La hermana Norberta Villaseñor, una hermana de San Francisco de la Penitencia y la Caridad Cristiana que trabaja en la Archidiócesis de Los Ángeles, fue una de las más de una docena de hermanas que dirigieron un campamento de curación único para los niños de Uvalde, Texas, tras el tiroteo masivo de la Escuela Primaria Robb en mayo.
Lanzado por Catholic Extension, una organización sin ánimo de lucro de Chicago cuya misión es construir comunidades católicas en regiones desfavorecidas, el Campamento I-CAN (que significa "Fuerza interior, Compromiso, Conciencia y Red") ofreció a los niños de 3º a 5º grado la oportunidad de "reintegrarse suavemente" en un entorno similar al de la escuela. Del 25 al 28 de julio, los niños participaron en actividades de arte y artesanía, actividades religiosas, juegos, música y actividad física.
Muchos de los niños que participaron eran supervivientes del tiroteo de la escuela primaria Robb, aunque el campamento estaba abierto a todos los estudiantes.
La hermana Dolores Avilés, residente en Uvalde, dirigió el campamento con la ayuda de hermanas de todo el país. Su propia familia extendida perdió tres hijos en el tiroteo.
"Uvalde ha experimentado una violencia indescriptible y sin sentido, y la comunidad todavía está... procesando el dolor", dijo el padre Jack Wall, presidente de Catholic Extension. "Nuestro objetivo es que, a través del acompañamiento espiritual de las religiosas, los niños y sus familias sientan la presencia de Dios, y se les recuerde que no están olvidados ni solos".
"Mi esperanza y mi sueño sería que [los niños] sepan que son amados, que están a salvo", dijo la hermana Norberta. "A través de nuestra presencia, pueden saber que no todas las personas son malas; que hay bondad en la gente".
Uvalde fue una de las primeras ciudades apoyadas por Catholic Extension, que ayudó a construir la Iglesia del Sagrado Corazón en 1906 y la Escuela Católica del Sagrado Corazón en 1912. Ambas instituciones han prestado un apoyo constante a la comunidad tras la tragedia de mayo.
