Mi padre tiene una anécdota que le gusta contar en esta época del año.
Estaba en una fiesta con un viejo amigo de la secundaria y su esposa, ambos protestantes en ese entonces, aunque luego terminarían convirtiéndose a la ortodoxia oriental (nosotros, los católicos, consideramos eso una victoria moral apostólica). Mi padre les preguntó si tenían planes para Halloween, y la esposa, muy dulce y amable, respondió: “Ah, nosotros no celebramos la fiesta del diablo.”
He convertido en una pequeña cruzada personal el recuperar Halloween como una festividad verdaderamente católica, para no dejar que los satanistas de fin de semana se luzcan con méritos ajenos.
El nombre mismo proviene de All Hallows’ Eve, y de la costumbre gaélica de unir las palabras hasta convertirlas en una especie de papilla sonora. No hay nada malo en ser un poco morboso en esta época. El Día de Todos los Santos y el de los Fieles Difuntos nos recuerdan con fuerza lo que los muertos nos deben y lo que nosotros les debemos: oraciones y, eventualmente, las cuotas de membresía de la eternidad.
Así que, en el espíritu de la temporada, ofrezco una breve lista de películas que ayudan a mantener la muerte y el más allá presentes —de una forma saludable.
“Ghost Town” (2008)
Imaginen que tuvieran el sexto sentido, pero en versión “molestia constante”. Esa es la situación del desafortunadamente llamado Bertram Pincus (Ricky Gervais). Pincus es un dentista misántropo, lo cual, en su campo, puede verse casi como una mejora. Más que infligir dolor, parece haberse metido en la profesión porque es una de las pocas donde los clientes no pueden hablar contigo.
Así que imaginen su desdicha cuando una experiencia cercana a la muerte le otorga la capacidad de comunicarse con los muertos. Ya de por sí no soporta a los vivos, y ahora los fantasmas lo asedian con peticiones para resolver sus asuntos pendientes y poder pasar al más allá. Pincus no está interesado, pero los fantasmas no respetan horarios de oficina.
Empieza a ayudarlos solo para librarse de ellos, pero en el proceso descubre que la caridad, sin importar el motivo, tiende a transformar el alma. Sus nuevos clientes pueden estar muertos, pero su vida anterior apenas podía considerarse una vida.
En un giro original sobre el estado purgatorial, descubre que no son los problemas no resueltos de los muertos los que los atan a este mundo, sino los de los vivos. O, dicho con más precisión, la agonía de sus seres queridos es su verdadero asunto pendiente. “Ghost Town” es una de las pocas películas que reconoce que la muerte no rompe nuestros lazos ni nuestras obligaciones mutuas; al contrario, los profundiza.
“Over the Garden Wall” (2014)
Es una miniserie, pero haré una excepción: sus diez episodios duran menos de diez minutos cada uno.
La historia sigue a los hermanos Wirt y Greg, que se pierden en un bosque oscuro, el camino recto desaparecido. ¿Les suena familiar? Están en lo Desconocido (The Unknown), una tierra misteriosa donde cada aldea pertenece a una época distinta de la historia o del folclore estadounidense. Con la ayuda de un pájaro azul parlante llamado Beatriz, los hermanos intentan encontrar el camino de regreso a casa.

Los hermanos Wirt y Greg viajan por un bosque en una escena de la miniserie animada de 2014 “Over the Garden Wall”. (IMDB)
Mitad Dante y mitad El progreso del peregrino, el trío atraviesa un paisaje purgatorial donde el tiempo parece estancarse y mezclarse: pueblos coloniales, tabernas medievales, institutrices victorianas, mansiones de la Edad Dorada y más. Solo la vanidad de los vivos separa el pasado en épocas ordenadas. Los límites se difuminan cuando todos llegan al mismo destino.
“Over the Garden Wall” está sorprendentemente impregnada de muerte para ser animación infantil. Pero, lejos de temerla, la serie ofrece su memento mori con una sonrisa y un baile. La única amenaza real en lo Desconocido es la misteriosa Bestia, que solo puede dañar si logra convencerte de perder la esperanza. Parafraseando a Thomas Merton, la desesperación es el único pecado que Dios no puede perdonar, porque nuestro orgullo no se lo permite. Esta serie recuerda que hay cosas peores que temer a la Muerte: como temer a la vida misma.
“28 Years Later” (2025)
La incorporación más reciente al canon de la mortalidad, “28 Years Later”, también es la más explícita, tanto en su mensaje como en la cantidad de flechas que atraviesan cuencas oculares. Fiel a su título, la película se desarrolla 28 años después de un brote zombi. Europa continental ha logrado contener la plaga, aislando las Islas Británicas, mientras barcos de la OTAN patrullan las costas para impedir cualquier escape.
Inspirados por el pasado, un grupo de sobrevivientes forma una comunidad en Lindisfarne, la llamada “Isla Santa” por su conexión con san Cutberto. Los sobrevivientes la consideran sagrada por su largo camino de acceso, que se inunda con la marea alta y ahoga a cualquier zombi que intente cruzar.

Una escena de la película de 2025 “28 Years Later”, la tercera entrega de la saga “28 Days Later”. (IMDB)
La historia sigue al joven Spike, quien, rodeado de muertos vivientes, se preocupa más por los vivos que están muriendo: su madre se debilita por una enfermedad desconocida, y los aldeanos no pueden o no quieren ayudar (lo cual, a menudo, es lo mismo). Spike debe cruzar la calzada con su madre y atravesar territorio zombi para encontrar al médico del que se rumorea vive en el continente.
Décadas de cine zombi nos han acostumbrado a ciertos clichés, y “28 Years Later” se divierte rompiéndolos. Aunque no faltan los sustos, la película brilla en sus momentos más contemplativos: Spike vagando entre osarios de cráneos y comprendiendo que la única diferencia entre los suyos y los de ellos es el accidente de los años.
Al reconocer la muerte, también aprende a respetar más la vida, incluso la que intenta devorarle el cerebro. Nuestros conflictos parecen triviales ante la eternidad, una competencia constante por avanzar en la misma fila hacia el mismo destino. No vale la pena desperdiciar nuestro tiempo tratando de ceder nuestro lugar.
