ROMA – El arzobispo de Los Ángeles José H. Gómez dijo que las instituciones eclesiásticas y las empresas con propietarios cristianos son cada vez más desafiadas y hostigadas. También llamó a combatir el racismo predicando el Evangelio.

A través de una charla virtual, el presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos apadrinó el XXIII Congreso Católicos y Vida Pública que se celebrará del 12 al 14 de noviembre en la Universidad San Pablo CEU de Madrid. El tema del congreso es la corrección política y lo woke, una corriente de tonos cada vez más totalitarios que desde Estados Unidos ha saltado a todo el mundo.

A pedido de los organizadores del simposio, Gómez abordó “serio, delicado y complicado” tema del surgimiento de nuevas ideologías y movimientos seculares que “buscan el cambio social en Estados Unidos y las implicaciones que esto tiene para la Iglesia.”

El prelado dividió su charla en tres partes: el contexto del movimiento global de secularización y descristianización y del impacto de la pandemia; una “interpretación espiritual” de los nuevos movimientos de justicia social y de identidad política en Estados Unidos; y las prioridades evangélicas.

Cosmovisión elitista

Según Gómez, tanto en Estados Unidos como en Europa existen “líderes elitistas” en forma de “corporaciones, gobiernos, universidades y medios de comunicación” que se interesan poco por la religión y que buscan “establecer lo que podríamos llamar una civilización global, basada sobre una economía de consumo y regida por la ciencia, la tecnología, los valores humanitarios y las ideas tecnocráticas acerca de la organización de la sociedad”.

“Dentro de esta cosmovisión elitista, no hay necesidad de sistemas de creencias y religiones anticuados”, dijo el arzobispo, con el convencimiento de que “desde el punto de vista de ellos, la religión, y especialmente el cristianismo, es algo que sólo es un estorbo para el tipo de sociedad que ellos esperan construir”.

Gómez también dijo que estos líderes elitistas consideran que tener ciertas creencias cristianas es una amenaza para las libertades y hasta para la seguridad de otros grupos de nuestras sociedades.

El líder de los obispos norteamericanos subrayó que “nos damos cuenta de que a menudo lo que se cancela y corrige son las perspectivas que están arraigadas en las creencias cristianas sobre la vida y la persona humanas, sobre el matrimonio, la familia y mucho más".

El espacio de la Iglesia

Por ello, planteó que “en la sociedad de ustedes y en la mía, el ‘espacio’ que la Iglesia y los cristianos creyentes pueden ocupar se está reduciendo”.

“Las instituciones eclesiásticas y las empresas cuyos propietarios son cristianos, son cada vez más desafiadas y hostigadas”, subrayó.

“Creo que la mejor manera de que la Iglesia entienda lo que son los nuevos movimientos de justicia social es considerarlos como pseudo religiones, e incluso como reemplazos y rivales de las creencias cristianas tradicionales”, afirmó el presidente de la Conferencia Episcopal Estadounidense.

“Como sea que llamemos a estos movimientos —“justicia social”, “cultura woke”, “política identitaria”, “interseccionalidad”, “ideología sucesora”— éstos afirman proporcionar lo mismo que la religión, dijo Gómez.

Durante su discurso, el arzobispo reflexionó sobre los movimientos surgidos a raíz del asesinato del afroamericano George Floyd, cuya tragedia se convirtió en un claro recordatorio de que la desigualdad racial y económica están profundamente arraigadas en la sociedad de Estados Unidos.

“Y pienso que debemos tener presente esta realidad de la existencia de esta desigualdad. Porque estos nuevos movimientos son parte de un discurso más amplio, de un debate que es absolutamente esencial sobre la manera de edificar una sociedad estadounidense que amplíe las oportunidades para todos, sin importar el color de su piel ni procedencia o situación económica,” argumentó Gómez.

Teniendo en cuenta este contexto, el arzobispo advirtió que aunque algunas de estas nuevas realidades germinen de buenas intenciones, al ser “estrictamente seculares” están generando “nuevas formas de división social, de discriminación, de intolerancia y de injusticia”. Incluso, advirtió de que en esta nuevas “teorías e ideologías críticas de hoy fundamentalmente ateas” se pueden encontrar “algunos elementos de la teología de la liberación, arraigada en una visión cultural marxista”.

Estos movimientos, explicó son maniqueos, pelagianos y utópicos: “Al negar a Dios, estos nuevos movimientos han perdido la verdad sobre la persona humana. Esto explica su extremismo y su duro, intransigente e implacable enfoque de la política”.

Frente a estas nuevas religiones de justicia social y de identidad política, dijo Gómez, la alternativa que debe presentar la Iglesia es clara: “Necesitamos proclamar a Jesucristo. Proclamarlo audazmente, con creatividad. Necesitamos narrar nuestra historia de salvación de una manera nueva. Con caridad y confianza, sin miedo”.

Desde ahí, remarcó que “el Evangelio sigue siendo la fuerza más poderosa de cambio social que jamás haya existido en el mundo. Y la Iglesia ha sido ‘antirracista’ desde el principio. Todos están incluidos dentro de su mensaje de salvación”.

“El mundo no necesita una religión secular para reemplazar al cristianismo”, comentó, recordando a los cristianos que están llamados a apostar “por perdonar, por amar, por sacrificarnos por los demás, desechando los venenos espirituales como son el resentimiento y la envidia”.

Como modelos a seguir, Gómez nombró a dos referentes históricos de la Iglesia en Estados Unidos, Dorothy Day y el Venerable Padre Augustus Tolton: “Tenemos que vivir y proclamar el Evangelio como el verdadero camino hacia la liberación de toda esclavitud e injusticia, espiritual y material”.

“La verdadera religión no busca dañar o humillar, ni arruinar los medios de subsistencia o la fama de las personas. La verdadera religión ofrece un camino para que incluso los peores pecadores encuentren la redención”, finalizó su intervención.