El arzobispo de Los Ángeles, José H. Gomez, eleva el Santísimo Sacramento frente al Ayuntamiento de Pasadena durante una procesión eucarística el 17 de mayo. (Peter Lobato)
Cuando el padre John Collins escuchó por primera vez los planes para una procesión eucarística de tres kilómetros por el corazón de Pasadena, se sorprendió un poco.
“¿Vamos por Colorado Boulevard?”, recuerda haber pensado Collins, párroco de Saints Felicitas and Perpetua Church en San Marino. “Lo único que pasa por ahí es el Desfile de las Rosas.”
Pero a diferencia del mundialmente famoso Desfile de las Rosas —donde los espectadores observan decenas de carrozas y espectáculos— esta vez había un solo centro de atención: Jesucristo en el Santísimo Sacramento.
Unas 2,000 personas acompañaron al Santísimo por las calles de Pasadena el 17 de mayo durante una misa y procesión organizada como parte del Avivamiento Eucarístico. El evento comenzó en St. Philip the Apostle Church, hizo una pausa breve en el Ayuntamiento de Pasadena y concluyó en St. Andrew Church.
La procesión se realizó en anticipación a la Peregrinación Eucarística Nacional, que comenzó ese mismo fin de semana en Indianápolis y llegará a Los Ángeles para su conclusión el 22 de junio, solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo (Corpus Christi).
Todo comenzó con una misa a las 5 p. m. celebrada por el arzobispo José H. Gomez en St. Philip the Apostle Church, donde una multitud que superó la capacidad del templo obligó a cientos de personas a seguir la celebración desde el estacionamiento y otras salas habilitadas con pantallas.
Después, el arzobispo Gomez encabezó la procesión llevando el Santísimo Sacramento en una custodia, seguido por varios sacerdotes y acólitos.
La primera parada fue una estación de bendición frente al Ayuntamiento. El padre Collins fue uno de los que esperaban la llegada del grupo.
“Es realmente un parteaguas en la forma en que damos testimonio”, dijo Collins. Sus feligreses se habían preparado durante tres meses con una novena, videos, charlas y reflexiones sobre la Eucaristía.
Mientras el Santísimo se acercaba al Ayuntamiento, decenas de transeúntes se tomaban fotos para graduaciones, bodas o bailes de promoción.
Rachel Eligon, feligrés de St. Finbar Church en Burbank, dijo sentirse profundamente conmovida al ver pasar el cuerpo de Cristo.
“He sentido en las últimas semanas un anhelo creciente por la Eucaristía”, afirmó. “Y cuando pasó la procesión, literalmente sentí mi corazón arder.”
Rachel Eligon, una artista que asiste a la iglesia de San Finbar en Burbank, se arrodilla y reza durante la procesión eucarística de Pasadena el 17 de mayo. (Peter Lobato)
Eligon —artista que diseñó la tarjeta oficial de oración del evento— se alegró al ver la gran participación.
“Es realmente maravilloso ver a tantas personas reunidas públicamente por la fe, especialmente en una cultura donde eso muchas veces no se acepta”, dijo.
Cientos de fieles continuaron la procesión pasando por gasolineras, paradas de autobús, tiendas y restaurantes. Caballeros y Damas de las órdenes de Malta y del Santo Sepulcro marcharon en parejas, así como los Caballeros de Colón, quienes formaron la guardia de honor.
Había adultos de todas las edades —algunos empujando carritos con niños, otros llevando en silla de ruedas a personas mayores.
Roberto Chávez, de St. Therese Church en Alhambra, guiaba a sus seis hijos y un carrito. Vio el evento como una oportunidad para transmitir la fe, tanto a sus hijos como a los transeúntes.
“Estamos presentando a Jesús, por medio de la Eucaristía, a quienes aún no lo conocen”, explicó.
A pocos pasos, Sandra Fernández y su hija Giselle —con discapacidad visual— también hacían el recorrido.
Fernández, quien asiste a St. Philip y St. Therese, dijo que aunque había participado en procesiones similares en su natal El Salvador, era su primera vez en Estados Unidos.
Lo hizo, dijo, para “dar honor y respeto” a Jesús.
“Nos sentimos increíblemente bendecidas y honradas de caminar detrás de Jesús por las calles de Pasadena”, afirmó Giselle, quien usaba un bastón para orientarse. “Estoy muy feliz.”
Muchos caminaban detrás de pancartas con los nombres de sus parroquias, cantando en distintos idiomas o rezando el rosario.
Un grupo de St. Therese llevaba rosas rosadas en honor al centenario de la canonización de su patrona, Santa Teresita del Niño Jesús, también conocida como “La Pequeña Flor”.
Oscar Amaya y Juan Pablo González, rodeados por cientos de fieles, dijeron estar sorprendidos pero felices de ver a tantos jóvenes participando.
Miles de personas acudieron a la procesión eucarística de Pasadena el 17 de mayo, que comenzó en la iglesia de San Felipe Apóstol, se detuvo en el Ayuntamiento y concluyó en la iglesia de San Andrés. (Peter Lobato)
Amaya, feligrés de St. John the Baptist Church en Baldwin Park, compartió información del evento en redes sociales como forma de evangelización.
“Siento que no hay suficiente conciencia sobre la Eucaristía y su importancia, y sobre cómo todos podemos participar de la Iglesia a través de ella”, dijo. “Especialmente los jóvenes.”
En la estación de bendición frente al Ayuntamiento, colocaron la custodia en una mesa adornada con velas en las escaleras principales. Los participantes cantaron y rezaron la Letanía de la Confianza antes de dirigirse a la segunda y última parada: una bendición final en St. Andrew Church.
Al llegar a la esquina frente al templo, niños que recientemente hicieron su Primera Comunión esparcieron pétalos de rosa rojos en el suelo para recibir a Jesús.
Curt Foxx, maestro de la escuela católica St. Andrew, dijo que asistió para fortalecer su fe y evangelizar al público.
“Creo que es importante que no solo profundicemos en nuestra fe, sino que otros vean que la vivimos”, dijo.
El redactor jefe Pablo Kay también colaboró en este artículo.