JERUSALEM  -- A pesar de la situación grave y compleja que vive Gaza tras dos años de guerra, las personas tienen un profundo deseo de volver a sus vidas, afirmó el cardenal Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén, durante una conferencia de prensa navideña anual celebrada el 22 de diciembre.

Apartándose de la tradición, el patriarca no leyó un texto preparado, sino que dijo que prefería “tener un diálogo” con los periodistas. El cardenal Pizzaballa acababa de regresar de una visita navideña de fin de semana al complejo de la parroquia de la Sagrada Familia en Gaza, junto con el vicario general de la Arquidiócesis de Jerusalén, el obispo auxiliar William Shomali, donde celebraron la Misa con los feligreses el 21 de diciembre.

El patriarca y su pequeña delegación también recorrieron zonas vecinas, incluidos los campamentos de familias desplazadas a lo largo de la costa, el hospital Al-Ahli (bautista), una clínica médica afiliada a la Unión de Iglesias, la oficina de Cáritas Gaza, un punto de distribución de ayuda de Catholic Relief Services y la Universidad Al-Azhar. También visitaron la iglesia ortodoxa griega de San Porfirio, donde se reunieron con el párroco como signo de unidad cristiana.

“Hay una tensión respecto al regreso a la vida después de dos años de guerra. El conflicto sigue allí. Todos los problemas siguen allí, por supuesto”, dijo. Tras haber vivido en modo de supervivencia durante dos años, los miembros de la pequeña comunidad cristiana —que ahora cuenta con apenas unas 500 personas— están comenzando a hacerse preguntas sobre el futuro, explicó.

“Lo que sentimos fue el deseo de volver a la vida. Quieren hablar del futuro, de nuestra comunidad. Querían celebrar la Navidad con alegría. Y, por supuesto, al mismo tiempo, todas las preguntas que dejaron de lado durante estos dos años ahora están saliendo. ¿Qué hay de nosotros? ¿Qué hay del futuro? ¿Qué hay de los niños? Ahora todas las preguntas, y también quizás el cansancio de estos dos años, están saliendo”, dijo. “Y las preguntas sobre el futuro están ahí y son muy concretas”.

Si bien algunos miembros de la comunidad cristiana restante están comenzando a pensar en emigrar, todavía están esperando ver cómo se desarrolla la situación, señaló, observando que la vida no necesariamente es más fácil para los inmigrantes en otros países. No obstante, dijo temer que el número de cristianos que permanezcan en Gaza sea mucho menor que antes.

Como siempre, añadió, aprendió de la comunidad cómo logran estar “alegres a pesar de todo”, especialmente los niños.

Tras un frágil alto el fuego mediado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que ha delineado una especie de hoja de ruta compleja para el desarme de Hamás y la reconstrucción de la Franja de Gaza, es momento de “mirar hacia adelante y no permanecer centrados en las consecuencias negativas de la guerra”, dijo el cardenal Pizzaballa.

Ambas partes se acusan mutuamente de violar el frágil alto el fuego. Israel sigue esperando la devolución del cuerpo de Ran Gvili, el último rehén israelí que permanece en Gaza. Por su parte, Hamás —que no distingue entre civiles y combatientes— afirma que casi 400 palestinos han sido asesinados por Israel desde que comenzó la tregua.

En respuesta a la pregunta de un periodista, el patriarca dijo que espera que “el plan de Trump continúe”.

“Sabemos que no es… tan simple como la gente piensa, pero es la única hoja de ruta que tenemos, así que debemos seguir adelante con esto”, afirmó. El patriarca reconoció que habrá muchas “dificultades” y “malentendidos” en relación con el desarme de Hamás, una de las condiciones de Israel para el alto el fuego.

“Creo que los países árabes y quienes mantienen relaciones con Hamás deberían trabajar mucho para convencerlos de esto. Estamos convencidos de que Gaza necesita pasar página y tener un futuro completamente diferente”.

Al señalar que la Iglesia no entra directamente en cuestiones políticas, subrayó su oposición al uso de la violencia.

“Hemos visto el resultado que ha traído y estamos en contra de todo esto en lo que respecta al futuro”, dijo.

El cardenal Pizzaballa y el obispo Shomali describieron un paisaje de destrucción, con edificios reducidos a escombros, montañas de basura, personas viviendo en tiendas de campaña y muchos niños en las calles debido a la falta de estructuras educativas en funcionamiento. Los hospitales enfrentan una escasez crítica de suministros médicos —especialmente antibióticos— y de instrumentos debidamente esterilizados, lo que provoca muertes evitables, dijeron.

Al mismo tiempo, algunos comercios y restaurantes están reabriendo —aunque a veces sin nada que ofrecer— y las universidades intentan reanudar las clases en condiciones precarias, dijo el cardenal Pizzaballa.

Si bien ya no hay hambruna en Gaza y hay alimentos disponibles, muchas personas no están trabajando y no tienen dinero en efectivo. Organismos de las Naciones Unidas, CRS y el Patriarcado Latino, entre otros, han estado brindando asistencia a los más necesitados, dijo el cardenal Pizzaballa. Proveer medicamentos, equipos y antibióticos necesarios también será una prioridad, añadió.

“Las cosas cambian todos los días, por lo que es muy difícil prever qué es necesario hacer, porque una vez que decides una cosa, en una semana todo puede cambiar nuevamente”, dijo. “Tenemos que estar muy preparados para ver qué es necesario y ser proactivos. Nuestro papel como Iglesia también es facilitar, crear esta red con otras organizaciones para estar presentes y apoyar en la medida de lo posible”.

Desde una perspectiva humana, reconoció, es difícil hablar de esperanza en este momento, pero la Navidad es la celebración del sentido de la esperanza.

“Jesús… no esperó a que la historia fuera perfecta ni a que la situación humana fuera favorable. Entró en la historia tal como era. Esta es también una lección para nosotros”, dijo el cardenal Pizzaballa. “Pero en esta realidad no podemos limitarnos solo a denunciar, acusar y culpar, sino también comprometernos a reconstruir, a convertirnos en aquellos que quieren… reconstruir desde la devastación humana”.

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Judith Sudilovsky escribe para OSV News desde Jerusalén.

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