"Guiar corazones jóvenes a Dios con la misma pasión que mostró el beato Carlo Acutis por Dios y la tecnología". Esa fue la frase que ofrecí como respuesta al Dicasterio para la Comunicación del Vaticano, que pidió a cada participante describir su misión digital antes de asistir al primer Jubileo de Misioneros Digitales e Influencers Católicos, celebrado el 28 y 29 de julio en el Auditorio Conciliazione y en la Basílica de San Pedro.
Sentí el llamado a participar en este jubileo como parte de mi compromiso con una invitación profundamente personal del próximo santo Carlo Acutis —conocido con cariño como el santo de los jeans y las zapatillas— para compartir su legado de fe, amor, generosidad y uso responsable de la tecnología con la Iglesia joven. El jubileo me ayudó a reconocer que mi presencia digital puede ser un espacio misionero donde los jóvenes descubran e imiten los valores espirituales y sociales de Acutis.
Como se repitió varias veces en el jubileo, la evangelización digital no se trata solo de crear contenido religioso, sino de generar encuentros digitales del corazón que hagan eco del Evangelio, fomenten relaciones, comunidad y momentos en los que la presencia de Dios se haga sentir y compartir.
Al llegar al jubileo, me recibió el murmullo amistoso de la expectativa colectiva. Mons. Lucio Adrián Ruiz, secretario del Dicasterio para la Comunicación, nos recordó que el evento prometía "reflexión, escucha, diálogo, formación y discernimiento frente al ‘cambio de época’ que estamos viviendo". La verdad es que ni el Vaticano ni los participantes sabíamos cómo sería este encuentro sin precedentes.
Al entrar al auditorio, me senté junto a Patrick, un joven polaco de 22 años. Detrás de mí estaba el padre Joel, de mediana edad, con su amigo del Congo, y Estíbaliz, de México. A mi derecha se encontraban las hermanas Shirley y Elba, dos jóvenes religiosas de Colombia que viajaban con un grupo alegre de peregrinos.
El lugar rebosaba vida: éramos mil personas, con celulares en mano, en medio de una mezcla hermosa de edades, culturas e historias. Habíamos venido a celebrar a Cristo y a ser testigos del abrazo oficial de la Iglesia a la era digital: una era sin fronteras, anclada en el Evangelio, impulsada por la comunicación y viva en las redes sociales y la creatividad digital.
Después de una misa celebrada por el cardenal Luis Antonio Tagle en la Basílica de San Pedro, el papa León XIV —él mismo un misionero digital e influencer— hizo una visita sorpresa que conmovió profundamente a todos los presentes. En su breve pero poderoso mensaje, el Papa nos instó a caminar con Jesús y redescubrir el valor del encuentro humano, incluso en medio del sufrimiento y la incertidumbre. Nos exhortó a "ser buenos samaritanos en la red", recordándonos que depende de cada uno de nosotros mantener la cultura digital humana:
“Pero nada de lo que proviene del hombre y su creatividad debe utilizarse para socavar la dignidad de los demás. Nuestra misión —su misión— es alimentar una cultura del humanismo cristiano, y hacerlo juntos.”
La frase de Carlo, "No yo, sino Dios", resume el mensaje de León XIV a los misioneros digitales e influencers: descentra tu vida y permite que Dios sea el protagonista de tu misión digital.
La evangelización digital es una cultura —una red invisible de fe—. No es un acto técnico, sino profundamente espiritual y relacional, que fluye de un corazón tocado por la gracia. El Jubileo de Misioneros Digitales e Influencers Católicos nos renovó en nuestra vocación y nos comprometió a alimentar la esperanza cristiana en las redes sociales y los espacios virtuales.
¡Seamos luz en el mundo digital!