WESTON, Fla.- Cientos de personas, incluyendo muchos venezolanos que viven en Estados Unidos, llegaron a este suburbio de Fort Lauderdale el 1 de mayo para saludar al cardenal de Caracas, Venezuela, y para ver las reliquias del beato José Gregorio Hernández, conocido cariñosamente como el "doctor de los pobres", a quien el papa Francisco beatificó en 2021.
El cardenal Baltazar Porras, de Mérida, celebró la misa dominical para los feligreses de la iglesia católica de Santa Catalina Drexel, al oeste de Fort Lauderdale. Trajo consigo las reliquias del beato José Gregorio que fueron colocadas para su veneración al frente de la iglesia.
El beato José Gregorio, nacido en 1864, estudió medicina en Europa y ejerció como médico en Caracas, donde a menudo visitaba a los pacientes enfermos sin cobrarles.
Su generosidad con los venezolanos le valió el apodo de "el médico de los pobres".
Pero en 1919, luego de recoger una medicina para un paciente en una farmacia, el beato José Gregorio fue atropellado por un auto y murió.
Desde entonces, los venezolanos siguen siendo devotos del piadoso médico y atribuyen las curaciones a su intercesión. Es el primer laico venezolano en ser beatificado.
Los años de lucha y agitación política en Venezuela han provocado el éxodo de cientos de miles de venezolanos y el rápido crecimiento de las comunidades de exiliados en Florida y otros lugares de Estados Unidos y América Latina.
Según la información de referencia distribuida por el personal del cardenal, más de un millón de venezolanos han buscado refugio fuera de su patria y 5 millones se han establecido en otros países de América Latina y el Caribe.
El censo estadounidense de 2020 contabilizó 500.000 venezolanos viviendo en EE.UU., con el mayor número de ellos en Florida (más de 273.000), Texas (75.000), Nueva York y Georgia (ambos con unos 23.000) y California (20.000).
La visita del cardenal Porras a Estados Unidos comenzó el 23 de abril en Nueva York; viajó a Washington y Boston antes de llegar al sur de Florida.
"Cuando anunciamos que el cardenal Baltazar vendría, la gente se emocionó, porque es un hombre que habla de derechos y libertades. Siempre fue un hombre que cuida de su pueblo", dijo el padre Yonhatan Londoño, vicario parroquial de la Iglesia Católica Santa Catalina Drexel y nativo de Colombia. "Es un pastor que quiso venir a saludar a todo su pueblo".
"Una de sus peticiones es que quiere saludar a todo el mundo y conocer y bendecir a todos con las reliquias", dijo el padre Londoño a "The Florida Catholic", periódico de la Arquidiócesis de Miami. "Hay mucha felicidad aquí hoy".
La gente del sur de la Florida no ha perdido la esperanza de que se produzca un giro en la agitación económica y política de Venezuela, añadió el sacerdote.
"Vienen todos los días a rezar el rosario por la libertad de Venezuela y hacen muchas cosas en la iglesia como recolectar artículos para enviar a Venezuela para ayudar a la gente de allá. Ambas comunidades, la gente en Venezuela y los del exilio, son una sola. Se apoyan mutuamente, se ayudan, se quieren", dijo el padre Londoño.
Carlota Blanco, que recauda fondos para la Iglesia y para proyectos de caridad en Venezuela, formaba parte de la comitiva que viajaba con el cardenal y las reliquias.
Blanco también está ayudando a la Iglesia a promover e investigar la causa de santidad del beato José Gregorio.
El papa Francisco firmó un decreto en junio pasado aprobando un milagro que se le atribuye, allanando así el camino para su beatificación.
El respectivo milagro fue la curación de Yaxury Solórzano Ortega, una niña de 10 años que recibió un disparo en la cabeza por parte de unos ladrones que intentaban robar a su padre, según la conferencia episcopal venezolana.
Durante la operación, la madre de la niña le rezó al beato José Gregorio. Dijo que sintió una mano en su hombro y escuchó una voz que le decía: "Quédate tranquila, todo saldrá bien".
Los médicos dijeron inicialmente que Solórzano quedaría discapacitada, y que incluso perdería la capacidad de hablar y ver, si es que sobrevivía a la operación.
Sin embargo, se recuperó completamente 20 días después de la operación.
Una comisión médica de la Congregación del Vaticano para las Causas de los Santos confirmó en enero de 2020 que no había ninguna explicación médica para su curación.
"Estamos aquí para analizar un posible nuevo milagro y viajar con un mensaje de paz y servicio a la gente", dijo Blanco, señalando que el posible milagro asociado al beato José Gregorio está siendo investigado en Miami.
Después de la misa en Weston, el cardenal Porras viajó una hora hacia el sur para visitar a la comunidad católica en la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe en Doral, no lejos del aeropuerto de Miami. Esa parroquia es considerada el mayor hogar espiritual de los migrantes venezolanos en Florida.