El padre Walter Paredes bendice a una familia al final de la Misa vespertina en la iglesia Mary Immaculate en Pacoima, el jueves 23 de mayo. (Pablo Kay)
Cuando el padre Walter Paredes era seminarista en Perú, un pequeño grupo de sacerdotes agustinos cercanos desempeñaron un papel clave en su formación.
Pero uno destacaba por encima del resto por su conocimiento bíblico, su capacidad para unir a las personas y su empatía: el padre Robert Prevost.
Paredes, actualmente vicario parroquial en la iglesia Mary Immaculate en Pacoima, contó a Angelus que el futuro Papa León XIV fue su profesor de derecho canónico en el Seminario San Carlos y San Marcelo de Trujillo, Perú. Tras haber estudiado bajo su guía y haberlo visto servir como obispo de Chiclayo, Paredes expresó su entusiasmo al verlo asumir el liderazgo de la Iglesia Católica.
“Gracias al Espíritu Santo, vamos a tener un buen papa: pastoral, espiritual, académico y cercano al pueblo”, afirmó. “Le doy gracias a Dios por habérnoslo dado”.
Paredes, originario de Chimbote, Perú, tenía solo 16 años cuando un sacerdote misionero llegó a su casa y lo invitó a una reunión vocacional. La propuesta lo intrigó, y tras terminar la secundaria, ingresó primero al preseminario y luego al seminario mayor.
Criado por su madre tras el divorcio de sus padres, descubrir que Dios podía asumir un rol paternal en su vida fue transformador, comentó.
“Él es un Padre que siempre está ahí para cuidar a sus hijos”, dijo. “Eso me hizo descubrir el amor de Cristo”.
Durante sus 10 años de formación, tuvo contacto con muchos sacerdotes agustinos, ya que la orden de Prevost tenía una casa cercana al seminario y solía impartir clases allí.
Solo cursó una materia con Prevost, pero quedó impresionado por su vasto conocimiento del derecho canónico y por la forma respetuosa y empática con la que conducía la clase. El curso era exigente, pero si los estudiantes tenían dificultades, Prevost mostraba misericordia y les ofrecía oportunidades para mejorar su nota.
Paredes recuerda haberse sentido “asombrado” por la capacidad de Prevost para citar el derecho canónico de memoria y por la preparación con la que llegaba a cada clase, nunca improvisando.
“Era reservado, atento y muy espiritual”, señaló.
Al terminar sus estudios, participó en un retiro espiritual de una semana, donde fue evaluado —junto a otros aspirantes al sacerdocio— por ocho sacerdotes, incluido Prevost.
En 1992, cuando Paredes fue ordenado sacerdote a los 26 años, el ahora pontífice asistió a su ordenación y lo felicitó personalmente.
El entonces padre Robert Prevost abraza al padre Paredes durante su Misa de ordenación en Perú en 1992. (Cortesía del padre Walter Paredes)
Sin embargo, más allá del aula, fue el liderazgo y las acciones concretas de Prevost fuera del seminario lo que más marcó a Paredes.
Desde su casa en Trujillo, Prevost y sus hermanos agustinos solían ir a comunidades pobres para celebrar la Eucaristía y acompañar a la gente. Era acogedor y cercano con todos, y llegó incluso a ser padrino de algunos niños del lugar.
“Sabía llorar con los que lloran, sufrir con los que sufren, reír con los que ríen”, dijo. “Lo veíamos como alguien muy humano”.
En 2015, el papa Francisco lo nombró obispo de Chiclayo, en un momento de dificultad para la Iglesia local. Al asumir el cargo, Prevost visitó a cada uno de sus sacerdotes en sus respectivas parroquias. Cuando las inundaciones de 2017 azotaron la región, movilizó a la Iglesia para brindar ayuda. En las fotos se lo ve con botas, metido en el barro, ayudando a los damnificados.
Según Paredes, bajo su liderazgo, la diócesis vivió un despertar espiritual “silencioso pero profundo”, y la gente comenzó a regresar a la Iglesia.
“Realmente transformó la diócesis y la gente notó el cambio total”, expresó.
Con el paso del tiempo, y ya residiendo en Estados Unidos, Paredes nunca olvidó su experiencia con Prevost.
Ha sido sacerdote por 32 años, y desde hace 12 sirve en la Arquidiócesis de Los Ángeles. Tras una década en Mary Immaculate, este verano comenzará una nueva asignación en St. John the Baptist Church, en Baldwin Park.
El 8 de mayo, mientras estaba de peregrinación en Turquía, se enteró de la elección de Prevost como papa. Al ver la noticia en la televisión, rodeado de peregrinos, sintió una alegría inmensa.
“Todos empezamos a saltar de alegría y felicidad”, contó. “Nunca pensamos que algo así podría pasar”.
Ahora, con Prevost como Papa, Paredes se siente lleno de esperanza por el futuro de la Iglesia. Desea que continúe el legado de unidad y paz promovido por Francisco, y que ejerza el mismo liderazgo firme y cercano que mostró en Perú.
“Nos va a confirmar en la fe”, dijo. “Nos va a reunir y va a construir puentes de unidad.
“Así como Chiclayo lo amó, el mundo también llegará a amarlo”.
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El padre Walter Paredes, exalumno del Papa León XIV en Perú, celebra su elección y confía en su capacidad pastoral, espiritual y humana.