La Cuaresma es un tiempo para la esperanza a pesar de las incertidumbres, para el ayuno, las donaciones caritativas y la oración, y para cuidar a quienes sufren o se sienten abandonados y angustiados por la pandemia del Covid-19, dijo el Papa Francisco.

“La caridad es don que da sentido a nuestra vida,” escribió Francisco en su mensaje de Cuaresma para 2021. “Gracias a este consideramos a quien se ve privado de lo necesario como un miembro de nuestra familia, amigo, hermano. Lo poco que tenemos, si lo compartimos con amor, no se acaba nunca, sino que se transforma en una reserva de vida y de felicidad.”

Durante el tiempo de "conversión" que es el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, escribió Francisco, los cristianos están llamados al ayuno, la oración y la limosna, como lo predica Jesús.

“La vía de la pobreza y de la privación (el ayuno), la mirada y los gestos de amor hacia el hombre herido (la limosna) y el diálogo filial con el Padre (la oración) nos permiten encarnar una fe sincera, una esperanza viva y una caridad operante,” escribió el papa, posibilitando esa conversión y ayudando a renovar la fe.

El texto del mensaje anual del papa para la Cuaresma, que comienza el miércoles 17 de febrero para los católicos de rito latino, fue publicado por el Vaticano el viernes.

Francisco dirá misa en la Basílica de San Pedro el Miércoles de Ceniza, pero como ha sido el caso desde el principio de la pandemia del pasado mes de marzo, habrá un número reducido de fieles participando.

La Congregación del Vaticano para el Culto Divino y los Sacramentos pidió a los sacerdotes que tomen precauciones especiales contra el COVID-19 este año al distribuir cenizas el Miércoles de Ceniza, incluido rociar cenizas sobre la cabeza de las personas en lugar de usarlas para hacer una cruz en la frente.

En todo el mundo, varias diócesis todavía atraviesan un bloque a causa de la pandemia, con fuertes restricciones en las reuniones grupales en espacios cerrados. Con un límite de 10 personas aún vigente en muchas ciudades de todo el mundo, algunos obispos incluso han decidido "extender" el Miércoles de Ceniza, permitiendo a los sacerdotes distribuir las cenizas más allá de este día de ayuno y penitencia que marca el inicio de los 40 días de preparación para la pasión de Cristo.

En las palabras del Cardenal Turkson, del Dicasterio para el servicio del desarrollo humano integral, bajo el título "He aquí que subimos a Jerusalén", el mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2021 recoge y ordena las lecciones de la pasión, la crucifixión y la resurrección de Jesús en una tríada de virtudes teologales: la fe, la esperanza y la caridad, y una tríada de ejercicios cuaresmales: el empobrecimiento personal (con el ayuno y la abstinencia), la oración y la caridad.

Estas son virtudes y ejercicios que “el mismo Jesús vivió y transmitió a sus discípulos para que los vivieran también: ¡para hacerlos más parecidos a Cristo! Con su mensaje de cuaresma, el Papa Francisco nos propone las mismas virtudes y ejercicios que Jesús enseñó a sus discípulos,” dijo Turkson a los periodistas presentando el mensaje el viernes.

En su mensaje Francisco dijo que el tiempo de Cuaresma significa "aceptar y vivir la verdad revelada en Cristo", en primer lugar, abriendo el corazón a sus palabras, "que la Iglesia transmite de generación en generación".

La verdad que habla la Iglesia, dijo, no es una construcción del intelecto destinada a unas pocas mentes superiores e ilustres, sino “que es un mensaje que recibimos y podemos comprender gracias a la inteligencia del corazón, abierto a la grandeza de Dios que nos ama antes de que nosotros mismos seamos conscientes de ello.”

“Esta Verdad es Cristo mismo que, asumiendo plenamente nuestra humanidad, se hizo Camino —exigente pero abierto a todos— que lleva a la plenitud de la Vida,” dijo el papa.

El ayuno vivido como experiencia de privación, para quienes lo viven con sencillez de corazón lleva a descubrir de nuevo el don de Dios y a comprender nuestra realidad de criaturas que, a su imagen y semejanza, encuentran en Él su cumplimiento, añadió.

El ayuno implica ser liberados de todo lo que nos estorba, dijo Francisco “incluso de la saturación de informaciones —verdaderas o falsas— y productos de consumo, para abrir las puertas de nuestro corazón a Aquel que viene a nosotros pobre de todo, pero lleno de gracia y de verdad.”

“Haciendo la experiencia de una pobreza aceptada, quien ayuna se hace pobre con los pobres y ‘acumula’ la riqueza del amor recibido y compartido”, dijo. "De esta manera, el ayuno nos ayuda a amar a Dios y al prójimo".

Francisco también dijo que en el actual “contexto de preocupación en el que vivimos y en el que todo parece frágil e incierto, hablar de esperanza podría parecer una provocación.”  Sin embargo, argumentó, la Cuaresma es una temporada de esperanza, “para volver a dirigir la mirada a la paciencia de Dios, que sigue cuidando de su Creación, mientras que nosotros a menudo la maltratamos”.

Citando su última encíclica, Fratelli Tutti, publicada en octubre pasado, Francisco pidió a los cristianos que durante la cuaresma se preocupen por “decir palabras de aliento, que reconfortan, que fortalecen, que consuelan, que estimulan, en lugar de palabras que humillan, que entristecen, que irritan, que desprecian”.

Por último, el pontífice señaló que caridad, cuando implica seguir las huellas de Cristo en el interés y la compasión por todos, “es la máxima expresión de nuestra esperanza y amor”.

“La caridad se alegra de ver que el otro crece”, dijo. “Por este motivo, sufre cuando el otro está angustiado: solo, enfermo, sin hogar, despreciado, en situación de necesidad… La caridad es el impulso del corazón que nos hace salir de nosotros mismos y que suscita el vínculo de la cooperación y de la comunión”.