ROMA — “Debemos orar por la conversión de muchas personas, dentro y fuera de la Iglesia, que aún no reconocen la urgencia de cuidar nuestra casa común”, dijo el Papa León XIV al celebrar una nueva fórmula de la Misa “por el cuidado de la creación”.

Lejos del órgano retumbante de la Basílica de San Pedro o de las multitudes de fieles en la Plaza de San Pedro, el Papa celebró la Misa el 9 de julio acompañado por el canto de los pájaros en los jardines de la villa papal de Castel Gandolfo, la tradicional residencia veraniega de los pontífices, a unos 24 kilómetros al sureste de Roma.

Asistieron a la Misa el personal del proyecto ecológico Borgo Laudato Si’ —un espacio de formación y educación en ecología integral ubicado en los jardines—, así como funcionarios del Vaticano y el padre Daniel Groody, C.S.C., experto en migración y vicerrector asociado de educación universitaria en la Universidad de Notre Dame, en Indiana.

Aunque el Papa León tenía programado reunirse ese mismo día con el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy, no estuvo presente en la Misa.

Lamentando los desastres naturales en el mundo que “en parte son causados por los excesos del ser humano y su estilo de vida”, el Papa exhortó a los presentes en su homilía a preguntarse: “¿Estamos viviendo nosotros mismos esta conversión o no? ¡Cuánto se necesita!”

La fórmula de la Misa “por el cuidado de la creación” fue añadida al Misal Romano —el libro litúrgico que contiene los textos para celebrar la Misa en el Rito Romano de la Iglesia Católica— por el Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos el 8 de junio.

La nueva fórmula, incluida entre otras 17 intenciones por “necesidades civiles” para las que un sacerdote puede ofrecer la Misa, selecciona oraciones y lecturas que afirman el lugar de la creación de Dios dentro del culto.

Aunque la Misa fue celebrada en italiano, partes correspondientes a la nueva fórmula se leyeron en latín.

“En un mundo en llamas, ya sea por el calentamiento global o por los conflictos armados”, las personas hoy se sienten llenas de miedo, como los discípulos ante la tormenta que fue calmada por Cristo, dijo el Papa León en su homilía. Pero, añadió, “¡hay esperanza! La hemos encontrado en Jesús”.

“La misión de salvaguardar la creación, de llevar paz y reconciliación”, es “la misión que el Señor nos ha confiado”, afirmó el Papa. “Escuchamos el clamor de la tierra, escuchamos el clamor de los pobres, porque ese clamor ha llegado al corazón de Dios. Nuestra indignación es su indignación; nuestra labor es su labor”.

La Iglesia, añadió, debe hablar proféticamente ante la crisis climática, “incluso cuando se requiere la valentía de oponerse al poder destructor de los ‘príncipes’ de este mundo”.

“La alianza indestructible entre el creador y las criaturas moviliza nuestro intelecto y esfuerzos, para que el mal se transforme en bien, la injusticia en justicia, la codicia en comunión”.

Citando extensamente la encíclica de 2015 del Papa Francisco Laudato Si’, sobre el cuidado de la casa común, el Papa León recordó la armonía con la creación que San Francisco de Asís alcanzó en vida, al punto de llamar “hermano”, “hermana” y “madre” a las criaturas.

“Una sola mirada contemplativa puede cambiar nuestra relación con las cosas creadas y sacarnos de la crisis ecológica, cuya causa es la ruptura de las relaciones con Dios, el prójimo y la tierra a causa del pecado”, afirmó.

El Papa León tenía previsto pasar dos semanas de julio en la residencia veraniega de Castel Gandolfo, retomando una costumbre que el Papa Francisco había dejado de lado. Se trasladó allí el 6 de julio, tras rezar el Ángelus del mediodía en la Plaza de San Pedro.

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Justin McLellan