Los sacerdotes de Los Ángeles han empezado a celebrar Misas los fines de semana para los niños migrantes no acompañados alojados en los refugios federales de emergencia de Long Beach y Pomona.

Las liturgias privadas dieron inicio a principios de mayo, después de que la Arquidiócesis de Los Ángeles obtuviera el permiso para celebrar las liturgias en el Centro de Convenciones de Long Beach y en el Fairplex de Pomona.

“Mi corazón se conmueve al saber lo que han pasado estos niños y quiero ayudarlos en todo lo que yo pueda”, dijo el obispo auxiliar de Los Ángeles, David O’Connell, que celebró en Pomona la primera Misa dominical para los niños recién llegados el día 9 de mayo.

Al hablar con Angelus antes de la Misa, el obispo O'Connell dijo que esperaba con gusto el momento de predicar acerca de cómo llegar a ser un amigo de Jesús.

“Muchos [de los jóvenes] han pasado por momentos difíciles. Jesús los invita, a cada uno de ellos, a desarrollar una amistad con él mismo”.

Los niños migrantes no acompañados empezaron a llegar en abril a los refugios de emergencia establecidos en el sur de California luego de que hubo una afluencia masiva en la frontera entre Estados Unidos y México.

El primer grupo de niños llegó el 22 de abril a un refugio temporal establecido en el centro de convenciones que es propiedad de Long Beach, uno de los diversos centros establecidos por el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos.

Se espera que las instalaciones de Long Beach alberguen a niños que vienen huyendo de las pandillas y de la pobreza de sus países de origen. Las autoridades han descrito los refugios como escalas en estancias temporales para los niños que están en espera de quedar bajo la custodia de patrocinadores o familiares en Estados Unidos.

La arquidiócesis había trabajado durante varias semanas para obtener el permiso de celebrar misas dominicales para los niños migrantes.

“Es lo más importante”, dijo sobre esta decisión Isaac Cuevas, director de Inmigración y Asuntos Públicos de la arquidiócesis.

“Es algo que toma en cuenta la dignidad humana de cada uno de estos niños. Para pasar por lo que ellos han pasado se requiere de un enorme valor”, dijo Cuevas, que también presta sus servicios en el Grupo de Trabajo de Inmigración del Sur de California. “Ellos pueden reunirse, celebrar la Misa y saber que están en la presencia de Dios”.

El obispo David O'Connell es uno de los diversos sacerdotes de Los Ángeles que han celebrado la Misa en refugios federales locales para niños migrantes no acompañados. (Víctor Alemán)

La primera Misa celebrada en un refugio tuvo lugar el sábado 1 de mayo, en Long Beach, y estuvo a cargo de Mons. Jarlath Cunnane, mejor conocido como el “Padre Jay”, párroco de la Iglesia de San Cornelio, de Long Beach. Marc Trudeau, Obispo auxiliar de la región pastoral San Pedro, de la Arquidiócesis, celebró la misa para otro grupo de niños al día siguiente.

Desde entonces, varios sacerdotes especialmente capacitados para trabajar con niños migrantes han oficiado en ambos refugios. Entre ellos están, el Padre George Aguilera, párroco de la Iglesia St. Anthony de Long Beach, situada en Long Beach; el padre Budi Wardhana, párroco de la iglesia St. Lucy, de Long Beach; y Mons. John Woolway. Está previsto que el Arzobispo José H. Gómez celebre una Misa en el refugio de Long Beach el domingo 30 de mayo.

“Lo espero con impaciencia”, dijo el padre Wardhana. “Yo vine a este país desde Indonesia, en busca de asilo político. Así que entiendo cómo se sienten ellos”.

Los niños del Pomona Fairplex han tenido acceso a varias canchas de fútbol, así como también a áreas de descanso con juguetes y libros, además de contar con las clases, servicios de salud mental, atención médica y traductores que también están disponibles para ellos. Las reunificaciones están ocurriendo de manera rápida y segura, dicen los funcionarios del refugio, ya que, hasta ahora, más de 80 jóvenes y niños han sido puestos en contacto con familiares y seres queridos en Estados Unidos.

Entre tanto, para los niños que todavía están actualmente en espera, hay un momento especial qué esperar los fines de semana.

“Es algo fundamental”, dijo Cuevas sobre el acceso dado a la arquidiócesis. “Es parte del derecho que toda persona tiene de practicar su fe. Por eso es digno de elogio el hecho de que el gobierno federal reconozca la necesidad que ellos tienen de practicar su fe”.

O'Connell, que es presidente del equipo de trabajo de inmigración y supervisa la Región Pastoral San Gabriel de la Arquidiócesis (donde se encuentra el Fairplex), enfocó su homilía en el Evangelio de Juan y en la belleza de tener una amistad personal con Jesús, durante la primera misa celebrada en el Fairplex de Pomona.

“Si los niños se están sintiendo traumatizados y ansiosos, hablaré con ellos tal como lo hicimos con los niños del Sur Central”, dijo él. “Hablen con Jesús, invítenlo a su corazón, caminen con él, y él los ayudará.

“Jesús puede llevarlos, paso a paso, a una vida mejor”.