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Cada otoño, las “imágenes peregrinas” especialmente bendecidas de Nuestra Señora de Guadalupe y San Juan Diego pasan varias semanas visitando parroquias y cementerios de la Arquidiócesis de Los Ángeles, donde son recibidas con todo tipo de devociones y celebraciones de los católicos latinos: Misas, rosarios comunitarios, adoración eucarística, procesiones e incluso presentaciones de mariachis.

En ese sentido, la peregrinación anual de este año no es diferente. Pero tras un verano marcado por el miedo generalizado debido al aumento de los operativos migratorios, este recorrido ha adquirido un significado mucho más profundo para los católicos de comunidades inmigrantes.

Desde junio, las redadas masivas de agentes de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), parte de los esfuerzos de la administración Trump por intensificar las deportaciones, han dejado a muchos católicos de la arquidiócesis desorientados y temerosos de lo que pueda venir.

En muchas parroquias, las bancas se ven más vacías durante la Misa. Han aumentado las solicitudes de ayuda económica y alimentaria. Y muchos prefieren quedarse en casa, por miedo a ser deportados al salir, incluso para cubrir necesidades básicas.

Pero el miedo también ha tenido un efecto positivo: este año la peregrinación está visitando más parroquias que nunca —51 en total— además de algunos cementerios y conventos.

“Como madre de Dios, Nuestra Señora de Guadalupe trae esperanza, no solo en estos tiempos de dificultad migratoria, sino todo el año”, dijo el padre Miguel Ángel Ruiz, presidente del comité guadalupano arquidiocesano que organiza las celebraciones. “Ella siempre está presente, y llevar su imagen a las iglesias locales es un gran recordatorio de su presencia en nuestras vidas”.

El éxito de la peregrinación refleja la resiliencia de los católicos inmigrantes, que se aferran a los sacramentos mientras rezan por el fin de las redadas y deportaciones, y por una acción política que conduzca a una reforma migratoria integral.

Miembros del grupo de Guadalupanas posan durante un evento en honor a la Virgen de Guadalupe en la Iglesia del Sagrado Corazón en Lincoln Heights el 28 de septiembre. (Kimmy Chacón)

Miembros del grupo de Guadalupanas posan durante un evento en honor a la Virgen de Guadalupe en la Iglesia del Sagrado Corazón en Lincoln Heights el 28 de septiembre. (Kimmy Chacón)

Semanas antes de la visita de las imágenes a la Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria en East LA el 27 de septiembre, se observaron vehículos de ICE circulando alrededor del templo, lo que llevó a los feligreses a cerrar inmediatamente las puertas para mantener seguro a su “pueblo”.

Las feligresas Mónica Bravo y Claudia Toscano dijeron que la presencia de las imágenes les demuestra que la Virgen de Guadalupe las protege.

“Ella sabe que nos están acorralando, pero aquí estamos —no nos vamos”, dijo Bravo. “Nos recuerda tener fe y esperanza”.

“A veces la gente se queda en casa por miedo. Pero cuando nos ven yendo [a la iglesia], incluso sin papeles —el Señor nos libera”, añadió Toscano.

El padre Alexander Hernández, párroco de Nuestra Señora de la Victoria, cree que la visita de la Virgen lleva un mensaje claro a la comunidad: “Ella dice: ‘Siempre estoy con ustedes, ¿por qué tienen miedo?’”.

“Creo que el mensaje de la Virgen es claro: así como protegió a San Juan Diego, también los protegeré a ustedes”, dijo, refiriéndose a la comunidad inmigrante.

La imagen peregrina de Nuestra Señora de Guadalupe entra a la Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria en East LA durante la Misa de bienvenida el 27 de septiembre. (Kimmy Chacón)

La imagen peregrina de Nuestra Señora de Guadalupe entra a la Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria en East LA durante la Misa de bienvenida el 27 de septiembre. (Kimmy Chacón)

Durante la siguiente parada de la peregrinación, el 28 de septiembre, en la Iglesia del Sagrado Corazón en Lincoln Heights, la feligresa y orgullosa “Guadalupana” Anna Maria Díaz-Balart describió la visita de las imágenes como “el primer rayo de esperanza que podemos compartir entre nosotros” desde que comenzaron las redadas.

A pocas cuadras del Sagrado Corazón, el Home Depot de Cypress Park fue allanado por ICE en junio, lo que llevó a la parroquia a posponer sus festividades de verano.

Aun así, Díaz-Balart se mantiene esperanzada en el consuelo y la fortaleza que ofrece la Virgen de Guadalupe.

“Me alegra que las imágenes estén visitando más iglesias este año, y espero que la alegría y la belleza que experimentamos se multipliquen en muchas parroquias más —para que la gente experimente la paz que ella trae”, dijo.

En entrevistas con Angelus, varios sacerdotes de la arquidiócesis describieron un clima de calma cautelosa, incluso cuando el temor persiste tras las redadas del verano. Muchos feligreses, señalaron, están encontrando el valor de volver a la iglesia gracias a su fe.

“Necesitan a Dios”, dijo el padre José Gerardo Alberto, MSpS, vicario parroquial de la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe en Oxnard, donde gran parte de los fieles son trabajadores agrícolas de la zona. “Por eso vienen a Misa. La gente está recuperando sus fuerzas, participando cada vez más en la Eucaristía, en los sacramentos, en muchos bautizos”.

Tras una disminución en la asistencia a Misa, la catequesis y otras actividades en la Iglesia de San Matías en Huntington Park, el párroco, el padre Rubén Restrepo, comenzó a cerrar las puertas del templo después de la segunda lectura de cada Misa, para que sus feligreses se sintieran más seguros.

“No podemos abandonar la fe, porque si tenemos fe, el miedo no domina nuestras vidas”, afirmó Restrepo.

Cuando uno de sus feligreses le preguntó cómo planeaba defender a los inmigrantes, el padre Gabriel Ruiz, CMF, sacerdote en la Misión de San Gabriel, respondió con sencillez:

“Le dije: ‘Bueno, dejaré que me lleven primero, antes que a ti’ ”, relató Ruiz. “No sé qué más hacer.

“Esto está afectando a toda la sociedad, no solo a nosotros. Nunca había visto una brutalidad así en mi vida. Me parece que están rompiendo el tejido de nuestra sociedad”.

Una madre sostiene a su bebé durante la Misa en Reconocimiento de Todos los Inmigrantes en la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles el 21 de septiembre. (Evan Lirette)

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Isaac Cuevas, director de Asuntos de Inmigración y Públicos de la arquidiócesis, explicó que las parroquias y grupos católicos han trabajado incansablemente para apoyar a los inmigrantes organizando bancos de alimentos, talleres de “Conoce tus derechos” y ayudándolos a crear planes legales en caso de emergencias o deportaciones.

Esto incluye también el Programa de Asistencia Familiar, un fondo creado por la arquidiócesis para que los donantes puedan ayudar a inmigrantes y sus familias en necesidad. El fondo ha recaudado más de $300,000, según informó la hermana Anncarla Costello, SND, canciller de la arquidiócesis.

El dinero se ha destinado principalmente a reforzar las despensas de alimentos parroquiales o programas de ayuda a familias inmigrantes, especialmente aquellas que se ven obligadas a permanecer en casa.

“Creo que ha sido una experiencia de enriquecimiento mutuo, tanto para quienes ayudan como para las familias que reciben el apoyo”, dijo Costello.

Aunque las organizaciones más grandes están asistiendo a la comunidad inmigrante, Cuevas subrayó que el llamado a la acción también se dirige a cada católico individualmente.

“[Las redadas] están causando daño, y también un estrés emocional”, dijo. “Y hacerlo conscientemente es pecado. Esperamos que, como Iglesia, podamos hacer nuestra parte para apoyar a las personas en este tiempo de necesidad.

“Cada uno de nosotros tiene la oportunidad de actuar, aunque sea de una manera pequeña”.

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Mike Cisneros