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Con una sonrisa en el rostro y una rosa en la mano, Monica McNamara prácticamente flotó al salir de la iglesia tras venerar las reliquias de Santa Teresita del Niño Jesús.

McNamara tiene una fuerte conexión con la santa francesa, ya que, según cuenta, su intercesión la reconfortó profundamente durante un momento de gran soledad, cuando pidió una señal del amor de Dios… y la flor característica de la santa.

“Al día siguiente abrí la puerta y había una caja enorme de rosas”, contó McNamara, feligrés de Our Lady of Grace en El Cajon. “Creo que [Teresita] me mandó esas rosas a través de mi amiga. Sentí que ella me escuchaba, que Dios me escuchaba.

“Eso cambió por completo mi fe.”

Jóvenes cargan el relicario de 135 kilos durante la visita a Thomas Aquinas College, en Santa Paula. (Liam McDaniel/Thomas Aquinas College)

Jóvenes cargan el relicario de 135 kilos durante la visita a Thomas Aquinas College, en Santa Paula. (Liam McDaniel/Thomas Aquinas College)

McNamara fue una de las aproximadamente 10,000 personas del sur de California que veneraron las reliquias de primer grado de Teresita durante su gira por la Arquidiócesis de Los Ángeles del 11 al 16 de octubre, la primera visita a EE.UU. en 25 años.

La gira es parte de una peregrinación nacional por el centenario de su canonización y el Jubileo del Año Santo.

Gigantescos estandartes de la popular santa decoraron la iglesia St. Therese en Alhambra, donde las reliquias —fragmentos óseos— hicieron su debut, antes de ser trasladadas a la Casa de Retiro Sagrado Corazón, Thomas Aquinas College en Santa Paula, y el hogar Santa Teresita en Duarte. En cada parada, hubo Misas, música y testimonios.

El relicario, de madera tropical y acero macizo, pesa unos 135 kilos. Sus adornos de rosas y filigranas están bañados en oro. Durante la veneración, los fieles podían tocar su cristal protector con objetos personales o rosas frescas, convirtiéndolos en reliquias de tercer grado.

En la Misa votiva del 15 de octubre en Santa Teresita, el arzobispo José H. Gomez dijo que debemos honrar las reliquias y seguir el camino de Teresita al cielo.

“Estas reliquias nos conectan con la ‘carne’, con la humanidad de nuestra santa”, dijo el arzobispo. “Nos recuerdan que en la tierra, Santa Teresita fue una hija sencilla de Dios, como cada uno de nosotros. En el camino de su vida, amó a Jesús y trató de seguirlo fielmente, tal como nosotros intentamos hacerlo”.

Una mujer y una niña veneran el relicario en la Casa de Retiro Sagrado Corazón en Alhambra. (Jeffrey Bruno)

Una mujer y una niña veneran el relicario en la Casa de Retiro Sagrado Corazón en Alhambra. (Jeffrey Bruno)

Nacida como Marie Françoise-Thérèse Martin en una familia católica devota en 1873 en Alençon, Francia, Teresita suplicó ingresar al convento carmelita a los 15 años. Tomó el nombre de Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz. Enclaustrada, desarrolló su espiritualidad del “Caminito”: alcanzar la santidad a través de pequeños actos de amor y una confianza infantil en Dios.

Theresa Sevilla, que lleva su nombre en honor a la santa, asistió con una camiseta que decía “Ama como Teresita”. Pequeña de estatura, dijo identificarse con el “Caminito” literal y espiritualmente.

“Soy una persona pequeña; Dios me hizo así”, dijo Sevilla, feligrés de la parroquia Saints Peter and Paul en Wilmington. “No necesito ser alta o grande para servirlo. Lo sirvo de la manera más pequeña: sirviendo a mi familia”.

Oswaldo Jiménez, residente de Baldwin Park, oró por bendiciones para su familia mientras apoyaba suavemente sus dedos en el relicario. Dijo que Teresita responde, pero con exigencias.

“Como dicen, si le pides algo a los santos, te van a poner a trabajar”, dijo entre risas Jiménez, feligrés de la iglesia St. Therese en Alhambra. “Cuando le pedí ayuda con un problema de salud, me dijo que viniera a su iglesia, a la Misa en latín, porque antes de la pandemia venía aquí. Empecé a regresar y ahora estoy bien de salud”.

Frailes y monjas carmelitas participaron activamente en la gira, ya que Teresita fue carmelita. (Jeffrey Bruno)

Frailes y monjas carmelitas participaron activamente en la gira, ya que Teresita fue carmelita. (Jeffrey Bruno)

Durante toda la gira, carmelitas compartieron desde el ambón cómo la santa impactó su vocación. Varios citaron Historia de un alma, el libro que condujo a su proclamación como Doctora de la Iglesia. La hermana Shawn Pauline Burke, OCD, dijo que ese texto la ayudó a abrazar la vida religiosa pese a que muchos lo consideraban una locura.

“Me decían: ‘¿Por qué entregarías tu vida así?’”, recordó Burke, directora de novicias en la Casa de Retiro Sagrado Corazón. “[Pero] me sentí atraída por el amor de esta mujer por Jesús y pensé: si estoy llamada a eso, eso es lo que quiero ser. Como ella”.

El padre Donald Kinney, OCD —profesor de francés convertido en fraile carmelita— es el coordinador nacional de la gira. Dijo que las palabras de Teresita “atravesaron su corazón”. Desde su oficina en la Casa de Oración Carmelita en Oakville, California, pasó los últimos dos años y medio organizando las 40 paradas de la gira en 11 estados, con ayuda de miles de voluntarios.

“Mi oración para esta visita es que Santa Teresita llene corazones e iglesias”, dijo Kinney. “Hay mucha alegría aquí, pero también muchas cargas. Estoy absolutamente seguro de que habrá sanaciones, conversiones y vocaciones. Hay algo misterioso y maravilloso en [Teresita]”.

Fieles participaron en Misas, música y testimonios durante la visita al Thomas Aquinas College en Santa Paula. (Liam McDonald/Thomas Aquinas College)

Fieles participaron en Misas, música y testimonios durante la visita al Thomas Aquinas College en Santa Paula. (Liam McDonald/Thomas Aquinas College)

La “pequeña flor” no fue ajena al sufrimiento. Escribió sobre una infancia marcada por la pérdida —su madre murió cuando tenía cuatro años— y el dolor cuando sus hermanas mayores ingresaron al convento. También luchó con depresión y una profunda sensación de culpa religiosa. Incluso en su lecho de muerte, con tuberculosis, experimentó una crisis de fe antes de hallar la paz.

La hermana Miriam James Heidland, SOLT, conferencista católica reconocida, estuvo entre los miles de veneradores. Dijo que los desafíos personales de Teresita la convierten en una santa cercana.

“Conoces la historia real de su vida”, dijo Heidland. “No es una idea piadosa edulcorada, sino alguien con verdaderas luchas, que habla de sus propias dificultades emocionales. Nos recuerda que Cristo es siempre el camino. No siempre es fácil, pero es hermoso y vale la pena”.

Antes de morir, Teresita prometió seguir sirviendo desde el cielo y enviar “una lluvia de rosas”. Amber Cantong Araujo, una de las coordinadoras de la visita en la parroquia St. Therese, puso su fe en esa promesa.

“Estaba muy estresada porque todo saliera bien, así que le recé, le pedí una rosa”, contó Araujo. “Entonces miré hacia el banco de enfrente y vi una rosa en la pantalla del celular de un hombre… su fondo. Y supe que Santa Teresita estaba conmigo”.

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Natalie Romano