El mediodía del 20 de mayo, a puertas cerradas en la Catedral de San Luis Potosí (México), tuvo lugar un evento inédito en la historia moderna de México. Con el Cardenal Juan Sandoval Íñiguez, Arzobispo Emérito de Guadalajara, a la cabeza y la guía del famoso sacerdote exorcista español José Antonio Fortea, un grupo de sacerdotes celebró un Exorcismo Magno, un rito aplicable a una diócesis o a un país.
Esta ceremonia, según explica el P. José Antonio Fortea en su libro “El Exorcismo Magno” en el que detalla este ritual paso a paso, “aleja a los demonios” y “es útil en una situación en que se ha desatado una gran violencia en un país”.
México padece una creciente ola de violencia y, según cifras oficiales, se ha practicado unos cien mil abortos solo en la capital desde que se despenalizó esta práctica en 2007.
Por la naturaleza reservada del evento, su práctica fue difundida solo a través de redes sociales o publicaciones aisladas, como la del periodista mexicano Roberto O’Farrill, quien asistió al Exorcismo Magno, y difundió un relato en el sitio web VeryCreer.com.
En diálogo con ACI Prensa, el Arzobispo de San Luis Potosí, Mons. Jesús Carlos Cabrero, confirmó que el Exorcismo Magno se celebró el 20 de mayo en la Catedral de su arquidiócesis.
“Esta celebración es un sacramental de la Iglesia”, explicó, y señaló que en este ritual “estuvieron presentes algunos sacerdotes, y me hizo el favor de acompañar el Cardenal (Sandoval) a invitación expresa que le había hecho”.
Mons. Cabrero explicó que el carácter reservado de la ceremonia se debe a que “luego aparece el morbo, las malas interpretaciones”, y precisó que “lo que se quiere buscar es el bien ante todo”.
El Arzobispo mexicano señaló que en esta oración “se pide, por ejemplo, por la cuestión del divorcio, del aborto, y que muchas veces son favorecidas por leyes inhumanas, leyes que van contra la naturaleza misma”.
Se le pide a Dios, dijo, “que nos libere de esa presencia fuerte de ese Maligno que se deja sentir. Por eso uno acude a esta oración especial, ciertamente, extraordinaria, pero no deja de ser una práctica de la Iglesia”.
El Cardenal Juan Sandoval Íñiguez coincidió con el Arzobispo de San Luis Potosí en que el Exorcismo Magno “es una oración a Dios para que aleje al Enemigo, lo aleje de estos lugares. De San Luis en primer lugar y luego de todo México”.
En declaraciones a ACI Prensa, el Cardenal Sandoval Iñíguez aseguró la importancia de que las personas tomen conciencia “de la situación tan grave que vivimos en México, que tiene una raíz muy profunda, más allá de la maldad humana, que es el demonio, que está muy conectado con la muerte, es el homicida desde el principio”.
“Que se vaya tomando conciencia de la gravedad de la situación en México, y que ojalá se multiplique esto que hicimos”, alentó.
El Cardenal mexicano lamentó “la violencia contra grandes y chicos” en México, pues “es cierto que se hacen abortos aunque no se hubiera dado la despenalización, pero ya que un país llegue a despenalizar el aborto, un país cristiano, eso es lo trágico, es ya un pecado mucho, muy grave”.
“Los ajustes de cuentas, ahora entre los sicarios y el gobierno, muertos aquí, muertos allá y muertos por todos lados, una violencia que no es otra cosa que el Maligno que nos está destrozando”, lamentó.
El Cardenal mexicano alentó a retomar la costumbre de rezar la oración a San Miguel Arcángel, escrita por el Papa León XIII.
Para Roberto O’Farrill, periodista católico que participó en el Exorcismo Magno, México vive una infestación demoniaca, similar a la que vivían estos territorios antes de la evangelización y la aparición de la Virgen de Guadalupe, cuando las culturas precolombinas realizaban sacrificios humanos a sus falsos dioses.
“Muchos de esos sacrificios eran sacrificios humanos, jóvenes guerreros y doncellas jóvenes a quienes se les abría el pecho para sacar el corazón, y ofrecerlo a estos demonios”, indicó a ACI Prensa.
Las leyes persecutorias contra la Iglesia y la reciente aprobación del aborto habrían regresado a México a la situación que se vivía antes de la aparición de la Virgen María a San Juan Diego en el cerro de Tepeyac.
“Desde hace ocho años se han practicado ya en la Ciudad de México más de 120 mil abortos, de los que se tiene número, en las clínicas abortistas del gobierno del Distrito Federal”, indicó O’Farrill.
Roberto O’Farrill recordó el caso de Ángel, un mexicano de Morelia, Michoacán, poseído por cuatro demonios. Él fue llevado por el sacerdote legionario Juan Rivas a Roma, con una carta del Cardenal Sandoval dirigida al sacerdote exorcista Gabriele Amorth.
Según el periodista mexicano, en esa ocasión los demonios que poseían a Ángel “dijeron ‘ustedes son unos estúpidos, porque Ella (la Virgen María) nos corrió de México y ahora ustedes con sus leyes estúpidas han permitido que regresen los sacrificios a México, los sacrificios humanos, nosotros no queremos decir esto pero Ella nos pisa la cabeza y nos obliga’”.
“Durante ese exorcismo los demonios obligados por la Virgen María dicen que han regresado a México, que hay nuevamente una infestación, principalmente en la Ciudad de México y en otras partes del territorio”, señaló.
El Arzobispo de San Luis Potosí explicó que antes de celebrar el Exorcismo Magno acudió “a una instrucción, a una catequesis, porque lo vi necesario, que no siempre es usual esto”.
El Prelado también manifestó su confianza en que otros obispos mexicanos puedan realizar una ceremonia similar.
Esta, recomendó, “se tiene que hacer de forma –a mi entender y por la exigencia misma– con un sentido reservado, no elitista sino reservado, porque hay mucha influencia de películas extranjeras que presentan la acción del maligno y la tarea del exorcismo de la Iglesia de forma muy llamativa. Y esto debe ser muy delicado, una oración muy íntima y muy preparada”.
Uno de los frutos que confía recibir de Dios tras el Exorcismo Magno, señaló Mons. Cabrero, es “que conozcamos la dignidad de la persona humana, que alcancemos a mirar el llamado que Dios nos hace” tanto a la santidad como a tomar verdadera “conciencia de nuestra vocación cristiana y su llamado a la vida eterna”.