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Si tiene acceso a una emisora de radio que retransmita las matinées de los sábados de la Metropolitan Opera, le espera una experiencia memorable.

El 28 de enero, la obra destacada será "Diálogos de las Carmelitas", de Francis Poulenc (13.00, hora del Este). Se trata de un drama espiritual profundamente conmovedor con una de las conclusiones más emotivas del teatro musical.

Los hechos en los que se basa "Diálogos de las Carmelitas" ocurrieron durante la sangrienta fase final de la Revolución Francesa conocida como el Terror. El historiador Michael Burleigh califica aquellos terribles meses como "la primera ocasión en la historia en la que un estado 'anticlerical' y autodenominado 'no religioso' se embarcó en un programa de asesinatos en masa que anticipó muchos horrores del siglo XX" mediante el uso a gran escala de la guillotina.

Jesús dijo a sus seguidores que esperaran persecución. Véase, por ejemplo, Juan 13:18-21. Y aunque cada episodio de persecución tiene sus propios rasgos peculiares, las persecuciones suelen compartir ciertos parecidos de familia.

Como había sucedido anteriormente en Inglaterra bajo Enrique VIII e Isabel I, durante la Revolución Francesa algunos sacerdotes y obispos se convirtieron en conformistas, mientras que otros pasaron a la clandestinidad, continuando con la misa y los sacramentos de lo que para entonces se había convertido en una Iglesia clandestina. Muchos de ellos fueron detenidos y asesinados, mientras que otros -entre 25.000 y 30.000, según Burleigh- huyeron del país. Mientras tanto, los admiradores del régimen declaraban que la propia Revolución era una "religión política" con su propio credo y código ético.

En 1790, el gobierno revolucionario francés había aprobado una ley llamada Constitución Civil sobre el Clero que, entre otras cosas, ilegalizaba la vida en común de las comunidades religiosas. En agosto de ese año, agentes del gobierno se personaron en el convento carmelita de Compiegne, al norte de París, y dieron a las monjas una alternativa: renunciar a la vida religiosa... o no. Dos años más tarde, el gobierno ordenó el cierre de todos los conventos; los matones del régimen se apoderaron del Carmelo de Compiegne y expulsaron a las monjas.

Los amigos se las arreglaron para que las carmelitas, ahora vestidas de paisanas, ocuparan varios apartamentos en París y siguieran practicando la vida en comunidad lo mejor que pudieran. Tras el inicio del Terror en 1794, las autoridades las detuvieron y juzgaron por infringir la ley.

Declaradas culpables y condenadas a muerte, las 16 hermanas, cantando himnos, fueron arrastradas en un carro abierto por las calles de la ciudad hasta el lugar de la ejecución, y allí cada una, tras besar una estatua de la Virgen sostenida por la priora, se dirigió a la guillotina cantando el "Veni Creator Spiritus" y fue decapitada. Los mártires de Compiègne fueron beatificados por San Pío X en 1906.

La ópera tiene su origen en una novela de Gertrud von Le Fort titulada "Canción del patíbulo" y se inspira en un guión cinematográfico del novelista Georges Bernanos. Poulenc la terminó en 1955, y se estrenó en enero de 1957 (en italiano) en La Scala de Milán y más tarde ese mismo año (en francés) en la Ópera Nacional de París. Se estrenó en el Metropolitan en 1977. "Diálogos de las Carmelitas" es una de las relativamente pocas óperas del siglo pasado que se ha ganado un lugar en el repertorio operístico internacional.

A ello contribuye sin duda su escena final. Las monjas van una a una a la guillotina, cantando, y cuando la cuchilla cae sobre una, la siguiente retoma la canción. Cuando la terrible cuchilla cae por última vez, el canto se detiene y la ópera termina. No es raro que el público permanezca unos instantes en silencio antes de que empiecen los aplausos.