El padre Carlos Saúl Jaimes Guerrero, de la Orden de San Agustín, Provincia de Nuestra Señora de Gracia de Colombia, desapareció el 17 de junio, después de conducir desde la Hacienda Casacoima --una finca donde promovía actividades para jóvenes y personas mayores-- a una reunión programada en las afueras de Viotá, Cundinamarca. Los primeros informes indicaban que la cita estaba prevista en un barranco cercano a la finca.

Más tarde ese mismo día, el vehículo del sacerdote de 30 años fue encontrado al lado de una carretera local con el motor aún en marcha, las puertas abiertas y sin signos de violencia.

Sin especificar las circunstancias de su regreso, la provincia agustina dijo en su comunicado en español que el padre Jaimes había sido "liberado y ya se encuentra sano y salvo junto a su familia".

La provincia expresó su profunda gratitud por las oraciones y los mensajes de apoyo que había recibido en nombre del sacerdote, que eran "un testimonio hermoso de comunión y de fe compartida".

"Damos gracias a Dios por este momento de esperanza y por haber sostenido con su fuerza" al sacerdote en medio de "los días difíciles" que había atravesado, dijo la provincia.

Días después de la desaparición del padre Jaimes, las autoridades descubrieron una fosa común con los cuerpos de ocho líderes religiosos y comunitarios, entre ellos misioneros evangélicos y protestantes, que habían desaparecido en abril. El grupo había desaparecido en la ciudad de Calamar después de ser invitado a reunirse con miembros de una organización guerrillera.

La policía y varias agencias gubernamentales se unieron para localizar al sacerdote desaparecido, con la fuerza aérea del país realizando vuelos en helicóptero y el gobierno municipal de Viotá, la ciudad cercana a la que había desaparecido el padre Jaimes, ofreciendo una recompensa por cualquier información.

La madre del sacerdote y una de sus hermanas grabaron vídeos en las redes sociales suplicando su liberación, mientras que cientos de residentes de Viotá realizaron una marcha y una vigilia el 26 de junio para pedir su regreso. Una emisora de radio gestionada por los agustinos también organizó una novena por el clérigo desaparecido.

La provincia pidió que se siguiera rezando por la recuperación del padre Jaimes tras la experiencia, afirmando que se había abierto un "tiempo importante" para el sacerdote: "un periodo de recuperación, serenidad y acompañamiento fraterno" con su familia y su comunidad religiosa.

"Les pedimos que lo acompañen con respeto, comprensión y oración", ya que "necesita reencontrarse con la paz y el sosiego que le fueron arrebatados en estos días".

La provincia añadió: "Seguimos confiando en la fuerza del Evangelio que nos invita a la esperanza y la reconciliación. Que el Señor los bendiga a todos y les recompense por tanto bien".

Según Open Doors International, una organización internacional que vigila la persecución de los cristianos, los cristianos de Colombia deben lidiar con una "frágil paz entre el Gobierno y los grupos guerrilleros", estos últimos --a menudo alineados con bandas de narcotraficantes-- suelen atacar violentamente a los fieles, a quienes consideran opositores a los cárteles y disuaden a los jóvenes de unirse a la guerrilla.
---
Gina Christian es reportera multimedia para OSV News.