En un encuentro con los obispos nombrados en el último año, el Papa León XIV respondió a sus preguntas y les ofreció varios consejos, exhortándoles a afrontar las cuestiones relacionadas con comportamientos inapropiados por parte del clero: “No pueden guardarse en un cajón”.

Al terminar su discurso dirigido en la mañana del 11 de septiembre a los prelados que han participado en el curso de formación organizado por la Santa Sede, el Santo Padre entabló con ellos un diálogo fraterno, dándoles la oportunidad de expresarse y transmitir sus preocupaciones e inquietudes.

El Pontífice ofreció un repaso de los desafíos y cuestiones que los obispos deben afrontar al inicio de un nuevo ministerio, como los temores, el sentido de indignidad, o las distintas expectativas que cada uno tenía sobre su vida antes de la llamada.

“No se dejen asustar por la primera dificultad”

Según precisó el Vaticano en comunicado difundido esta mañana, el Santo Padre también ofreció a los obispos algunos valiosos consejos: “Permanecer cerca del Señor, conservar el tiempo de oración y seguir viviendo la confianza incondicional en el Espíritu Santo, origen de la propia vocación”.

También les exhortó a ser discípulos perseverantes, “que no se dejen asustar por la primera dificultad; pastores cercanos a la gente y a los sacerdotes, misericordiosos y firmes, también cuando se trata de juzgar; capaces de escuchar y de dialogar, no sólo de predicar sermones”.

El Papa León XIV también subrayó el valor de la experiencia pastoral y humana adquirida en una Iglesia local, la cual debe desarrollarse en un nuevo ministerio que pone a los obispos en contacto con la universalidad de la Iglesia.

Ante los prelados, resaltó el valor del testimonio y de la capacidad de renovar el propio contacto con el mundo para responder a las preguntas que hoy se plantean hombres y mujeres sobre el sentido de la vida y del mal en el mundo. “No bastan las respuestas aprendidas hace 25 años en el seminario”, afirmó.

En cuanto a la sinodalidad, el Santo Padre —quien estuvo al frente del Dicasterio para los Obispos—, explicó que no se trata de un método pastoral, sino “un estilo de Iglesia, de escucha y de búsqueda común de la misión a la que somos llamados”.

“Sean constructores de puentes”, les invitó. Asimismo, les pidió valorar el papel y la integración de los laicos en la vida de la Iglesia y a servir la paz “desarmada y desarmante”, porque “¡la paz es un desafío para todos!”.

Los errores no pueden “guardarse en un cajón”

Finalmente, antes de responder a algunas preguntas de los obispos, el Papa León XIV animó a afrontar con prontitud las cuestiones relacionadas con comportamientos inapropiados por parte del clero: “No pueden guardarse en un cajón, deben afrontarse con sentido de misericordia y de verdadera justicia, hacia las víctimas y hacia los acusados”.

Por último, agradeció a los nuevos obispos por haber aceptado el ministerio: “Rezo por ustedes, la Iglesia aprecia su sí; no están solos, cargamos juntos el peso y anunciamos juntos el Evangelio de Jesucristo”.

Prudencia en las redes sociales

En respuesta a las preguntas planteadas por los obispos, el Santo Padre habló de la necesidad de ser prudentes en el uso de las redes sociales, donde el riesgo es que “cada uno se sienta autorizado a decir lo que quiera, incluso cosas falsas”. Y agregó: “Hay momentos en que alcanzar la verdad es doloroso, pero necesario”.

En este sentido, indicó que es útil dejarse ayudar por profesionales de la comunicación que estén preparados en este ámbito, dando tres consejos concretos: “Calma, una buena cabeza y la ayuda de un profesional”.

Al hablar de los desafíos de todo nuevo ministerio, el Papa León XIV les exhortó a tener confianza en la gracia de Dios, a reconocer los propios dones y límites, así como la necesidad de la ayuda de los demás, confiando en la valiosa experiencia de un buen obispo emérito que pueda acompañar o aconsejar. También advirtió sobre la tentación de formar un grupo propio y cerrarse en él.

La formación en los seminarios

El Pontífice reiteró la necesidad de construir puentes, de buscar el diálogo, incluso allí donde los cristianos son minoría, con auténtico respeto hacia las personas de otras tradiciones religiosas, sobre todo mediante el testimonio del verdadero amor y de la misericordia cristiana.

El Santo Padre también abordó la formación en los seminarios, en particular la responsabilidad en la formación inicial, y exhortó a acoger a quienes llegan, a recibir las vocaciones, acompañando a cada uno en el descubrimiento de otras dimensiones del Evangelio y de la vida cristiana y misionera.

Al hablar de misión, sugirió confiar también en aquellos laicos auténticamente misioneros presentes en los movimientos, que pueden ser una esperanza para la Iglesia local.

Frente a las preguntas sobre las graves consecuencias de las crisis ambientales, el Papa recordó el décimo aniversario de la encíclica Laudato si’ del Papa Francisco y animó a promover este tema en la pastoral. Añadió que en este ámbito “la Iglesia estará presente”, sin que se mezclen otras cuestiones contrarias a la antropología cristiana.

La sed de vida espiritual de los jóvenes

Según informó el Vaticano, durante el encuentro también se abordaron los temas de las relaciones entre los diversos organismos en la Iglesia universal y particular, del proceso de nombramiento de los obispos, de las múltiples crisis actuales en el mundo, de la necesidad de compartirlas y afrontarlas juntos, y del valor de la presencia del obispo, cercano al sufrimiento.

Asimismo, los nuevos obispos tuvieron la oportunidad de hablar con el Santo Padre sobre los jóvenes, particularmente en Europa tras el reciente Jubileo y de sus preguntas sobre comunión y oración, de su sed de vida espiritual, que no han podido saciar ni en el mundo virtual ni tampoco “en las experiencias típicas de nuestras parroquias”.

Al concluir, el Papa León XIV impartió su bendición a los obispos presentes y luego los saludó individualmente en el atrio del Aula Pablo VI.

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ACI Prensa
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