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En su libro "Defenders of the Unborn: The Pro-Life Movement Before Roe v. Wade" (“Defensores de los no nacidos: el movimiento provida antes de Roe v. Wade”, Oxford University Press, 35,95 dólares), el historiador Daniel K. Williams habla de un movimiento provida que estaba profundamente relacionado con los activistas que protestaban contra la guerra de Vietnam. Por razones que deberían ser obvias, estos activistas quemaron públicamente sus tarjetas de reclutamiento, pero también se deshicieron de sus certificados de nacimiento en los mítines provida.

Al igual que la tarjeta de reclutamiento, el certificado de nacimiento se consideraba un documento gubernamental al servicio de la opresión contra la vida, al declarar arbitrariamente que la vida humana era importante en un momento de su desarrollo, pero no en otro.

Esta hermosa y coherente ética de la vida ha sido el corazón palpitante del movimiento provida estadounidense desde sus inicios. Y ahora, con el aparente comienzo de la guerra en Ucrania, es el momento, una vez más, de que los provida se resistan ferozmente a los próximos ataques contra la vida humana.

Particularmente si reivindicamos a Cristo como Nuestro Señor y vivimos de acuerdo con sus mandatos.

Jesús no pudo ser más claro en cuanto a amar a nuestros enemigos y negarse a vivir por la espada. La Iglesia en sus primeros años simplemente asumió que esto significaba que no se les permitía unirse al ejército romano -aunque la idolatría al emperador y a otros dioses paganos también era motivo de preocupación allí. De hecho, no tenían la menor idea de que debían utilizar las normas del mundo para asegurarse de que las cosas salieran bien. Y ciertamente no pensaban que se les permitiera derramar sangre para que así fuera.

Algunos piden casi desesperadamente que Estados Unidos y otros países occidentales intervengan de forma violenta en Ucrania para preservar nuestro "dominio global", especialmente frente a lo que ven como una creciente alianza entre Rusia y China. Pero la idea de que debamos enviar a algunos de los ciudadanos más vulnerables económicamente a matar y ser asesinados en nombre del dominio global debería provocar escalofríos a todos los que están comprometidos con Cristo.

Para otros, sin embargo, el creciente conflicto en Ucrania puede parecer algo lejano, de poca preocupación. Quizás los precios de la gasolina suban y mi 401K baje. Durante un tiempo. Pero esto ya estaba ocurriendo y otros asuntos pueden parecer mucho más preocupantes.

Sin embargo, si hay algo que sabemos sobre la guerra, es que, sin una amplia coalición dispuesta a resistir, tiende a basarse en su propia lógica insana y a salirse de control. Eso fue cierto en Vietnam y lo fue más recientemente tanto en Irak como en Afganistán. Es casi seguro que será así en Ucrania.

Como Mike Baxter, mi amigo y mentor desde mi época de estudiante de doctorado en teología moral en Notre Dame, señaló en una reciente entrevista que le hice en The Pillar: "puede que no te interese la guerra, pero la guerra está interesada en ti".

Y considere esto: Durante la primera Guerra Fría, Ucrania tenía el tercer mayor arsenal nuclear del mundo. Renunciaron a estas armas en la década de 1990 a cambio de garantías de seguridad, pero hoy en día se lamentan seriamente de esta decisión. De hecho, el año pasado un embajador ucraniano dijo que si no podían entrar en la OTAN, el país europeo podría tener que considerar la reconstrucción de su arsenal.

Esta es una de las razones declaradas por Vladimir Putin para su acción agresiva. Relacionado también con esto, Putin ha supervisado personalmente las pruebas de armas nucleares en los últimos días. Y merece recordar a los de poca memoria este artículo del 2018: Rusia ha desarrollado armas nucleares que evaden los sistemas de defensa de misiles.

¿Y qué pasa si esto se sale de control? Como señaló Baxter en nuestra entrevista, Estados Unidos lidera el mundo con la asombrosa cifra de 3750 ojivas nucleares en su arsenal activo, con planes detallados para lanzarlas desde la tierra, el mar y el aire. China ha aumentado su capacidad para competir con Rusia y EE.UU. También lo ha hecho Pakistán. El Reino Unido se ha comprometido recientemente a compartir la tecnología de sus submarinos nucleares con Australia. Corea del Norte sigue su camino para convertirse en una potencia nuclear, al igual que Irán, aunque con la oposición de Israel, que tiene su propia capacidad nuclear secreta.

No hace falta ser un genio para imaginar cómo todo esto podría acabar en un desastre total. Ya hemos estado varias veces a un pelo de la guerra nuclear por errores. Podría volver a ocurrir fácilmente.

Así pues, que el movimiento provida se levante una vez más y se haga oír. En nombre del Príncipe de la Paz: demos un no firme y agresivo a la guerra.

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Charles Camosy