Para los ocho “peregrinos perpetuos” que recorrieron las 3,300 millas de la Peregrinación Eucarística Nacional desde Indianápolis hasta Los Ángeles, el final del viaje debió haber sido un alivio —al menos para sus pies—. Pero aunque la peregrinación ha concluido, así como también el Avivamiento Eucarístico Nacional de tres años, el impacto de la experiencia apenas comienza.
El recorrido los llevó a lugares inimaginables, tanto física como espiritualmente, encontrándose con víctimas de accidentes aéreos, personas que perdieron sus hogares por incendios, reclusos, personas sin hogar y los más necesitados.
Caminaron con ellos. Rezaron con ellos. Les evangelizaron. Pero lo más importante: dieron testimonio de que, sin importar la situación en la que uno se encuentre, Jesucristo es la respuesta.
Algunos de los peregrinos conversaron con Angelus sobre sus vivencias.
El comienzo
Los cuatro peregrinos entrevistados por Angelus provenían de distintos lugares y trasfondos, pero todos compartían un deseo común: tener una conexión con Jesucristo y ver cómo esa relación se manifestaba ante otros durante el viaje.
Leslie Reyes-Hernandez es originaria de Chicago, pero se encontraba enseñando álgebra en una preparatoria de Phoenix. Arthur “Ace” Acuña nació y creció en Las Vegas, pero después de estudiar en la Universidad de Princeton, trabajaba en pastoral universitaria en Nueva Jersey. Stephen Fuhrmann actualmente es estudiante de Texas A&M University. Rachel Levy creció en un pequeño pueblo de Indiana y ahora trabaja para la Arquidiócesis de Indianápolis.
La idea de convertirse en peregrina perpetua le llegó a Reyes-Hernandez durante el Congreso Eucarístico Nacional celebrado en Indianápolis en el verano de 2024. Cuando se enteró de que habría solicitudes para la peregrinación de 2025, supo que era una señal.
“Sabía que nuestro Señor ya había sembrado esa semilla en mi corazón, y fue cuando supe de inmediato que esto era”, dijo. “Esto es para lo que se ha preparado mi corazón. Así que desde el principio, supe que quería postularme”.
Acuña también se sintió inspirado al asistir al Congreso de 2024, pero fue al ver a los peregrinos perpetuos en redes sociales.
“Ver a toda esa gente siguiendo a Jesús en la Eucaristía fue simplemente increíble”, dijo. “Así que cuando escuché que lo harían de nuevo este verano, pensé que si yo estuviera en el Nuevo Testamento y Jesús pasara por mi casa, y viera a muchas personas siguiéndolo, la respuesta lógica sería seguirlo también”.
Las razones de Fuhrmann y Levy eran sencillas: ambos tuvieron un profundo encuentro con Jesucristo durante la universidad y querían compartir esa experiencia con quienes encontraran en el camino.
“Mi deseo de unirme a la peregrinación era simplemente compartir lo que he recibido de nuestro Señor Eucarístico y de mi relación personal con Jesús”, dijo Fuhrmann. “Quiero compartir eso con el mundo”.
“Un amor profundo por nuestro Señor y la Eucaristía, y una devoción que ha crecido durante los últimos años”, dijo Levy.
Dejando huella
La peregrinación de 2025 fue notable por detenerse en lugares marcados por el sufrimiento a lo largo de la ruta —además de parroquias, santuarios y catedrales—, lo cual permitió a los peregrinos perpetuos vivir momentos de consuelo e inspiración.
Para Reyes-Hernandez, el momento más impactante ocurrió en una prisión de Texas, donde vio a Dios presente entre los reclusos.
“Recuerdo que, apenas se anunció que habría confesiones disponibles, unos 50 hombres se pusieron de pie inmediatamente”, relató. “Mi primera reacción fue pensar que se iban, pero estaban corriendo hacia la confesión. Ese moverse con prisa y ese celo por recibir las gracias del Señor fue realmente inspirador”.
Acuña vivió un momento surrealista mientras la peregrinación pasaba por un centro comercial al aire libre en el Condado de Orange, California.
“Había personas que se nos unían mientras pasábamos, y fue increíble ver la apertura y disposición de la gente para simplemente seguir a Jesús”, dijo. “Ver cuánta esperanza les traía su presencia. No necesitaban un orador famoso sobre un escenario, ni siquiera una conversación con un peregrino. Simplemente, Jesús pasaba caminando, y eso bastaba para atraerlos”.

Leslie Reyes-Hernandez y Arthur “Ace” Acuña posan antes de la Misa, una procesión eucarística y adoración en la Iglesia del Sagrado Corazón en Altadena el 20 de junio. (Mike Cisneros)
Fuhrmann también se sintió conmovido al ver la cantidad de personas que salían a las calles, sin importar lo pequeña que fuera la ciudad o el pueblo.
“Lo que me inspira es ver a la gente cuando procesamos por los pueblos o ciudades, las personas que salen a sus porches”, contó.
Poder presenciar que “todavía hay esperanza en este país y muchos corazones abiertos” es para él una fuente de esperanza.
Para Levy, más allá de la cantidad de personas, lo que la inspiró fue la reverencia y devoción de quienes acudían.
“Ver multitudes recibirnos… dar la bienvenida a nuestro Señor al llegar, y luego esa misma multitud, con gran reverencia, despedir a Jesús al partir”, dijo. “Ha sido muy inspirador ver la reverencia de las comunidades que hemos encontrado últimamente”.
Superando desafíos
Más allá del desgaste físico de caminar por 10 estados del país, los peregrinos también enfrentaron pruebas, incluidas protestas anticatólicas en Texas y Oklahoma.
Pero sin importar la dificultad, cada peregrino sacó un aprendizaje de la experiencia.
Reyes-Hernandez enfrentó a los manifestantes y comprendió que la fe debe mantenerse tanto en los buenos momentos como en los difíciles.
“Estoy verdaderamente agradecida por los manifestantes, porque tuvimos que tomar una decisión, y sentí que Dios me preguntaba: ‘¿Me seguirás?’”, recordó. “Ahí fue cuando pensé: ‘Wow, Dios. Te elijo a ti’. Esta no es una circunstancia perfecta, no es un paseo por el parque, pero igual te seguiré. Eso me guió y me impulsó a enfocarme más, a amar más a nuestro Señor, y también a reconocer que hay personas que cargan corazones muy heridos y a veces lo expresan de formas distintas”.
Fuhrmann comparó la experiencia con los manifestantes a “caminar con Jesús, en cierto modo, hacia el Calvario”.
“Cuando estás con nuestro Señor todo el tiempo, hay muchas gracias. Pero también, cuando haces algo tan bueno, al diablo no le gusta, y eso se manifiesta en forma de dificultades y sufrimientos”, dijo. “Podemos representar a la Iglesia y, más aún, caminar con nuestro Señor hacia el Calvario como peregrinos”.
Levy coincidió.
“Así como los apóstoles, hay un gozo al poder sufrir por el nombre de Jesucristo”, expresó.
La última palabra
Al final, Acuña dijo que la peregrinación le mostró cuánto anhelan las personas algo real.
“El sacramento es un signo visible de esa realidad celestial que todos estamos anhelando”, afirmó. “Como católicos, llamamos a la Eucaristía la fuente y cumbre de nuestra fe. Y al menos en la Iglesia estadounidense, vemos esta necesidad de recordarlo y redescubrirlo. Creo que por eso tantos, especialmente los jóvenes, están hambrientos de ver la fe vivida de manera radical y en su forma más plena.
“Así que cuando Jesús pasa por tus calles, no es como esas ideas de que la verdad debe llegar a través de un argumento o un debate. Cuando Jesús se presenta ante la gente, es la verdad misma revelándose”.