Al menos 43 personas, incluidos niños, murieron el 27 de julio en un brutal ataque nocturno contra una iglesia católica en Komanda, en el este del Congo.
Militantes de las Fuerzas Democráticas Aliadas -- un grupo islamista vinculado al grupo Estado Islámico-- atacaron a los fieles reunidos para un retiro de jóvenes, abriendo fuego y usando machetes antes de saquear las casas y atacar a los desplazados que se refugiaban cerca.
La misión de las Naciones Unidas en el país calificó el ataque de acto de violencia "atroz" en un comunicado del 27 de julio. Las víctimas fueron enterradas en una fosa común el 28 de julio, tras una Misa funeral en la iglesia de Komanda presidida por el padre Aime Lokana Dhegoin.
El Papa León expresó su "profundo dolor" por el atentado en un telegrama del 28 de julio, firmado por el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, y enviado al arzobispo de Lubumbashi, Fulgence Muteba Mugalu, presidente de la Conferencia Episcopal del Congo.
El Papa se unió "al duelo de las familias y de la comunidad cristiana", expresando su cercanía y asegurándole sus oraciones.
"Esta tragedia nos insta aún más a trabajar por el desarrollo humano integral de la martirizada población de esta región", dijo el Papa.
"Su Santidad implora a Dios que la sangre de estos mártires sea semilla de paz, reconciliación, fraternidad y amor para todo el pueblo congoleño".
Según los informes, las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF por sus siglas en inglés) irrumpieron en Komanda, municipio situado a unos 65 kilómetros al suroeste de la ciudad de Bunia, capital de la provincia, en la madrugada del 27 de julio. El objetivo eran los católicos reunidos para un retiro en la sala de Cáritas de la iglesia católica Beata Marie-Clémentine Anuarite Nengapeta de la localidad.
Los militantes habían tendido una emboscada a la vigilia de oración nocturna, cogiendo por sorpresa a los jóvenes que se preparaban para el oficio dominical. Los hombres armados mataron a tiros a algunos de los fieles, masacraron a otros a machetazos y secuestraron a otros.
El padre Marcelo Oliveira, misionero comboniano que lleva muchos años en el Congo, declaró a la organización caritativa pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada que las víctimas formaban parte de un movimiento llamado Cruzada Eucarística y participaban en una vigilia de oración como parte de una sesión de formación durante las vacaciones de verano.
"El ataque se produjo alrededor de la 1:00 de la madrugada. Los rebeldes entraron en la iglesia y asesinaron a un gran número de niños, tanto dentro del edificio como en el recinto", dijo en un mensaje enviado a la oficina portuguesa de Ayuda a la Iglesia Necesitada, o ACN por sus siglas en inglés.
Los militantes saquearon casas, tiendas y bancos cercanos, y atacaron a los desplazados que acampaban en el hospital de la ciudad.
"La gente --jóvenes y adultos-- se había reunido para celebrar el jubileo de la iglesia parroquial, cuando se produjo el ataque. Los que habían venido de otras regiones se marcharon, pero los fieles locales se reunieron en el salón de la iglesia para esperar el servicio dominical", dijo a OSV News el padre Justin Zanamuzi, vicario general de la Diócesis de Bunia, en una entrevista telefónica.
"Como Iglesia, condenamos este ataque en los términos más enérgicos posibles. Sentimos el dolor de este ataque", expresó.
ADF, la organización a la que se atribuye el ataque, es un grupo miliciano asesino que fue lanzado en Uganda en 1995, y actualmente opera en la región montañosa entre Uganda y el Congo. El grupo ha estado reclutando niños soldados, mutilando, matando y violando a mujeres y niños. En 2019, el grupo militante prometió lealtad al Estado Islámico y aumentó sus ataques.
Hay una ofensiva militar conjunta en curso contra el grupo, pero el padre Zanamuzi explicó que la milicia había intensificado recientemente su violencia y seguía llevando a cabo asesinatos en pueblos y ciudades de la región.
El atentado de Komanda, centro comercial que conecta las provincias de Tshopo, Kivu Norte y Maniema, es el más reciente. La ciudad es un objetivo fácil de las milicias congoleñas debido a su situación geográfica y a su importancia económica.
El 26 de julio, dijo el sacerdote, el grupo militante había comenzado a atacar aldeas antes de atacar la reunión de la iglesia por la noche.
"Creo que ahora están por todas partes. Tampoco podemos descartar la motivación religiosa. Son extremistas musulmanes y se sabe que atacan a los cristianos", afirmó.
El Comité de Asuntos Públicos Ortodoxos, ala de defensa global de los cristianos ortodoxos de todo el mundo con sede en Nueva York, condenó el ataque en Ituri, afirmando que los miembros del grupo militante habían matado a fieles inocentes durante una vigilia de oración nocturna.
"Los atacantes (...) utilizaron armas de fuego y machetes, incendiaron la iglesia y masacraron a quienes estaban en los bancos. No fue una batalla. Fue una masacre de fieles en la casa de Dios", declaró el comité en un comunicado fechado el 27 de julio.
La Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (MONUSCO), detalló que entre los 43 muertos de la iglesia había 19 mujeres, 15 hombres y nueve niños.
"Estos ataques selectivos contra civiles indefensos, especialmente en lugares de culto, no sólo son atroces, sino que violan todas las normas de derechos humanos y el derecho internacional", afirmó Vivian van de Perre, representante especial adjunta del secretario general en el Congo, en una declaración fechada el 27 de julio.
Días antes del ataque en Komanda, otra milicia conocida como CODECO, la Cooperativa para el Desarrollo del Congo, había profanado la iglesia de San Juan de Capistrano en Lopa, en Ituri, el 21 de julio.
El ataque a la iglesia se produjo un día después de que el ejército congoleño y CODECO anunciaran una alianza para luchar contra una nueva milicia conocida como CRP, o Convención para la Revolución Popular.
En el ataque se violó el tabernáculo, se derramaron Hostias consagradas, se vandalizó el santuario mariano y se destruyeron objetos sagrados y litúrgicos.
"Esta grave y deliberada profanación de la iglesia católica de Lopa forma parte de una serie de ataques violentos anunciados y reivindicados por el portavoz de CODECO en los centros comerciales de Lopa y Nizi", declaró el obispo de Bunia, Dieudonné Uringi Uuci, en un comunicado del 26 de julio, en el que también expresó su gran pesar y consternación por el ataque. "Cabe recordar que desde 2017, esta milicia ha sido responsable de numerosas atrocidades horripilantes contra instalaciones de la Iglesia, miembros del clero y trabajadores pastorales".
Estos últimos ataques forman parte del ciclo mortal de conflicto que se ha desarrollado durante décadas en las provincias de Ituri, Kivu del Norte y Kivu del Sur del este del Congo, una región rica en minerales del tamaño de Europa Occidental.
Según los analistas, el conflicto está alimentado por una intrincada mezcla de política regional, rivalidades étnicas y nacionales y una lucha por el control de los recursos minerales.
En la declaración del 28 de julio, ACN afirmó: "ACN insta a todas las partes a reforzar la seguridad para proteger a los civiles y los lugares de culto en la República Democrática del Congo y pide a sus amigos y benefactores que recen por las víctimas de este terrible ataque y para que finalmente llegue la paz a este país africano".
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Fredrick Nzwili escribe para OSV News desde Nairobi, Kenia.