Ante el aumento del tráfico de personas a nivel mundial, la misión diplomática del Vaticano ante las Naciones Unidas ha destacado su preocupación por los niños y refugiados que son víctimas de esta lacra, al tiempo que advertía sobre las herramientas tecnológicas que utilizan los traficantes para expandir sus actividades delictivas.

Monseñor Marco Formica, consejero de la misión permanente de observación de la Santa Sede ante la ONU, intervino el 25 de noviembre en una reunión de alto nivel para evaluar el Plan de Acción Mundial de las Naciones Unidas para Combatir la Trata de Personas.

Aprobado en julio de 2010, el plan promueve la cooperación internacional para combatir la esclavitud moderna y aboga por la ratificación universal de instrumentos jurídicos para abordar el problema, como la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional y el Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y niños, publicado en 2000.

El día anterior al discurso de monseñor Formica, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó una amplia declaración política sobre la aplicación del plan de acción mundial contra la trata de personas.

Sin embargo, “a pesar de los progresos realizados”, dijo monseñor Formica, el número de víctimas de la trata de personas en todo el mundo “está aumentando”.
La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) estima que hasta 50 millones de personas en todo el mundo “pueden ser objeto de diversas formas” de trata, especialmente de explotación sexual y trabajo forzoso.

Ilias Chatzis, jefe en funciones de la división de delincuencia organizada de la UNODC, afirmó en la votación de la Asamblea del 24 de noviembre que las redes de trata son “más violentas” y “más difíciles de desmantelar”.

La mayoría de las víctimas son mujeres y niñas, que “en su gran mayoría son víctimas de la trata con fines de explotación sexual”, dijo, y señaló también que los niños representan “el 38 % de los casos detectados” de trata.

Al mismo tiempo, este delito no se denuncia ni se persigue lo suficiente.

Shamere McKenzie, superviviente de la trata y actual directora ejecutiva de la organización sin ánimo de lucro Sun Gate Foundation, que ayuda a las víctimas a recuperarse de la explotación, afirmó en la asamblea del 24 de noviembre que “la trata de personas tiene éxito porque los gobiernos actúan con demasiada lentitud”.

Reflexionando sobre su propia experiencia como víctima de la trata, McKenzie afirmó: “Me habían robado la voz. (…) Mi valor se había reducido a dólares y violencia”.

La UNODC señala en su sitio web que “es difícil determinar el verdadero alcance del delito” y que la trata de personas es “uno de los delitos de más rápido crecimiento”, con unos beneficios totales estimados en 150.000 millones de dólares al año. Las víctimas suelen ser trasladadas de países de bajos ingresos a países de ingresos más altos, según la agencia.

En su declaración del 25 de noviembre ante la ONU, monseñor Formica afirmó que los niños “se ven cada vez más afectados, en particular los que no están acompañados o están separados de sus familias”.

Afirmó que “mientras que la mayoría de las niñas son víctimas de la trata con fines de explotación sexual, los niños suelen ser sometidos a trabajos forzados, actividades delictivas y mendicidad”.

“Ambas formas de explotación socavan la dignidad que Dios ha dado a la víctima”, afirmó monseñor Formica.

Destacó que “las redes de tráfico de personas siguen explotando las vulnerabilidades derivadas, entre otras cosas, de la pobreza, el subdesarrollo y las emergencias humanitarias”.

Monseñor Formica también elogió el “reconocimiento por parte de la asamblea de los mayores riesgos a los que se enfrentan los refugiados y los migrantes”, y añadió que “cuando se trata de la trata de personas, es importante recordar que los más débiles son los que más sufren”.

Citando el discurso del Papa León XIV del 23 de octubre ante el Encuentro Mundial de Movimientos Populares, monseñor Formica pidió “un esfuerzo colectivo y unido destinado a revertir la tendencia deshumanizadora de las injusticias sociales y promover el desarrollo humano integral”.

Monseñor Formica advirtió que “el creciente uso indebido de tecnologías en rápida evolución también facilita el reclutamiento, el control y el abuso de las víctimas”.

“Los delincuentes utilizan cada vez más la inteligencia artificial como arma para mejorar sus operaciones”, y esta tecnología representa un “avance peligroso” que permite a los traficantes operar “a una escala sin precedentes”, según el informe sobre trata de personas de 2025 del Departamento de Estado de los Estados Unidos.

Los traficantes utilizan herramientas de traducción basadas en la inteligencia artificial (IA) para atraer a personas vulnerables, creando “mensajes con matices culturales que resuenan en las víctimas en su lengua materna” y ofreciendo “una capacidad sin precedentes para dirigirse a víctimas potenciales” mediante el análisis de sus datos en las redes sociales y el desarrollo de “estrategias de explotación personalizadas”, según el informe.

Los chatbots, junto con las imágenes y el audio generados por IA, también permiten a los traficantes reclutar y atrapar a las víctimas, según el informe.
Pero la IA “también puede ser una poderosa herramienta de prevención e intervención”, afirma el Departamento de Estado en su informe.

Haciéndose eco de múltiples llamamientos del Papa León XIV y del Papa Francisco, monseñor Formica afirmó que es “fundamental invertir esta tendencia y garantizar que la tecnología, incluida la inteligencia artificial, se utilice al servicio de la dignidad humana, la justicia y el bien común”.

Monseñor Formica elogió la declaración política de la asamblea sobre la aplicación del plan mundial de la ONU de acción contra la trata de personas, que, según él, “exige acertadamente la intensificación de la cooperación internacional y regional” para prevenir la trata, reunir a las familias y “mejorar las respuestas de la justicia penal”.

Sin embargo, aclaró la posición de la Santa Sede sobre los pasajes que contenían “lenguaje problemático”, concretamente en lo que respecta a los términos “género”, “explotación de la gestación subrogada” y “servicios de salud sexual y reproductiva”.

Monseñor Formica subrayó que la Iglesia Católica sostiene que los seres humanos son creados hombres o mujeres, y que la práctica de la subrogación es “deplorable en cualquier caso, ya que constituye una grave violación de la dignidad tanto de la mujer como del niño”.

Añadió que “la Santa Sede interpreta el término ‘servicios de salud sexual y reproductiva’ como una referencia a un concepto holístico de la salud” que excluye el acceso al aborto y a los abortivos.

Para concluir su discurso, monseñor Formica volvió a citar al Papa León XIV, repitiendo las palabras del discurso del Papa del 30 de mayo a los movimientos por la paz: “En medio de guerras, terrorismo, tráfico de personas y agresiones generalizadas, nuestros niños y jóvenes necesitan poder experimentar la cultura de la vida, el diálogo y el respeto mutuo”.
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Gina Christian es reportera multimedia de OSV News.

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