La Arquidiócesis de Nueva Orleans (Estados Unidos) señaló que la vacuna para el COVID-19 de Johnson & Johnson se encuentra “moralmente comprometida” y aconsejó a los católicos utilizar alternativas éticas si están disponibles.

La nueva vacuna, fabricada por Janssen, la división de vacunas de Johnson & Johnson, fue aprobada por la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA) con una autorización de uso de emergencia emitida el sábado 27 de febrero.

El Instituto Charlotte Lozier, brazo de investigación del grupo provida Susan B. Anthony List, había determinado que la vacuna en cuestión utilizaba líneas celulares derivadas del aborto en el diseño y desarrollo, producción y pruebas de laboratorio.

La Arquidiócesis de Nueva Orleans declaró el 26 de febrero que la vacuna estaba “moralmente comprometida” debido a su conexión con el aborto.

Sin embargo, dijo que las otras dos vacunas disponibles para el COVID-19 son “moralmente aceptables”, refiriéndose a las de Pfizer/BioNTech y de Moderna.

Frente a la posibilidad de que no haya una alternativa ética disponible, la Arquidiócesis de Nueva Orleans indicó que no prohíbe a los católicos recibir la vacuna Johnson & Johnson.

La decisión de recibir una vacuna para el COVID-19 “sigue siendo una decisión de conciencia individual cuando se consulta con el proveedor de atención médica”, dijo la Arquidiócesis.

“La Arquidiócesis de Nueva Orleans, a la luz de la orientación del Vaticano, la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos y el Centro Nacional Católico de Bioética afirman que, aunque hubo algunas pruebas de laboratorio que utilizaron la línea celular derivada del aborto, las dos vacunas actualmente disponibles de Pfizer y Moderna no se basan en líneas celulares de abortos en el proceso de fabricación y, por lo tanto, pueden ser moralmente aceptables para los católicos, ya que la conexión con el aborto es extremadamente remota”, se lee en su declaración.

Los especialistas en ética señalaron que tanto las vacunas Pfizer como Moderna eran “éticamente indiscutibles”, ya que su conexión con los abortos en la fase de diseño era extremadamente remota. Sin embargo, sí se realizaron algunas pruebas de laboratorio para las vacunas utilizando líneas celulares fetales abortadas.

La vacuna Johnson & Johnson, por su parte, utilizó líneas celulares fetales abortadas en todas las fases.

“Es bajo la misma guía que la arquidiócesis debe instruir a los católicos que la última vacuna de Janssen / Johnson & Johnson está moralmente comprometida, ya que utiliza la línea celular derivada del aborto en el desarrollo y producción de la vacuna, así como en las pruebas”, indicó la Arquidiócesis.

Este problema ético es similar al de la vacuna AstraZeneca, que también utilizó una línea celular derivada del aborto en el desarrollo y prueba de su producto.

La Arquidiócesis enfatizó que “de ninguna manera la posición de la Iglesia disminuye las malas acciones de quienes decidieron usar líneas celulares de abortos para fabricar vacunas”.

“Al hacerlo, aconsejamos que si la vacuna Moderna o Pfizer está disponible, los católicos deben optar por recibir cualquiera de esas vacunas en lugar de recibir la nueva vacuna Johnson & Johnson debido a su amplio uso de líneas celulares derivadas del aborto”, enfatizó.

La línea celular derivada de un aborto de décadas atrás, denominada HEK-293, se usa comúnmente en las pruebas y el desarrollo de productos farmacéuticos.

El comunicado de la Arquidiócesis concuerda con el texto de la Congregación para la Doctrina de la Fe titulado “Nota sobre la moralidad del uso de algunas vacunas contra la COVID-19”, del 21 de diciembre de 2020.

En este documento se explica que “cuando no estén disponibles vacunas COVID-19 éticamente irreprochables (por ejemplo, en países en los que no se ponen a disposición de médicos y pacientes vacunas sin problemas éticos o en los que su distribución es más difícil debido a las condiciones especiales de almacenamiento y transporte, o cuando se distribuyen varios tipos de vacunas en el mismo país pero, por parte de las autoridades sanitarias, no se permite a los ciudadanos elegir la vacuna que se va a inocular) es moralmente aceptable utilizar las vacunas contra la COVID-19 que han utilizado líneas celulares de fetos abortados en su proceso de investigación y producción”.

El documento explica que “la razón fundamental para considerar moralmente lícito el uso de estas vacunas es que el tipo de cooperación al mal (cooperación material pasiva) del aborto provocado del que proceden estas mismas líneas celulares, por parte quienes utilizan las vacunas resultantes, es remota”.

De ese modo, “el deber moral de evitar esa cooperación material pasiva no es vinculante si existe un peligro grave, como la propagación, por lo demás incontenible, de un agente patógeno grave: en este caso, la propagación pandémica del virus SARS-CoV-2 que causa la Covid-19”.

Una de las ventajas promocionadas de la vacuna Johnson & Johnson es que no requiere refrigeración especializada y se puede administrar en una sola dosis, lo que la hace más atractiva para algunos profesionales de la salud que las vacunas Moderna y Pfizer. Esas vacunas requieren almacenamiento en ultracongelación y se administran en dos dosis.