El Papa Francisco se unió a miles de católicos de Estados Unidos este fin de semana, participando en la 65 edición del Congreso de Educación Religiosa organizado por la Archidiócesis de Los Ángeles, invitando a los participantes a “proclamar la promesa de Dios.”

“Necesitamos anunciar y recordar que tenemos la promesa de Dios y que Dios siempre cumple sus promesas,” dijo el papa en su mensaje, transmitido el jueves.

Un evento que habitualmente atrae a más de 40,000 personas, lo que lo convierte en el congreso anual para católicos más grande de Estados Unidos, este año el RECongress mantuvo su formato habitual, pero debido al COVID-19 fue completamente virtual.

“La pandemia ha marcado la vida de las personas y la historia de nuestras comunidades,” dijo Francisco. “Ante esta y otras realidades, es necesario construir el mañana, mirar el futuro y para ello hacen falta el compromiso, la fuerza y la dedicación de todos.”

El papa también dijo que, ante los desafíos presentados por la pandemia del coronavirus, es necesario imitar al “samaritano” lo que implica dejarse afectar por lo que uno ve, sabiendo que el sufrimiento del otro no solo me afecta, sino que requiere compromiso.

“Los testimonios de amor generoso y gratuito que hemos presenciado durante todos estos meses, ¡tantos testimonios!, han dejado una huella imborrable en las conciencias y en el tejido de la sociedad, enseñando cuán necesaria es la cercanía, el cuidado, el acompañamiento y el sacrificio para alimentar la fraternidad,” dijo. “Ellas y ellos han sido anuncio y realización de la promesa de Dios.”

El video, de menos de cinco minutos, es un resumen de la visión que el Papa Francisco tiene para el mundo post-pandemia, reflejada en su última encíclica, Fratelli Tutti, y también en su libro entrevista con el autor británico Austen Ivereigh, Soñemos Juntos.

“También tenemos que recordar que cada mujer, cada hombre y cada generación encierra en sí mismos una promesa que puede liberar nuevas energías relacionales, intelectuales, culturales y espirituales,” Francisco dijo en el video, para posteriormente argumentar que “los sueños se construyen juntos.”

“Soñemos como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, pero si, todos hermanos,” dijo el papa a los participantes del congreso.

Para el pontífice argentino, decir que todos “somos hermanos,” no significa intentar borrar diferencias que son, en realidad, indelebles. Ni tampoco implica negar esas diferencias, sino trabajar en conjunto, en base al aspecto que une a todas las personas, independiente de su raza, sexo, edad, religión y nacionalidad: su humanidad.

En la introducción a Fratelli Tutti, el papa escribe que esta encíclica nace inspirada en el documento sobre la fraternidad humana que el santo padre firmó con el gran imam de la Universidad de Al-Azhar durante su viaje a los Emiratos Árabes Unidos en 2019, y que buscaba ser una reflexión sobre el dialogo interreligioso, pero que se vio transformada por estallido inesperado de la pandemia, que expuso “inesperadamente nuestras falsas seguridades.”

"Aparte de las diferentes formas en que varios países respondieron a la crisis, su incapacidad para trabajar juntos se hizo bastante evidente", escribió el papa. "A pesar de nuestra hiperconectividad, fuimos testigos de una fragmentación que hizo más difícil resolver los problemas que nos afectan a todos. Cualquiera que piense que la única lección por aprender fue la necesidad de mejorar lo que ya estábamos haciendo, o de refinar los sistemas y regulaciones existentes, está negando la realidad".

Y es ahí donde esta la clave de lo que el Papa Francisco espera sea la contribución no sólo de los católicos sino de todas las personas de buena voluntad: reconocer que la situación del mundo anterior a la pandemia era una en la que miles de millones sufrían a causa de la pobreza, de la exclusión, de la falta de acceso a una educación de calidad, a un sistema de salud capaz de poner la vida por encima de la ganancia económica y que eran víctimas de un sistema dispuesto a explotar a los migrantes, que huyen de sus países en busca de nuevas oportunidades, y en cambio caen victimas de redes de tráfico de personas.

Para Francisco, la clave está en la educación, ya que es desde la educación que las personas crecen en tolerancia y respeto, y es desde la educación que encuentran maneras para superar conflictos y desafíos. Es por esto que, en el 2019, el pontífice había invitado a lideres políticos, religiosos y civiles a un encuentro en el Vaticano, que debía tener lugar en 2020, para trazar un gran pacto educativo global que parte de la base de que "educar es un acto de esperanza".

Al igual que el REC, por causa de la pandemia el encuentro se vio afectado y no fue presencial, sino virtual, y no tuvo el impacto que el papa hubiese deseado. Pero su mensaje a los participantes, que también fue en forma de video, fue claro.

"Es hora de mirar hacia adelante con valentía y esperanza,” dijo. “Que nos sostenga la convicción de que en la educación se encuentra la semilla de la esperanza: una esperanza de paz y de justicia. Una esperanza de belleza, de bondad; una esperanza de armonía social".

Centrándose en el poder transformador de la educación, en esa oportunidad Francisco recordó que educar es siempre un acto de esperanza "que invita a la coparticipación y a la transformación de la lógica estéril y paralizante de la indiferencia en una lógica diversa capaz de acoger nuestra pertenencia común".

“También somos conscientes de que un camino de vida necesita una esperanza basada en la solidaridad, y que todo cambio requiere una trayectoria educativa, para construir nuevos paradigmas capaces de responder a los desafíos y emergencias del mundo contemporáneo, para comprender y encontrar soluciones a las necesidades de cada generación y para hacer que la humanidad florezca hoy y mañana”, dijo.

La sociedad actual requiere de una economía que no solo permita la acumulación de bienes, sino también garantice el acceso a un trabajo digno, a una vivienda, educación y salud. El Papa Francisco está convencido de que la educación es un eslabón clave en la cadena necesaria para afrontar la fragilidad humana, motivo por el cual envió el video al congreso de educación religiosa.

Como escribió en Fratelli Tutti, “la educación está al servicio de ese camino para que cada ser humano pueda ser artífice de su destino.”