugiados de la Arquidiócesis de Seattle.

Y es que este círculo hizo toda la diferencia para el venezolano Martín Landaeta y su familia. Él llegó hace dos años a los Estados Unidos y hace pocos meses tuvo la fortuna de volverse a abrazar con su familia gracias al parole humanitario.

"Él esperó mucho tiempo, pero es un hombre de mucha fe así que oraba y oraba. Mantuvimos la fe y gloria a Dios finalmente todo se dio, entonces nosotros lo conectamos y le ayudamos a conseguir un apartamento", contó Cervantes, quien reconoce la activa participación de Martín en su parroquia, donde además es miembro de los Caballeros de Colón.

De acuerdo con Ron Enneking, asistente pastoral para la administración de Santa María Magdalena, esta comunidad cuenta con más de tres mil familias hispanas, vietnamitas, filipinas, africanas y anglosajonas. "Es una parroquia muy acogedora con muchos grupos diferentes".

Enneking dijo que esta iglesia está ubicada en un área con un alto índice de desamparados y donde viven familias de clase trabajadora que conforman esta comunidad parroquial cuyos recursos son limitados y sus necesidades sobrepasan sus ingresos, de manera que a través de campañas de donaciones recaudan fondos para asumir los diferentes gastos y reparaciones locativas para la iglesia y la escuela. La necesidad no ha sido un obstáculo ni excusa para que la solidaridad se manifieste entre los mismos miembros de la comunidad, los presbíteros y servidores.

El pasado mes de agosto, Samuel Landaeta, hijo de Martín, llegó al país con uno de sus hermanos. "Ellos nos ayudaron a hacer todo el proceso legal antes de llegar acá, diligenciaron los papeles y las solicitudes de parole", aseguró.

También gracias a este grupo de voluntarios Samuel se enteró de cómo puede validar su título y estudiar en el college. "Hablé con una líder del grupo y ella me dio varias herramientas para ver la opción de estudiar", comentó Samuel, quien a sus 23 años es técnico en telecomunicaciones.

Samuel agradece haber contado con el apoyo de los voluntarios de su Círculo de Bienvenida de quienes recibió una ayuda económica para renta, ropa y pago de trámites, entre otros gastos.

Al mismo tiempo, hace un llamado a quienes, tras los hechos desafortunados por parte de algunos venezolanos, estigmatizan a todos sus connacionales. "Hay muchos que llegamos con el sueño de seguir avanzando, buscar la manera de adaptarnos, progresar y ser ciudadanos de provecho para el país. Los buenos somos más", concluyó.