Como miembro de la Fraternidad Misionera Verbum Dei, la hermana Rosalía Meza ha viajado a Roma en varias ocasiones.
Uno de los momentos más especiales de cada visita, dijo, siempre ha sido encontrarse con el papa.
En 2022, Meza —directora general de la Oficina de Educación Religiosa de la Arquidiócesis de Los Ángeles— tuvo la fortuna de participar en un grupo que fue recibido durante media hora por el Papa Francisco.
Y el mes pasado regresó al Vaticano para conocer al Papa León XIV, esta vez como una de los 27 integrantes de una peregrinación de Estados Unidos organizada por el Comité para la Evangelización y la Catequesis de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos.
La ocasión fue el Jubileo de los Catequistas, celebrado del 26 al 28 de septiembre, que reunió a 20,000 fieles de más de 115 países como parte del Año Jubilar 2025, proclamado por el Papa Francisco como un tiempo de oración, peregrinación y perdón.
“Fue una experiencia hermosa”, dijo Meza, la única religiosa del grupo, encabezado por el arzobispo Charles C. Thompson de Indianápolis. Los demás peregrinos eran catequistas laicos que lideran la evangelización y la formación de adultos, jóvenes y niños en diócesis de todo el país.
“[El Papa León es] muy humilde, como el Papa Francisco”, comentó Meza. “Estuvo muy presente con cada uno de nosotros. Me conmovió mucho que se tomara el tiempo para conocernos y escucharnos.”

Nancy Nazarian-Medina, izquierda, y la hermana Rosalía Meza posan en la Misa del Jubileo de los Catequistas en el Vaticano, el 28 de septiembre. (Nancy Nazarian-Medina)
Otra integrante del grupo proveniente de Los Ángeles fue Nancy Nazarian-Medina, coordinadora regional de San Gabriel para la Oficina de Educación Religiosa. La acompañó su madre, Lucy Nazarian, una catequista dedicada que ha servido en la parroquia St. Clare of Assisi en Canyon Country y actualmente participa en la formación de familias en St. Kateri Tekakwitha en Santa Clarita.
Nancy recordó que se sintió “como una niña en la mañana de Navidad” mientras el grupo esperaba para conocer al papa.
“Estaba llena de emoción y ansiedad”, contó Nazarian-Medina, quien comenzó como catequista voluntaria en St. Clare of Assisi y más tarde fue directora de educación religiosa antes de asumir su cargo actual.
“Durante mis trayectos diarios del Valle de Santa Clarita al Valle de San Gabriel”, explicó, “suelo reflexionar sobre los primeros discípulos de Cristo, que viajaban para difundir la buena nueva de su amor por la humanidad. Emprender esta peregrinación fue un paso natural para profundizar en mi compromiso con una catequesis evangelizadora.”
Meza describió su ministerio como “mantener viva la memoria de Dios”.
“Es un proceso continuo, un camino de fe. Transmitir la fe a nuestros hijos, jóvenes y adultos es un ministerio muy importante y actual. Y no solo involucra a quienes enseñan catecismo, sino también a padres, abuelos, y a cualquiera que influya en la formación de la mente de una persona en la fe católica.”
Cuando Meza conoció al papa, se presentó y le habló de su trabajo en la arquidiócesis.
“Él sabía del trabajo que estamos haciendo”, dijo, “y dio su bendición para nuestro ministerio.”
El pontífice les dijo a los presentes: “Quiero agradecerles por su servicio a la Iglesia. La Iglesia no son los obispos, la Iglesia no son los sacerdotes, sino que todos somos la Iglesia.
“Es hermoso que todos juntos busquemos a Cristo, caminemos con Cristo y nos convirtamos en su presencia en el mundo de hoy, algo tan necesario. Gracias por todo lo que hacen.”

La hermana Rosalía Meza saluda al Papa León XIV durante una audiencia privada con el pontífice el 27 de septiembre. (Hermana Rosalía Meza)
Nazarian-Medina recordó que el papa saludó a todos con calidez y escuchó atentamente las historias que compartieron los peregrinos.
“Expresó una profunda gratitud por el compromiso de los laicos al servir y difundir el mensaje del Evangelio de Cristo, destacando que somos agentes de su amor”, dijo.
El Papa León luego invitó al grupo a formar un círculo y dirigió a los peregrinos en el rezo del Padre Nuestro.
“Ese gesto tan simple pero poderoso me recordó las muchas veces que he rezado con catequistas y familias en la parroquia”, dijo Nazarian-Medina. “Reforzó el sentido de comunidad en la Iglesia, un lugar donde nos acompañamos y buscamos juntos la gracia de Dios.”
Además de la audiencia con el papa, Meza destacó como momento especial del viaje el encuentro con Antonia Salzano, madre de San Carlo Acutis, el joven católico italiano canonizado una semana antes de que la delegación llegara a Roma.
Salzano ha escrito un libro sobre su hijo, y tanto ella como su esposo, Andrea Acutis, continúan hablando públicamente sobre su vida y legado.
Pero tan edificante como conocer al papa, dijo Nazarian-Medina, fue la fraternidad entre los peregrinos.
“Todos enfrentamos desafíos similares en el ministerio: menos voluntarios, presupuestos limitados y reducción del personal parroquial”, explicó. “Aun así, el fuego por evangelizar y catequizar sigue vivo. Estar en comunidad con miles de catequistas de todo el mundo reafirma la certeza de que Dios cuida de su Iglesia.”
Originaria de Guadalajara, México, Meza ha enseñado teología en el instituto de su comunidad, en la Arquidiócesis de San Francisco y en la Universidad Loyola Marymount. En 2017 obtuvo un doctorado en teología sagrada por la Escuela Jesuita de Teología en Berkeley.
Señaló que la arquidiócesis comisionó a más de 350 líderes catequéticos en una ceremonia en septiembre, un número comparable a los niveles previos a la pandemia. Se necesitan tres años para obtener la certificación en liderazgo catequético, pastoral o en estudios bíblicos, las tres áreas que supervisa Meza.
Cuando Nancy Nazarian conoció al Papa León, se presentó diciendo que era “simplemente una catequista”.
¿La respuesta del papa?
“No existe eso de ser ‘simplemente’ una catequista”, le dijo.