En los días previos a la celebración de la Navidad, es una difundida tradición celebrar las “posadas” en México, que recuerdan las dificultades que pasaron San José y la Virgen María para hallar un lugar donde naciera Jesús. Pero, ¿cómo surgieron?
El P. José de Jesús Aguilar, director de Arte Sacro de la Arquidiócesis Primada de México, explicó que las posadas son un fruto más de la inculturación del Evangelio en tierras americanas.
En un video, el sacerdote mexicano recordó que “el Evangelio llegó a estas tierras con la predicación de los primeros grupos misioneros: franciscanos, dominicos y agustinos”.
“Los agustinos descubrieron que los indígenas celebraban con cantos y luces el nacimiento del sol en las cercanías del solsticio de invierno, esto es del 20 al 23 de diciembre. Entonces, ellos decidieron comparar a Cristo con el sol y enseñar que Jesucristo es el verdadero sol de Verdad y de Justicia”, señaló.
De esa forma, destacó, los sacerdotes católicos “aprovecharon las celebraciones nocturnas de origen prehispánico y les dieron un nuevo significado: acompañar a María y a José en su peregrinar hacia Belén, buscando posada”.
Sin embargo, no sería hasta 1587 cuando el Papa Sixto V concedió un permiso especial a Fray Diego de Soria para que celebre nueve misas nocturnas en los días previos a la Navidad.
“Así, las posadas comenzaron con la celebración de nueve misas del 16 al 24 de diciembre. Posteriormente se añadieron otros elementos fuera de la iglesia, como la procesión con los peregrinos, el canto de la letanía mariana, la petición de posada y las piñatas”.
“La primera posada se celebró en el convento agustino de Acolman, un lugar muy cercano a Teotihuacán”, dijo el P. Aguilar, y destacó que “con el paso del tiempo se comenzaron a celebrar en barrios, calles y patios, tomando un carácter totalmente popular”.
La piñata, uno de los elementos más característicos de las posadas, “tuvo sus orígenes en China y se utilizaba en los días festivos”, dijo.
Originalmente eran fabricadas “con varillas de madera y papel, algo muy semejante a los faroles”, pero cuando las piñatas llegaron a Italia sufrieron una transformación.
“Allí se utilizó como base una olla de barro a la que se dio forma de una piña de pino o de otras plantas, con pedazos de papel de China. Por eso se le llamó piñata”.
“Cuando llegó a México, tomó la forma de la estrella de Belén y sigue tomando muchas formas más”, indicó.