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Y ahora el mundo lo baila así … /Porque el Papa es Peruano/Es chiclayano/El es el Papa León!

Si estuviste viendo por televisión el humo blanco en mayo pasado, probablemente supiste la identidad del próximo sucesor de Pedro antes que yo… ¡y eso que yo estaba en la misma Plaza de San Pedro!

Sí, después del Habemus Papam escuché “Roberto”, pero luego nada más que latín confuso entre los vítores. No fue hasta que un amigo me mandó un mensaje desde Alabama —que por suerte logró atravesar la congestión de señal telefónica en la plaza— que entendí: “Prevost”.

¿Quién? Bueno, conocía el nombre (¿un papa estadounidense, en serio?), pero no mucho más allá de lo que vi ese día desde la logia: un hombre que hablaba con fluidez italiano y español, leyendo —curiosamente— de un texto preparado. Como tú, desde entonces he aprendido bastante sobre su historia familiar y su infancia, su identidad agustiniana y, en términos generales, sobre sus años en el Perú.

En este último punto en particular, Vatican News nos da una mano. A pocas semanas de su elección, la agencia produjo y difundió un conmovedor documental de 45 minutos titulado León del Perú. Disponible en los canales de YouTube de Vatican News, vale la pena no solo por lo que cuenta sobre el pasado, sino también por lo que deja entrever del futuro.

“Y el mundo baila así… porque el Papa es peruano, ¡chiclayano!” Esos versos de la canción La cumbia del Papa, que forma parte del documental, resumen el tono: orgullo, alegría y gratitud. Gratitud no solo porque el querido “Padre Roberto” ahora es el padre de toda la Iglesia, sino también por lo que trajo a esas comunidades: unidad, escucha atenta y apertura, todo enraizado en una fe profunda y sencilla, y un firme compromiso con las obras de misericordia.

El obispo Prevost a menudo desafiaba el agua y el barro para repartir ayuda y suministros durante las inundaciones de 2017 en Perú causadas por El Niño. (Captura de pantalla vía YouTube)

El obispo Prevost a menudo desafiaba el agua y el barro para repartir ayuda y suministros durante las inundaciones de 2017 en Perú causadas por El Niño. (Captura de pantalla vía YouTube)

Siguiendo la cronología del tiempo del Santo Padre en Perú, comenzamos en Chulucanas y Trujillo, donde Prevost, mientras trabajaba en la formación agustiniana entre 1985 y 1986, y entre 1988 y 1989, también realizaba ministerio pastoral.

Catequistas, feligreses y otros agustinos lo describen como un sacerdote humilde y trabajador. Las cualidades que más se repiten son su serenidad, sencillez, cercanía y capacidad de escucha. Un agustino describe así su proceso para tomar decisiones: “Mira, reflexiona, observa, ora, piensa”. Una catequista lo recuerda como un hombre no de muchas palabras, pero sí de acciones decididas.

Entre 1998 y 2015, el padre Prevost vivió fuera del Perú mientras ocupaba diversos cargos en la orden agustiniana. Pero en 2014 regresó como obispo de Chiclayo, en la costa norte del país, donde permaneció hasta 2023, cuando el Papa Francisco lo llamó a Roma para liderar el Dicasterio para los Obispos.

Ese segundo período en Perú estuvo marcado por dos grandes crisis: las severas inundaciones provocadas por El Niño en 2017 y la pandemia de COVID-19 a partir de 2020.

Sus colegas y feligreses recuerdan cómo el obispo Prevost enfrentó estas crisis: no desde la distancia, sino con presencia activa. Tras las inundaciones, él mismo “entraba al barro, se metía, servía, ayudaba y compartía”.

“Iba con nosotros como parte del equipo, manejando los camiones, repartiendo los kits de ayuda”, recordó un colaborador de la diócesis de Chiclayo. “Y nos guiaba, entregaba víveres y bendecía a la gente”.

A principios de 2020, Francisco le encargó un trabajo adicional: ser administrador temporal de la Diócesis del Callao, cerca de Lima. Esto coincidió con el inicio de la pandemia de coronavirus, que golpeó con especial fuerza al Perú en sus primeras etapas.

En el documental, el párroco y algunos residentes del empobrecido pueblo de Pachacútec, al norte del Callao, recuerdan cómo Prevost fue clave para ayudar a los vecinos a sobrevivir a la crisis económica provocada por la pandemia. Fuentes de ingresos como los mercados y los mototaxis desaparecieron durante el confinamiento. ¿Cómo sobrevivirían? Con gallinas. Prevost organizó la entrega semanal de 4,000 gallinas a la zona durante los peores momentos, además de medicinas, agua y algunos cerdos.

No todas las crisis son repentinas o dramáticas. Algunas son endémicas y constantes. El documental muestra el cuidado de Prevost hacia inmigrantes —en su mayoría venezolanos—, presos y, conmovedoramente, mujeres obligadas a ejercer la prostitución. Sylvia Vázquez, ella misma sobreviviente de trata y violación, cuenta cómo Prevost colaboró con las Hermanas Adoratrices en ese apostolado, celebrando Misa para las mujeres y escuchando sus historias.

Durante la pandemia de COVID, el obispo Prevost ayudó a organizar la entrega de miles de pollos a residentes en Perú que pasaban por momentos difíciles. (Captura de pantalla vía YouTube)

Durante la pandemia de COVID, el obispo Prevost ayudó a organizar la entrega de miles de pollos a residentes en Perú que pasaban por momentos difíciles. (Captura de pantalla vía YouTube)

Lo que brilla en cada etapa del recorrido por la vida de Prevost en Perú es su comprensión profunda de la unidad entre las obras corporales y espirituales de misericordia, así como su compromiso con la colaboración, no basado en consignas ni en esquemas abstractos, sino en la realidad concreta de vivir y trabajar juntos como Cuerpo de Cristo.

León del Perú nos ayuda a responder la pregunta que todos se hacen: ¿Quién es el Papa León? Pero lo hace no simplemente enumerando sus cualidades humanas. Más importante aún, nos ofrece una ventana para entender cómo el hecho de acompañar y servir al pueblo de Dios en medio del gozo y el sufrimiento lo preparó para asumir la misión del Sucesor de Pedro.

Eso fue algo que el propio León reconoció en las palabras que pronunció en español desde la logia de la Basílica de San Pedro el 8 de mayo, cuando agradeció a su “amada diócesis de Chiclayo … un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto, tanto, para seguir siendo una Iglesia fiel de Jesucristo”.

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Amy Welborn