Read in English

ROMA — En un salón con frescos de un edificio que alberga los tribunales más altos de la Iglesia católica, el juez de la Corte Suprema de Estados Unidos, Samuel A. Alito Jr., habló sobre la fe, la misericordia, la tradición y la esperanza.

El magistrado, católico, estuvo en Roma el 20 de septiembre para la celebración del Jubileo de la Justicia, que reunió a miles de jueces, abogados, fiscales, profesores de derecho y canonistas de unos 100 países.

La celebración incluyó una audiencia con el Papa León XIV, doctor en derecho canónico, quien habló de la justicia como respeto a la ley y a la dignidad de la persona, así como promoción de la reconciliación y el perdón.

Por la noche, en el Palacio de la Cancillería del Vaticano, Alito participó en una conversación pública con Mons. Laurence Spiteri, sacerdote de la Arquidiócesis de Los Ángeles y juez de la Rota Romana, uno de los tribunales del Vaticano.

Ambos fueron presentados por Brian F. Burch, el nuevo embajador de EE.UU. ante la Santa Sede, quien elogió a Alito como un juez que ha defendido constantemente la libertad religiosa.

El juez citó al Papa Francisco, quien a menudo decía que hoy hay más mártires que en los primeros siglos del cristianismo.

“Lamentablemente, la libertad religiosa está bajo amenaza hoy”, dijo. Y aunque en Estados Unidos existen amenazas a esta libertad, “la situación en América y Europa Occidental palidece en comparación con lo que ocurre en otras partes del mundo”, como los ataques terroristas contra cristianos en Nigeria o en países “donde el cristianismo apenas está permitido”.

Al preguntársele sobre la afirmación del Papa León ese mismo día, de que la misericordia es parte integral de la justicia, Alito dijo que estaba de acuerdo, y que la misericordia debe integrarse en las leyes desde su redacción y adopción, así como en su aplicación y, especialmente, al dictar sentencias.

También se le preguntó sobre la composición actual de la Corte Suprema y la propuesta frecuente de cambiar el número de magistrados, actualmente nueve.

Aunque los autores de la Constitución no especificaron el número de jueces, dijo, está claro que quisieron que fuera un cuerpo colegiado.

Con nueve miembros, dijo, “se garantiza una diversidad de trayectorias” en términos de experiencia, educación y fe, lo que permite un debate riguroso necesario.

“Si personas de buena fe se hablan con civilidad y racionalidad”, dijo, los resultados son mejores que si una sola persona toma la decisión.

Alito, nombrado en 2005 por el presidente George W. Bush, dijo que los miembros actuales de la Corte a veces “discrepan de manera muy fuerte, pero puedo decir que nunca ha sido algo personal”, y que ningún magistrado ha cuestionado la buena fe de otro. “Nuestro papel es aprender unos de otros”.

Un miembro del público le preguntó a Alito sobre el rol de la jurisprudencia o fallos previos en la toma de decisiones del tribunal. El interlocutor señaló que en la Iglesia, las leyes se interpretan según la Escritura y la tradición.

“La autoridad de la Iglesia proviene de Dios a través de los Apóstoles”, dijo, “mientras que la autoridad de la Corte Suprema tiene una fuente secular: nuestra Constitución”.

La “similitud importante”, agregó, es “el valor del cuerpo de decisiones que se han desarrollado con el tiempo con aportes de diversas fuentes”.

En general, dijo Alito, basarse en la jurisprudencia ofrece estabilidad a la sociedad e igualdad ante la ley.

“Las decisiones pasadas representan la sabiduría de quienes las tomaron y merecen respeto”, afirmó, “pero la jurisprudencia no es absolutamente vinculante”, ya que es importante que una sociedad tenga la capacidad de corregir errores.

author avatar
Cindy Wooden