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WASHINGTON -- A pocos días de que se produzca una inminente interrupción de los programas federales de asistencia alimentaria, Catholic Charities USA (conocida como CCUSA), la organización dedicada a llevar a cabo la labor humanitaria nacional de la Iglesia católica en Estados Unidos, ha anunciado una campaña nacional de recaudación de fondos para proporcionar un suministro de alimentos de emergencia a las agencias de Catholic Charities de todo el país.

La financiación del SNAP (el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria), una parte importante de la red de seguridad social del país, está prevista que expire el 1 de noviembre debido al cierre del gobierno federal, según ha informado la administración Trump.

Alrededor de 42 millones de estadounidenses dependen del SNAP. Los datos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos mostraron que, en el año fiscal 2023, el 79% de los hogares beneficiarios del SNAP incluían a un niño, una persona mayor o una persona con discapacidad.

CCUSA anunció el 30 de octubre que todos los fondos recaudados a través de esta iniciativa se utilizarán para comprar y enviar alimentos directamente a sus agencias asociadas en todo el país que gestionan bancos de alimentos, comedores sociales, programas de reparto de alimentos y otras iniciativas para ayudar a quienes padecen hambre o inseguridad alimentaria.

"Para las familias y personas de bajos ingresos que dependen del SNAP y del WIC para llevar comida a sus mesas, este podría ser un momento catastrófico", afirmó Kerry Alys Robinson, presidenta y directora ejecutiva de CCUSA, en un comunicado. "La red de Caridades Católicas está preparada para acudir en ayuda de nuestros hermanos y hermanas vulnerables en estos momentos de extrema necesidad".

Una interrupción de los beneficios del SNAP supondría la primera vez en la historia moderna que se produce una interrupción de este tipo en el programa, que está totalmente financiado por el gobierno federal, con el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA por sus siglas en inglés) administrando el programa a través de los estados y los costos administrativos repartidos entre los estados y el gobierno federal.

En su sitio web, el USDA publicó un aviso que decía: "En resumen, el pozo se ha secado. En este momento, no se emitirán beneficios el 1 de noviembre". El mensaje culpaba a los demócratas del Senado por el actual estancamiento.

El secretario de Agricultura, Brooke Rollins, declaró a Fox News el 28 de octubre que el departamento "no dispone de los 9.200 millones de dólares que se necesitarían" para financiar el programa.

Sin embargo, en una publicación en X, el líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer, demócrata por Nueva York, afirmó: "Hay 5.000 millones de dólares en fondos de emergencia que podrían utilizarse ahora mismo para garantizar que los padres y los niños no pasen hambre cuando el SNAP se agote este sábado".

"Pero Donald Trump les ha ordenado que no utilicen estos fondos", afirmó.

El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, republicano por Louisiana, rechazó el 29 de octubre una iniciativa independiente para financiar el programa, acusando a los demócratas de "estar jugando" al rechazar un proyecto de ley de asignaciones respaldado por el Partido Republicano.

El arzobispo Timothy P. Broglio, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB por sus siglas en inglés), dijo en un comunicado publicado a última hora del 28 de octubre que el grupo está "profundamente alarmado por la posibilidad de que se interrumpan programas esenciales que apoyan el bien común, como el SNAP"

"Esto sería catastrófico para las familias y las personas que dependen del SNAP para llevar comida a la mesa y haría recaer el peso de este cierre sobre los pobres y vulnerables de nuestra nación, que son los menos capaces de salir adelante", afirmó el prelado, que dirige la Arquidiócesis de los Servicios Militares de Estados Unidos. "Esta consecuencia es injusta e inaceptable".

Una coalición de 25 estados y el Distrito de Columbia han demandado a la administración Trump en un intento por mantener el programa en funcionamiento.

Los beneficiarios calificados del SNAP reciben subsidios mensuales a través de cuentas de transferencia electrónica de beneficios, con tarjetas SNAP EBT que se utilizan como tarjetas de débito o crédito para comprar alimentos esenciales o semillas para cultivar alimentos. Se excluyen los impuestos sobre las ventas, así como productos como alimentos preparados y para mascotas, artículos no alimentarios, alcohol, tabaco, vitaminas y medicamentos.

CCUSA afirmó que incluso una breve interrupción del SNAP dejaría a la gente sin comer.

"El actual cierre del Gobierno no es solo una negociación política", dijo Robinson. "Ha tenido consecuencias increíblemente graves y reales para millones de personas, desde los trabajadores federales en situación de permiso sin sueldo hasta los que viven en la pobreza, que ahora tendrán aún más dificultades para mantener a sus familias. Ya es hora de que los líderes del Congreso de ambos partidos y la administración forjen un camino bipartidista para reabrir el Gobierno y proporcionar ayuda a todos los que están sufriendo. Mientras tanto, las agencias de Caridades Católicas seguirán cumpliendo con su llamado evangélico de proporcionar ayuda compasiva y misericordiosa a los más necesitados de sus comunidades".

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Kate Scanlon