La paz es "más que la mera ausencia de guerra", sino un compromiso con el florecimiento humano, y es más necesaria que nunca, ya que los conflictos y el gasto mundial en defensa se disparan, dijo la misión permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas.
Monseñor Marco Formica, encargado de negocios de la misión, hizo una declaración en junio en nombre del nuncio vaticano, el arzobispo Gabriele G. Caccia, en el debate abierto del Consejo de Seguridad de la ONU sobre la pobreza, el subdesarrollo y los conflictos, y las implicaciones de estas preocupaciones interconectadas en la paz y la seguridad internacionales.
Al leer la declaración del 23 de junio, monseñor Formica citó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU, que nombra la pobreza como "el mayor desafío mundial".
El "Informe sobre la Pobreza, la Prosperidad y el Planeta 2024" del Grupo del Banco Mundial señala que los esfuerzos para reducir la pobreza mundial se han "ralentizado hasta casi estancarse", con casi 700 millones de personas, o el 8,5% de la población mundial, viviendo con menos de 2,15 dólares al día.
Unos 3.500 millones de personas, el 44% de la población mundial, viven con menos de 6,85 dólares al día. Según el informe, "si el crecimiento no se acelera y se hace más integrador, se tardará décadas en erradicar la pobreza extrema y más de un siglo en elevar a la población por encima del umbral de pobreza de 6,85 dólares al día".
Los conflictos y la pobreza "a menudo se exacerban mutuamente en un ciclo destructivo", afirma la ONU en su nota conceptual, o visión general de la propuesta, para la reunión.
"Los conflictos agravan directamente la pobreza al afectar negativamente a la economía y aumentar la desigualdad", afirmó la ONU en su nota. "Los conflictos disminuyen la capacidad productiva de una población a través de la pérdida directa de vidas; daños a escuelas, hospitales y otras infraestructuras civiles; y la interrupción de las actividades económicas, incluyendo la disminución de la producción agrícola y la reducción de la capacidad de fabricación".
La declaración de la Santa Sede afirmaba que las causas profundas de la pobreza, que las naciones tienen la "responsabilidad moral" de abordar, "están frecuentemente asociadas a la injusticia, la exclusión y la negación de los derechos fundamentales".
Observaba que ya en 1967, San Pablo VI -- escribiendo en su encíclica "Populorum Progressio" -- "declaró proféticamente que 'el desarrollo es el nuevo nombre de la paz'".
"Esta visión nos recuerda que la paz no es sólo la ausencia de guerra, sino más bien la promoción activa de la fraternidad humana, la cooperación y la prosperidad compartida para todos", dijo monseñor Formica, leyendo la declaración. "En este espíritu, la Santa Sede sostiene que el desarrollo humano integral representa no sólo un imperativo moral para toda la humanidad, sino también un camino concreto hacia una paz más justa, inclusiva y duradera".
Haciéndose eco de las reiteradas preocupaciones del difunto Papa Francisco y del arzobispo Caccia, la declaración de la Santa Sede dice: "La Santa Sede sigue preocupada por el gasto militar en constante crecimiento, que desvía importantes recursos de las inversiones en sectores de desarrollo como la sanidad, la educación y las infraestructuras".
A nivel mundial, el gasto en defensa alcanzará los 2,72 billones de dólares en 2024, un 9,4% más que en 2023 y "el aumento más pronunciado desde al menos el final de la Guerra Fría", según datos del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz.
Esa inversión se ampliará aún más, ya que los miembros de la OTAN (con la excepción de España) acordaron el 25 de junio aumentar el gasto en defensa al 5% de sus respectivos productos internos brutos (PIB), una medida impulsada significativamente por la agresión de Rusia en Ucrania y la preocupación por las amenazas a la seguridad europea.
"En este contexto, la Santa Sede renueva su propuesta para el establecimiento de un fondo mundial, financiado en parte mediante la reorientación de los recursos actualmente destinados a armamento", dijo monseñor Formica, leyendo el comunicado. "Este fondo podría contribuir de manera significativa a erradicar la pobreza y el hambre, y a promover el desarrollo en las regiones más desfavorecidas del mundo. Así se avanzaría por un camino más justo y sostenible hacia la paz, y se protegería y promovería la dignidad humana".
La declaración de la Santa Sede subraya que "una paz duradera requiere un compromiso con el desarrollo humano integral, que defienda la dignidad que Dios ha dado a cada persona y promueva las condiciones necesarias para la justicia, la solidaridad y el florecimiento de todos".
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Gina Christian es reportera multimedia de OSV News.