CIUDAD DEL VATICANO -- Cuando las personas tocan fondo, pueden tener la confianza de que Dios está ahí, listo para rescatarlas y redimirlas, dijo el Papa León XIV.

"Ningún lugar está demasiado lejos, ningún corazón demasiado cerrado, ninguna tumba demasiado sellada para su amor", dijo el Papa el 24 de septiembre durante su audiencia general en la Plaza de San Pedro.

En su ciclo de catequesis sobre el tema del Jubileo, "Jesucristo, nuestra Esperanza", el Papa León continuó hablando sobre el Sábado Santo y el significado esperanzador del descenso de Cristo al reino de los muertos.

"Cuando realiza este descenso, que de ninguna manera es una derrota, revela su amor radical por la humanidad y que la muerte no es la última palabra", dijo el Papa en su discurso en inglés.

Cristo descendió para salvar a quienes murieron sin conocerlo, dijo el Papa León, pero continúa descendiendo en la oscuridad para traer salvación a todos los que aceptan su ayuda.

"Cristo entra en nuestras propias luchas y toca nuestros pecados más profundos con su misericordia", dijo. "Y si a veces nos parece tocar el fondo, recordemos: ese es el lugar desde el cual Dios es capaz de comenzar una nueva creación".

"Cristo desciende entre los muertos para manifestar el amor del Padre. Por tanto, no existe un pasado tan dañado o una historia irreparable que no pueda ser tocada por su misericordia", dijo en su resumen en español.

"Si permitimos que Jesús entre en nuestros lugares oscuros, él puede crear nueva vida en cada uno de nosotros, y nos convertimos en faros de esperanza que irradian el mensaje de salvación para todas las personas", dijo el Papa en inglés.

"Los infiernos no son solo la condición de quien está muerto, sino también de quien vive la muerte a causa del mal y del pecado", dijo, en su discurso principal en italiano.

En el "infierno cotidiano de la soledad, de la vergüenza, del abandono, del cansancio de vivir. Cristo entra en todas estas realidades oscuras para testimoniarnos el amor del Padre. No para juzgar, sino para liberar. No para culpabilizar, sino para salvar".

Y, añadió el Papa León, Cristo lo hace en silencio, "de puntillas, como quien entra en una habitación de hospital para ofrecer consuelo y ayuda".

Cristo desciende a cualquier lugar donde alguien se haya escondido por miedo, dijo el Papa. Llama a la persona por su nombre, la toma de la mano y la lleva de vuelta a la luz.

"Lo hace con plena autoridad, pero también con infinita dulzura, como un padre con el hijo que teme que ya no es amado", dijo el Papa.

Conmovidos por el amor de Dios y dotados de una nueva vida, los cristianos deben compartirla con los demás, dijo el Santo Padre. "En estos tiempos que corren, entre las ruinas del odio que mata, seamos portadores del amor de Jesús, que ilumina y eleva a la humanidad", dijo en su saludos en diferentes idiomas.

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Cindy Wooden