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Durante años, María Tavares ha asistido a la misa anual de la Archidiócesis de Los Ángeles por la comunidad inmigrante para mostrar su solidaridad con los inmigrantes y rezar por la aprobación de una reforma migratoria integral.

A pocas semanas de las elecciones presidenciales y con la inmigración en el centro del discurso nacional, Tavares, que es originaria de México y asiste a la iglesia de San Pancracio en Lakewood, espera que éste sea finalmente el año en que suceda.

«Venimos aquí a rezar para que haya algún tipo de reforma para que todos aquellos que no han tenido la oportunidad de legalizar su situación puedan hacerlo pronto», dijo. «Todavía hay mucho por lo que rezar».

Tavares se encontraba entre los cientos de católicos de la Archidiócesis de Los Ángeles y de las diócesis de San Bernardino, Orange y San Diego que acudieron a la Misa en Reconocimiento de Todos los Inmigrantes el 29 de septiembre en la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles.

Los asistentes a la Misa pudieron venerar frente a reliquias de santos muy queridos por la comunidad inmigrante católica. (Víctor Alemán)

La Misa por la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, fue celebrada por el Arzobispo José H. Gómez junto con obispos auxiliares y sacerdotes de la arquidiócesis, así como el Obispo Alberto Rojas de la Diócesis de San Bernardino y el Obispo Auxiliar Michael Pham de San Diego.

Líderes ministeriales y miembros de la SoCal Immigration Task Force fueron reconocidos en la celebración, que incluyó una procesión y la oportunidad de venerar las reliquias de San Junípero Serra, San Toribio Romo, San Juan Bautista Scalabrini y Santa Francisca Javier Cabrini, santos especialmente venerados por la comunidad católica inmigrante.

En su homilía, el Arzobispo Gomez recordó a los participantes que América es una «nación de inmigrantes y refugiados», y rezó por la «renovación de la visión fundacional de América de una nación bajo Dios».

«Sigamos rezando por todos los hombres y mujeres, todos los niños y familias, migrantes y refugiados de todo el mundo, que se ven obligados a abandonar sus hogares por la violencia o la pobreza en busca de dignidad y una nueva vida», dijo. «Recemos por los líderes de las naciones, para que abran sus corazones y trabajen con sinceridad y generosidad para ayudar a los necesitados».

Antonio Méndez, un residente de Lake Forest que cada año camina más de 80 kilómetros hasta la catedral para asistir a la misa, dijo estar agradecido por la nueva vida de seguridad y prosperidad que vive en Estados Unidos.

«Estoy aquí para dar gracias a Dios en nombre de todos los que hemos inmigrado aquí, ya sea recientemente o hace mucho tiempo», dijo Méndez, originario de Michoacán, México. «Tenemos lo que tenemos, no porque nos lo hayamos ganado, sino porque Dios nos lo dio».

La misa es el último de una serie de eventos que organizaciones católicas locales han celebrado recientemente para apoyar a la comunidad inmigrante durante una época de crecientes cambios e incertidumbre.

Los organizadores afirman que muchos inmigrantes que no han solicitado la residencia legal o la ciudadanía están interesados en hacerlo ahora, por si cambian las directrices tras la toma de posesión de un nuevo presidente.

Algunos temen también que esos planes se vean obstaculizados por las recientes impugnaciones legales al proceso Keeping Families Together de la administración Biden-Harris, que permite a algunos cónyuges e hijastros no ciudadanos de ciudadanos estadounidenses solicitar la «libertad condicional en el lugar», lo que les permite solicitar la residencia permanente sin tener que salir de Estados Unidos para su tramitación.

Varios participantes se vistieron con atuendos coloridos y culturales mientras posaban para las fotos tras la Misa en Reconocimiento de Todos los Inmigrantes. (Víctor Alemán)

Para ayudar a informar a la comunidad, la arquidiócesis organizó dos talleres de inmigración antes de la misa para enseñar a los asistentes sobre los derechos de inmigración, cómo entender y completar los formularios de ciudadanía e inmigración, y cómo navegar por el sistema federal de inmigración.

Los Servicios de Inmigración y Refugiados de Caridades Católicas de Los Ángeles también han realizado clínicas de consulta y sesiones informativas en toda el área de Los Ángeles, donde los asistentes reciben asistencia con las solicitudes de ciudadanía, reemplazo o renovación de tarjetas de residencia permanente, renovaciones para la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) y más.

La arquidiócesis también ha estado ocupada últimamente asistiendo a un creciente número de migrantes individuales que buscan ayuda con vivienda, alimentos y más en las iglesias locales, dijo Isaac Cuevas, director de Inmigración y Asuntos Públicos de la arquidiócesis.

En respuesta, la archidiócesis está trabajando para educar a los líderes parroquiales y al personal sobre cómo clasificar sus necesidades y ponerlos en contacto con los recursos y se está asociando con otros grupos para ayudarles a situarse y establecerse, o en sus destinos finales, dijo.

Independientemente del resultado de las próximas elecciones, Cuevas dijo que el grupo de trabajo está preparado para ayudar y apoyar a los inmigrantes con sus necesidades.

«Siempre estamos listos para activarnos de un momento a otro y hacer lo que podamos para garantizar que la comunidad indocumentada se sienta segura y tranquila y que también entiendan qué derechos les corresponden como personas que viven en este país, y que aplacemos los temores que puedan surgir de la desinformación», dijo.

Isaac Cuevas, director de Inmigración y Asuntos Públicos de la Arquidiócesis, felicita a los asistentes homenajeados por su labor con los migrantes. (Víctor Alemán)

Muchos de los asistentes a la misa de los inmigrantes dijeron que lo hicieron para orar por quienes buscan obtener un estatus legal, y para que los legisladores creen leyes migratorias justas que ayuden a quienes aún no reúnen los requisitos para solicitarlo.

Carmen Aquino -originaria de Oaxaca, México, y ahora feligresa de la Iglesia de San Bonifacio en Anaheim- dijo que asistió a la misa para orar por la reforma migratoria, para que Dios ilumine a quien sea que se convierta en el nuevo presidente del país, y por los sacerdotes católicos que son perseguidos en Venezuela por difundir el evangelio.

«Vinimos a interceder por los inmigrantes porque sabemos que muchos de ellos están viviendo momentos muy difíciles», dijo, luciendo en la solapa un brillante lazo amarillo como símbolo de esperanza. «Con Dios, todo es posible».

Para Tavares, la misa de este año fue una oportunidad para rezar por los amigos y seres queridos que no pueden visitar su país por carecer de documentación legal. Ella espera que los próximos años traigan oportunidades para que ellos -y otros inmigrantes- obtengan finalmente la legalización.

«Si Dios quiere, pronto volveremos aquí para celebrarlo», dijo.