A principios de octubre, el Papa Francisco dio oficialmente inicio a un proceso de escucha y discernimiento que lleva como título “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”, proceso que tendrá una duración de dos años y que pide la participación de cada una de las más de 3,000 diócesis católicas del mundo.
En la Arquidiócesis de Los Ángeles —en la cual un equipo de liderazgo ya ha empezado a activar las palancas y puntos de apoyo necesarios para dar inicio al proceso— la tarea de llevar a cabo la fase local del sínodo implica entrar en un territorio inexplorado, debido a las incertidumbres que aún persisten a causa de la pandemia de COVID-19 y a la amplitud del alcance de la participación local que el sínodo requiere para este año.
Pero hasta el momento, el coordinador del proceso del sínodo —que ha sido recientemente nombrado por la arquidiócesis— se está tomando la tarea con calma.
“¿Es un desafío? Sí, pero lo hermoso que tiene esto es que se trata del comienzo de un recorrido que seguirá su curso”, dijo Karen Luna, que trabaja como coordinadora del Ministerio de Adultos Jóvenes en la arquidiócesis.
“Cuando considero este proceso, lo que me llena de esperanza es confiar en lo que el Espíritu Santo ya nos ha enviado. Anhelo ver cómo las ideas se consolidan y ofrecen una oportunidad de escuchar a la gente, en medio de todo este dolor que hemos experimentado recientemente”.
Luna y su comité directivo fueron presentados por la mañana del día 31 de octubre, al final de una misa del domingo celebrada por el arzobispo José H. Gómez, en la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles. Él, a su vez, asistió a la Misa que el Papa Francisco celebró el día 10 de octubre, en Roma, para inaugurar oficialmente lo que los observadores han denominado el “Sínodo sobre sinodalidad”.
En su homilía, el arzobispo Gómez dijo que el inicio del sínodo era un momento para “pedir la gracia de reflexionar más profundamente sobre nuestra vida de discípulos y seguidores de Nuestro Señor Jesucristo”.
El primer paso dentro de la ejecución del plan por parte de Los Ángeles es un nuevo sitio web, traducido en varios idiomas, que cuenta con recursos que explican el proceso, así como también una plataforma de recopilación de información de toda la arquidiócesis. Los documentos que hay en el sitio también explican los lineamientos emitidos, tanto por la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (de la cual es actualmente presidente el Arzobispo Gómez), como por el Vaticano.
La arquidiócesis planea utilizar las primeras semanas de 2022, anteriores a la Cuaresma —es decir, de enero a marzo— para participar en la fase de “escucha” del proceso sinodal, programando sesiones de escucha en parroquias y grupos regionales. El plan de Los Ángeles requiere que los consejos pastorales existentes, tanto a nivel arquidiocesano, como regional y parroquia,l implementen el proceso compartiendo, reflexionando y escuchando.
Se examinarán diez temas generales: compañeros de viaje, escuchar, comunicar, celebrar, compartir la responsabilidad de nuestra misión común, diálogo en la Iglesia y en la sociedad, ecumenismo, autoridad y preparación, discernimiento y decisión y formación en sinodalidad.
Gracias a una prórroga concedida recientemente por el Vaticano, las conferencias episcopales tienen ahora oportunidad de enviar allá los informes con los resultados de sus consultas locales —como la de Los Ángeles— hasta octubre de 2022, en lugar de tener que hacerlo en abril.
El Padre Parker Sandoval, que es vicecanciller y forma también parte del comité directivo del sínodo, califica esta tarea como “un proceso abrumador”. Él dice esto por experiencia propia: hace 20 años, fue delegado de un sínodo arquidiocesano convocado por el entonces arzobispo, el cardenal Roger Mahony.
Él recuerda haberse sentido sorprendido de que en el “proceso de filtrar los miles de voces de nuestras parroquias”, la principal preocupación que resaltó fuera el abordar la crisis de fe de los tiempos modernos.
“La Nueva Evangelización quedó entonces en primer lugar”, recuerda él.
Actualmente “tengo la corazonada de que esto está todavía en el corazón y en la mente de muchos católicos, de nuestros padres y abuelos, que quieren saber qué tipo de Iglesia le están heredando sus hijos, dijo el padre Sandoval.
Él piensa que la mayor fortaleza de la iglesia local de Los Ángeles proviene de su diversidad, la cual “es algo diferente a lo que sucede en cualquier otra parte del mundo, por lo que esperamos atraer tantas voces como sea posible”.
Pero como el Papa Francisco ha resaltado la necesidad que hay actualmente de prestarle más atención a los jóvenes que pueden sentirse desconectados de la Iglesia, el nombramiento de Luna para coordinar el proceso de Los Ángeles es una señal de gran claridad.
Luna, quien nació en South LA, es una graduada de la primera generación de la Universidad Loyola Marymount y obtuvo una licenciatura y una maestría en teología en esta escuela jesuita.
“Una de las principales cosas que he aprendido en el Ministerio de Jóvenes Adultos durante esta pandemia, es que puedo aportar al sínodo lo que hemos encontrado sobre la necesidad de que las relaciones sean creativas y enfocadas de manera diferente, utilizando, para ello, todo tipo de tecnología y de medios ”, dijo Luna, que está casada y es madre de dos niños pequeños con quienes asiste, en familia, a la Iglesia del Sagrado Corazón de Covina.
Luna y el padre Sandoval ven el sínodo como una oportunidad para mostrar cómo, bajo el liderazgo de la iglesia, se pueden iniciar discusiones que respeten las opiniones de la gente, esperando que esto lleve al desarrollo de conceptos comunes.
“Uno de los grandes males de nuestra sociedad es no saber cómo entablar una conversación reflexiva sin pasar por extremos ideológicos o atacar a alguien”, dijo el padre Sandoval. “Si aprendemos a dialogar bien y con la actitud correcta —entregados al espíritu— podemos tener una conversación honesta que no sea una discusión o un debate”.
Además, el Padre Sandoval tiene a su cargo la celebración del año jubilar arquidiocesano “Adelante en la Misión”, de San Gabriel. Él considera la coincidencia del proceso del sínodo con la celebración del 250º aniversario de la iglesia local como algo “providencial”.
“Ambos están enfocados a la misión”, dice. “Esto tiene mucho que ver con renovar nuestra misión de representar el evangelio de una manera nueva para nuestro pueblo y para nuestra sociedad, y de ofrecerle a nuestro mundo la esperanza, esa esperanza que Jesús resucitado nos ofrece”.