Después de una pausa de dos años, ocasionada por la pandemia de COVID-19, la Cena de entrega de los Premios del Cardenal para honrar a los “católicos extraordinarios” de la Arquidiócesis de Los Ángeles se reanudará este año —el sábado 26 de febrero— con una cena y una presentación en el Hotel Beverly Hilton.
Peter y Stephanie Nolan (feligreses de la Iglesia American Martyrs Church, en Manhattan Beach), Tom Romano (de St. Philip the Apostle Church, en Pasadena), Kenny Lund (de Assumption of the Blessed Virgin Mary Church, en Pasadena) y Kathleen Duncan (de St. Paul the Apostle Church, en Brentwood), recibirán esta distinción de manos del Arzobispo José H. Gómez. Esto le da continuidad a una tradición iniciada en 1990 por el Arzobispo de aquel entonces, el Cardenal Roger Mahony y la entonces directora de Servicios Especiales de la arquidiócesis, la hermana Mary Jean Meier. Más de 175 personas han sido reconocidas a lo largo de los años, muchos de ellos líderes laicos de la Iglesia, pero también religiosos y religiosas.
Como una manera de reconocer a las organizaciones de trabajo cuya ininterrumpida labor durante la pandemia proporcionó comidas a las personas vulnerables de sus comunidades, los organizadores anunciaron tres beneficiarios de la recaudación de fondos de este año: St. Francis Center Los Angeles (1835 S. Hope Street), St. Francis Center Long Beach (1041 E. 7th Street) y el Santa Barbara-Ventura County Food Bank.
Esto es en agradecimiento a los homenajeados que aplicaron su tiempo, sus riquezas y talentos de manera silenciosa y efectiva, llevando su fe a la práctica.
KATHLEEN DUNCAN-LUTEN: La caridad está en el ADN
Kathleen Duncan-Luten recuerda la esencia de la declaración de misión de la Fundación Thomas y Dorothy Leavey, esa organización sin fines de lucro que sus abuelos fundaron en 1952. Ésta quedó centrada en un profundo compromiso con los valores y la generosidad para ayudar a los necesitados.
“Teníamos aquellas reuniones en torno a la mesa del comedor de mi abuela, teniendo a mi papá como presidente y rodeados de un montón de papeles, todo con el objetivo de hacer lo correcto”, dice Duncan-Luten. “Puede que no haya yo entendido tan a fondo esa misión cuando tenía poco más de 20 años, pero ahora es algo que ha llegado a ser verdaderamente el fundamento de nuestra manera de dar y de la importancia darle continuidad a su legado”.
Por su prolífico trabajo en la comunidad, Duncan-Luten se convirtió en el primer y único miembro de una tercera generación en ganar Premio del Cardenal. Después de que su abuela, Dorothy Leavey, fuera galardonada dentro del primer grupo, en 1990, su madre, Kathleen Leavey McCarthy Kostlan, recibió ese reconocimiento en 2004.
Duncan-Luten —parroquiana desde hace mucho tiempo de la parroquia de St. Paul the Apostle, de Westwood— ha respondido a las necesidades de su comunidad uniéndose al consejo de administración que abarca muchas organizaciones, en particular, la Fundación de Educación Católica de Los Ángeles, presidida por el Arzobispo José H. Gómez.
“Kathleen proviene de una familia fabulosa, integrada por gente de lo más amable, generosa y cordial, muy centrada y con gran deseo de ayudar a los demás”, dijo Doug Cooper, director ejecutivo de la Fundación de Educación Católica y amigo de la familia desde hace mucho tiempo. “En el ADN de Kathleen está inscrito el hacer del mundo un mejor lugar”.
Duncan-Luten creció en Westwood, siendo la segunda de cuatro hijos, y nunca estuvo lejos de sus abuelos: los Leavey, de Beverly Hills y los McCarthy, de Santa Mónica.
Después de graduarse de la Universidad de Puget Sound con un título en psicología, se sintió llamada a la enseñanza. Obtuvo sus credenciales en Mount St. Mary, a los 28 años y dio clases, primero en Marymount Junior School, para pasar luego a impartir matemáticas y ciencias de quinto grado en St. Paul the Apostle.
“Recuerdo haber escuchado a un estudiante decir: señorita McCarthy, todo dependió de la manera en la que usted me ayudó en un momento determinado de mi vida; así se da uno cuenta de cómo va moldeando a los niños en lo que son, de cómo la influencia católica y toda la persona es tan importante como los son las clases que se imparten en el aula”, dijo Duncan-Luten.
“Se trataba más de la experiencia de la vida y de darles una perspectiva de las cosas y una manera de abordarlas”.
Ella continúa dando su apoyo en la educación católica en varios lugares: en Loyola Marymount University, Mount St. Mary's University, Santa Clara University (de donde se graduaron su hija Kara y su hijo Alex), en Loyola High School, de Los Ángeles (el alma mater de sus hijos Alex y Patrick) y en el Centro Católico Caruso, en USC (de donde se graduó su hijo Patrick).
Ella también está involucrada en el Children's Hospital Los Angeles, en el California Science Center y en el Doheny Eye Institute.
Kara Duncan, la mayor de los hijos de Kathleen, explicó cómo el trabajo que ell desempeña en el área de labores sin fines de lucro de Catholic Community Foundation de Los Angeles, desempeñándose como gerente general de relaciones con los clientes, se remonta al ejemplo de su madre, que es una persona “verdaderamente desinteresada en cuanto a su tiempo y energía y que, desde que tengo memoria, nos ha enseñado a mis hermanos y a mí la importancia de ser generosos y de siempre ayudar a quienes lo necesitan”.
“Siempre me ha apasionado mucho el ayudar a los demás y creo que eso se deriva de los valores que me enseñaron y del modo en que mis padres —en especial, mi mamá— formaron en mí esos valores. Creo que su ejemplo tuvo realmente un impacto en la manera en que avancé por la vida y que es lo que me condujo a lo que estoy viviendo ahora”.
KENNY LUND: Invertir en excursionistas felices
Kenny Lund sólo puede definir el hecho de que toda su familia haya llegado a ser propietaria del Centro de Retiro Saint Edward y del Campamento Lolek en Wrightwood en el curso de los últimos dos años, como una “intervención divina”.
El tranquilo sitio, de 215 acres y ubicado a unos 7,000 pies de altura en las montañas de San Gabriel, puede sentirse tan cerca del cielo en la tierra como Lund podría imaginárselo. Ahora él y su familia planean compartirlo en los años venideros con miles de católicos introspectivos.
“Cuando llegué a este lugar por primera vez, encontré algo maravilloso en él: el Espíritu Santo sopla fuerte aquí”, dijo Lund, haciendo notar su capilla de oración con paneles de madera, el jardín del rosario y el sendero con las estaciones del Vía Crucis.
La propiedad, establecida en la década de 1940 por las Hermanas de los Servicios Sociales y conocida como Campamento Mariastella, llegó a los Lund y a un pequeño grupo de inversionistas católicos a finales de enero de 2020. Y luego llegó la pandemia de COVID.
Eso le dio a Lund, a su esposa Mary, a sus hijas, de edad universitaria —Clare, Katherine, Megan y Elizabeth— y a su hijo —Joseph— una experiencia de unión, al ir buscando cómo hacer mejoras en las instalaciones y cómo convertirse luego en consejeros y auxiliares médicos capacitados.
“Ahora tengo dos trabajos de tiempo completo: uno que me paga y otro que me cuesta dinero”, dijo Lund, riendo, el cual es vicepresidente ejecutivo de Allen Lund Company, fundada por su difunto padre, en La Canada-Flintridge. “Todos estamos involucrados en esto”.
Eso incluye a su madre, Kathie, además de a sus cinco hermanos y hermanas con sus respectivos cónyuges, que se han comprometido también.
“El campamento ha sido un don para todos nosotros y no sabíamos cuánto impacto llegaría a tener”, dijo Kathie Lund, ganadora del Premio del Cardenal 2011. “Implicó todo un salto en la fe hacer realidad este campamento, pero el talento de Kenny es el liderazgo y la oración, así como también el de tener un sentido del humor y saber hacerlo a uno reír. Ése el don que él posee”.
Kenny Lund creció asistiendo a campamentos para jóvenes y en la década de 1970 viajó con su familia desde Utah hasta el sur de California. Asistió a Incarnation Parish Elementary School, de Glendale, luego a St. Francis High School, en La Cañada y luego a la Universidad Loyola Marymount.
Él puso en práctica su título en administración de empresas de LMU cuando a fines de la década de 1980 se unió a sus hermanos en la administración de una compañía comisionista de fletes, iniciada por su padre, Allen.
Toda una vida de trabajo voluntario lo ha llevado a ser presidente del consejo escolar de su parroquia natal, Assumption of the Blessed Virgin Mary, de Pasadena. También ha sido miembro de la corporación de Children's Hospital, de Los Ángeles, ayudando a las Hermanas Carmelitas del Sagrado Corazón de Jesús, tocando la guitarra durante la Misa en el Central Juvenile Hall, de Los Ángeles y como miembro del equipo de Caridades Católicas, en San Gabriel.
Este Centro de Retiros St. Edward refuerza ahora para Lund el modo en que “hemos de tratar de ayudar a la Iglesia a que sea una Iglesia llena de católicos felices. Todos los que trabajan aquí ven cómo esta declaración mejora su fe. Y ya hemos visto algunos milagros”.
Como cuando el Director de Vocaciones de la Arquidiócesis de Los Ángeles, el Padre Mike Perucho, llevó a 30 estudiantes de secundaria a un retiro de discernimiento de cuatro días en el verano de 2021.
“Se produjo un cambio en todos ellos”, dijo el padre Perucho. “Seis de ellos expresaron una gran apertura al sacerdocio. Estamos trabajando activamente en el continuado discernimiento de tres de ellos, que esperamos que en algún momento dado lleguen a comprometerse en el futuro. Estamos agradecidos con Kenny; todo el trabajo que hace por nuestra juventud es asombroso”.
PETER Y STEPHANIE NOLAN: Benefactores Silenciosos de la esperanza
Desde una distancia de más de 40 años transcurridos en el ramo de los negocios de inversión, la estimación de Peter Nolan sobre la educación católica es que hay que respaldarla con tantos recursos como sea posible. Y esto hará que todos los involucrados se vean beneficiados.
“Mi formación profesional como inversionista me lleva a buscar las áreas subvaloradas”, dijo Nolan, quien es director de Nolan Capital Inc., en Hermosa Beach. “Uno de los recursos sociales más subvalorados del país es la educación católica, ya que ofrece un producto increíblemente superior a un mejor costo y con un mejor resultado.
“Lo que muchos gobiernos están tratando de lograr, las escuelas católicas lo practican todos los días en cuanto a que aceptan a niños de diferentes procedencias, que no podrían tener acceso a una educación de calidad, y les enseñan verdaderamente que todos somos iguales, que todos somos hermanos y hermanas”.
Cuando vemos que los tres hijos de la pareja —Michael, Robert y Elizabeth— fueron educados en la American Martyrs School, de Manhattan Beach, y además en Loyola High School y Marymount High School, de Los Ángeles, podemos comprobar que Stephanie Nolan está de acuerdo con ello.
“Esto les dio unas bases verdaderamente fabulosas y nos permitió a todos crecer en nuestra fe”, dijo ella. “En el sentido de que los valores familiares son salvaguardados cuando pudiera parecer que las cosas se están desmoronando en torno nuestro”.
Peter y Stephanie están siendo reconocidos con el Premio del Cardenal por su inquebrantable y discreto apoyo a una gran variedad de programas de educación católica en la Arquidiócesis de Los Ángeles.
“Los Nolan son personas llenas de fe que no sólo hablan de su catolicismo, sino que realmente lo viven”, dijo Mons. John Barry, su párroco de American Martyrs. “Ellos buscan y apoyan discretamente a los necesitados y todo demuestra que los ayudan a salir adelante, sin ninguna expectativa de ser reconocidos públicamente por ello”.
Los Nolan son —ambos— graduados de la Universidad de Cornell y en la década de 1980 asistieron a la escuela allí mismo y al mismo tiempo, pero no se trataron hasta que ambos se mudaron, de manera individual, al área de South Bay en el sur de California. En Cornell, de donde también se graduaron sus tres hijos, se encuentra ahora la Escuela de Administración Hotelera Peter y Stephanie Nolan.
Se estableció así una fundación familiar para desarrollar proyectos importantes para ellos. Eso incluye la Catholic Education Foundation, la escuela secundaria a la que sus hijos asistieron, Catholic Charities of Los Angeles, St. Sebastian Sports Project y el St. Lawrence of Brindisi Literacy Center. Recientemente establecieron un Reading Intervention Program en la Escuela Francis X. Cabrini, dentro de un área de alto riesgo de Los Ángeles.
“Son de nuestros mejores promotores en la educación de nuestros hijos”, dijo la directora de la escuela St. Frances X. Cabrini, Carmen A.O. Hart.
Un ejemplo más de que la respuesta de los Nolan a una necesidad es inmediata se observó en los recientes acontecimientos que ocasionaron un cambio en la vida de la familia de David y Marty Radanovich, antiguos amigos de la parroquia American Martyrs.
En noviembre de 2020, su hijo, Joe, quedó paralizado del pecho hacia abajo como resultado de un accidente automovilístico que padeció cuando era estudiante de primer año en la Universidad Cristiana de Texas. Los Nolan ayudaron a movilizar a un grupo para disponer, rediseñar y mejorar la accesibilidad para sillas de ruedas ADA en la casa de los Radanovich, en Westchester. Joe, que había sido un destacado jugador de voleibol en L.A. Loyola High, ha vuelto nuevamente a profundizar en sus estudios en TCU.
Marty Radanovich destacó que, en la carta de Pablo a los Efesios, Pablo ora y le pide a Dios que abra las mentes, los corazones, los ojos y los oídos de la gente, para que perciban la esperanza a la que Jesucristo los ha llamado.
“Stephanie y Peter han escuchado con claridad ese llamado”, dijo Marty. “No hay ningún momento demasiado grande o demasiado pequeño en el que Steph y Peter no le respondan al Señor”.
TOM ROMANO: Un largo legado de servicio
Permanezca cerca de Tom Romano durante un tiempo suficiente y habrá muchas posibilidades de que verá la construcción de una iglesia en sus alrededores.
En primer lugar, él le contará la historia de su bautismo, que tuvo lugar en 1950, en la Iglesia Católica de la Anunciación, de Arcadia. La iglesia estaba en construcción y la granja lechera Mountain View estaba adyacente al sitio de la construcción. Y los dueños de ésta limpiaban el establo y ponían sillas ahí todos los domingos para la Misa. Así que hay una fotografía de Tom recibiendo el sacramento del bautismo con vacas de fondo.
Años más tarde, Tom fue reclutado para presidir un comité de recaudación de fondos para construir la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles, que fue inaugurada en 2002.
“¿Dos iglesias durante una misma vida? Nunca se me hubiera ocurrido”, dijo Romano con una sonrisa cuando se mencionó el tema. “Es bastante interesante cuando piensas en lo que es tener esa oportunidad en el lapso de 50 años, en lo que es contar con los principios fundamentales que me permitirían hacer eso”.
Es muy apropiado el hecho de que él sea honrado con el Premio del Cardenal después de que su esposa, Margie, fuera acreedora a él en 2012. Ambos —que celebraron recientemente su 50º aniversario de bodas— comparten muchas oportunidades de apoyo a los demás en la Iglesia St. Philip the Apostle, de Pasadena, a la cual asisten.
“Al reflexionar sobre nuestra vida, nos damos cuenta de las bendiciones que tenemos”, dijo Margie. Ella y Tom son padres de tres hijas, Renee, Gina y Nicole. Y ellas y sus esposos —Mark, Tim y Sam— los han bendecido con siete nietos. “Ha sido gracias al liderazgo de Tom que tenemos una familia y un legado maravillosos, y para mí en eso consiste la vida”.
Hace unos 20 años, Tom y Margie pasaron a formar parte de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén, cuyo ministerio es apoyar a los cristianos de Tierra Santa.
Poco después de eso, los dos se integraron a un grupo en el que también estaban Allen y Kathleen Lund y Bill y Helen Close. Ellos alentaron al cardenal Roger Mahony a que estableciera el Desayuno de Oración Católica de Los Ángeles. Y lo han visto crecer a lo largo de los últimos 17 años, pasando de 800 participantes en 2005, a más de 2000 cada año.
Tom describe el impacto del Desayuno de Oración como “una oportunidad de reunirse como católicos de Los Ángeles, no sólo con el fin de celebrar la Misa y rezar el rosario, sino también para escuchar a oradores que transmiten mensajes basados en la fe”.
Uno de esos oradores fue el ex entrenador de fútbol de Notre Dame, Lou Holtz, que habló en 2015. Holtz explicó cómo, apenas unos cuantos meses antes, un incendio había destruido su casa, en Florida, al igual que gran parte de sus pertenencias. Esto dejó muy angustiada a su esposa, Beth.
“Él le dijo: ‘Cariño, nada de lo que había en esa casa podíamos llevárnoslo al cielo’, y eso causó en mí un gran impacto”, dijo Romano, quien ha desarrollado una exitosa carrera como agente de seguros de State Farm. “Cuando un cliente sufre una pérdida, con frecuencia les recuerdo lo afortunados que son”.
Romano, que también forma parte del equipo de la Fundación de Educación Católica, ha prestado sus servicios en las campañas de la Iglesia Santa Rita, en Sierra Madre y en el Centro Reina de los Ángeles, para la Formación Sacerdotal. Fue también presidente de la junta directiva de Flintridge Sacred Heart Academy, a donde sus hijas asistieron a la escuela secundaria.
“Él es sólido como una roca y lo expresa en el modo en el que se preocupa por sus clientes y amigos”, dijo Mike Smith, cuya herencia familiar de concesiones de automóviles los ayudó en sus esfuerzos filantrópicos. “El servicio se encuentra a la cabeza de la lista de Tom y él no lo realiza de manera llamativa. Podría yo usar las palabras de San Francisco para describirlo: ‘Predica el Evangelio en todo momento y, si es necesario, usa las palabras’. Sus acciones son mucho más elocuentes”.
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