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Francesca Cabrini nació en Italia en 1850. Tras ser rechazada por tres órdenes religiosas debido a su "constitución débil", fundó su propia congregación misionera en Codogno (Italia). En aquella época, era la única orden misionera compuesta únicamente por mujeres.

En 1889, ella y seis de sus hermanas misioneras partieron hacia Nueva York. A lo largo de 34 años, fundó la asombrosa cifra de 67 hospitales, orfanatos y escuelas, la mayoría para inmigrantes italianos. Fue canonizada en 1946 por el Papa Pío XII -la primera ciudadana estadounidense en ser nombrada santa- y proclamada patrona de todos los inmigrantes.

La primera película biográfica dedicada a la vida de la Madre Cabrini se estrena en los cines el 8 de marzo, coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer. Nos llega de la mano del director (Alejandro Monteverde), productores y guionistas de "Sonrisas y lágrimas", la película independiente de 2023 que recaudó más de 240 millones de dólares en todo el mundo.

Con un guión y una dirección sólidos, la película consigue presentar a Cabrini -interpretada por la actriz italiana Cristiana Dell'Anna- como una mujer verdaderamente grande en la historia de Estados Unidos, cuya vida y espiritualidad tienen mucho que decir a la Iglesia católica de Estados Unidos en la actualidad.

"Cabrini" se centra en los inicios de su misión en Nueva York a finales del siglo XIX, cuando la situación de los inmigrantes italianos en la mayoría de las ciudades estadounidenses era desesperada. El barrio italiano de Five Points, en el Bajo Manhattan, donde Cabrini estableció su primera casa, estaba plagado de enfermedades y tenía quizá la tasa de asesinatos más alta registrada en cualquier lugar.

La mayoría de los italianos vivían en la más absoluta pobreza y se les negaban derechos básicos, como el acceso a la atención hospitalaria. A menudo eran víctimas del racismo y la discriminación, con insultos como "dago" y "cobaya".

Fue aquí donde se encontró Cabrini. Y afortunadamente, "Cabrini" no intenta ocultar la debilidad de su tema.

De niña, Cabrini estuvo a punto de ahogarse, lo que le provocó graves daños pulmonares que deberían haberla postrado en cama el resto de su vida. En una escena, la vemos desplomarse de agotamiento a los pocos días de su misión. Un médico le pronostica dos o, como máximo, tres años de vida.

Al destacar los defectos y debilidades humanas de Cabrini, la película presenta a una santa que no logró grandes cosas porque estuviera dotada de una fuerza de voluntad extraordinaria o de un talento fuera de lo común. Más bien, nos encontramos con una mujer que estaba convencida desde el principio de que su misión, humanamente hablando, era imposible. Que estaba abocada al fracaso. Su éxito se basó en su total y absoluta confianza en Dios.

En otras palabras, fue precisamente su debilidad lo que la hizo más apta para su misión.

Como muestra la película, esa confianza la llevó a aspirar a lo imposible. "El mundo es demasiado pequeño para lo que pretendo hacer", le dice al Papa León XIII (interpretado por el legendario actor italiano Giancarlo Giannini) en una de las primeras escenas. Lo dice una mujer que no debía abandonar la cama en toda su vida.

Su ahogamiento le provocó un profundo terror al agua, lo que no le impidió cruzar el Atlántico en barco unas 30 veces. En una escena, cita a San Pablo: "Todo lo puedo en Aquel que me fortalece".

"¿Quieres ser rey?", le pregunta un asombrado Papa León al final de la película. "Sí", responde ella, "quiero construir un imperio de esperanza".

"Cabrini" nos invita a hacer algo extraño, incluso radical: alegrarnos de nuestras debilidades, de nuestra pereza, de nuestra falta de coraje, de nuestra carencia de talentos naturales porque nos hacen más, no menos, aptos para la misión que Dios nos encomienda.

La segunda parte de la película sigue las luchas de Cabrini en Nueva York, donde la iglesia local y el alcalde se oponen a su labor. Vemos a la santa superar obstáculos imposibles para fundar un orfanato, una casa y luego un hospital.

Otros dos aspectos del carácter de esta santa emergen en esta parte de la película. En primer lugar, su absoluta confianza en la providencia divina. "Empieza la misión y llegarán los medios", repite en varias escenas.

La segunda es la insistencia en la libertad y el amor. Su labor misionera consiste en presentar a los niños con amor, sin pedirles que cambien. "Las heridas que llevan los niños", dice en una de las escenas de la película, "sólo se curan con amor y con una educación del corazón".

A menudo se presenta a Cabrini como una "santa social". Pero la fuente primordial de su vocación fue la inmersión en la experiencia tangible del amor de Dios.

"Concentrad todos vuestros afectos, oh hijas, en este hermoso Corazón, y seréis siempre y verdaderamente felices", escribió a sus hermanas durante uno de sus viajes transatlánticos.

"Pero si, por el contrario, os ata algún afecto privado, ya sea a vosotras o a las criaturas, siempre tendréis alguna molestia, algunas horas de tedio y melancolía. ... Poneos las alas, os lo ruego".

La obra misionera era una consecuencia natural, casi un reflejo, de esta inmersión en el amor de Dios.

"Debemos de vez en cuando zambullirnos en Dios, sumergirnos en el agua saludable de su gracia y su amorosa bondad, y luego volar, es decir, trabajar con mucho vigor".

"Cabrini" ofrece a los espectadores una refrescante oportunidad de reflexionar sobre el verdadero sentido de nuestras vidas, el amor de Dios y la misión que ha encomendado a los bautizados, una misión que supera nuestras fuerzas. La clave de esta misión, sugiere la vida de Cabrini, es tener una experiencia tangible y concreta de su amor.

Cabrini lo dice mejor en la película: "Tienes que tener el valor de ser lo que Dios quiere que seas".