ROMA -- Poco después de la elección del Papa Francisco en 2013, los expertos de los medios de comunicación y los fieles se preguntaban y especulaban qué países visitaría como Papa.
Naturalmente, muchos asumieron que el recién elegido pontífice haría de Brasil su primera visita oficial, dado que la Jornada Mundial de la Juventud, un evento mundial que siempre ha contado con la presencia del Papa, estaba programada para celebrarse allí.
Otros se preguntaban si volvería a su tierra natal, Argentina, al igual que San Juan Pablo II y el difunto Papa Benedicto XVI visitaron sus países de origen poco después de sus respectivas elecciones.
Sorprendentemente, su primer viaje papal, apenas unas semanas antes de partir hacia Brasil, fue una visita a la pequeña isla italiana de Lampedusa.
Situada a sólo 70 millas de Túnez, Lampedusa fue el destino final de decenas de miles de inmigrantes africanos que murieron intentando alcanzar una nueva vida en Europa cerca de sus costas.
En su homilía durante una Misa penitencial en la isla, el Papa lamentó la pérdida de vidas inocentes y advirtió que la indiferencia ante tales tragedias se produce cuando la humanidad en su conjunto pierde el norte. "Tantos de nosotros, me incluyo también yo, estamos desorientados, no estamos ya atentos al mundo en que vivimos, no nos preocupamos, no protegemos lo que Dios ha creado para todos y no somos capaces siquiera de cuidarnos los unos a los otros. Y cuando esta desorientación alcanza dimensiones mundiales, se llega a tragedias como ésta a la que hemos asistido", dijo.
"Te pedimos, Padre, perdón por quien se ha acomodado y se ha cerrado en su propio bienestar que anestesia el corazón", rezó. "Te pedimos perdón por aquellos que con sus decisiones a nivel mundial han creado situaciones que llevan a estos dramas. ¡Perdón, Señor!".
La visita de un día del Papa Francisco a la isla italiana el 8 de julio de 2013, aunque breve, marcó la pauta de su pontificado de 12 años hasta su muerte el 21 de abril a la edad de 88 años.
Visión radical, enfoque humano
Amaya Valcárcel, investigadora de la Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, dijo que durante que, durante su pontificado, el Papa Francisco "estableció una visión clara y radical para un enfoque alternativo y más humano a los desafíos de la migración involuntaria".
"A lo largo de su pontificado, el Papa Francisco ha modelado y predicado un Dios de justicia y misericordia. Él ha hecho de las dificultades que enfrentan los migrantes y refugiados en todo el mundo un foco clave no sólo en palabras sino también en acción", dijo Valcárcel a OSV News el 27 de febrero de 2024.
Valcárcel, que también trabaja como coordinadora de incidencia internacional para el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS), investigó ampliamente no sólo el fenómeno de la migración, sino también el impacto que el Papa Francisco ha tenido sobre el tema en la Iglesia Católica y en el mundo.
El Papa, dijo, mostró que la economía mundial "aparentemente necesita la disparidad de riqueza, actualmente en evidencia entre los países".
Además, "debido a un marcado aumento de los conflictos y otros factores agravantes como el cambio climático, muchas naciones y pueblos se han visto invadidos por muchas personas que entran en sus tierras en busca de paz y seguridad".
"A veces, un sentido equivocado de autoconservación ha llevado a una obsesión por mantener a los migrantes lejos de las fronteras nacionales y esto ha cerrado los corazones y las mentes a la realidad de las esperanzas, los temores y las aspiraciones de algunas de las personas más necesitadas del mundo", dijo Valcárcel a OSV News.
"El Papa Francisco vio que los países no estaban actuando como agentes libres a la hora de tomar decisiones morales", añadió.
Palabras y hechos
Lampedusa fue sólo el comienzo de la misión del Papa Francisco de devolver un sentido de humanidad a la muy controvertida cuestión de la inmigración, que en Europa y Estados Unidos suscitó debates que a menudo se adentraron en la división ideológica, política y cultural.
Algunos veían en la creciente afluencia de inmigrantes una amenaza para la identidad cultural de un determinado país, así como un problema de seguridad pública dado el aumento de los actos delictivos cometidos por inmigrantes. Otros se mostraron contrarios a restringir la inmigración ilegal y consideraron que los migrantes y refugiados estaban siendo injustamente castigados o maltratados por buscar simplemente una vida mejor para ellos y sus seres queridos.
El Papa Francisco trató de frenar la creciente división sobre el tema recordando a ambas partes que la cuestión de la migración no era meramente un asunto político, ideológico o cultural, sino una llamada a la caridad y al amor hacia el prójimo.
Justo después del viaje a Lampedusa, en agosto de 2013, el Papa explicó su visión de los vulnerables del mundo en una primera entrevista papal con el padre jesuita Antonio Spadaro.
"Veo con claridad", dijo el Papa, "que lo que la Iglesia necesita con mayor urgencia hoy es una capacidad de curar heridas y dar calor a los corazones de los fieles".
En la siguiente frase dijo algo que se convirtió en su declaración de misión: "Veo a la Iglesia como un hospital de campaña tras una batalla", añadiendo que curar las heridas tiene que venir antes de hacer preguntas. "Ya hablaremos luego del resto", dijo el pontífice, pero primero "hay que comenzar por lo más elemental".
Durante una audiencia en diciembre de 2023 con los prefectos de la república italiana, el Papa reconoció que, si bien la tarea de gestionar el creciente flujo de migrantes y refugiados "no es fácil", los líderes del gobierno deben recordar que se les confía el cuidado de "personas heridas, personas vulnerables, a menudo perdidas y recuperándose de terribles traumas".
"Son rostros, no números: personas que no pueden ser simplemente categorizadas, sino que necesitan ser abrazadas", afirmó.
Para Valcárcel, el pontífice argentino, al igual que sus predecesores, "se basó en elementos centrales de la fe cristiana y de la doctrina social católica para desarrollar una visión clara de un enfoque alternativo y más humano a los desafíos de la migración involuntaria".
Un ejemplo del avance de esta visión fue su creación en 2016 de la Sección de Migrantes y Refugiados, que a partir de 2023 se integró plenamente en el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
La misión de la Sección de Migrantes y Refugiados, subrayó, ha sido "ayudar a la Iglesia (es decir, a los obispos, a los fieles, al clero, a las organizaciones eclesiales) y a toda persona de buena voluntad, a acompañar a los que parten y huyen, a los que están en tránsito o esperan, a los que llegan y buscan integrarse, y a los que regresan".
Predicar con el ejemplo
La defensa del Papa Francisco en favor de los migrantes no se limitó a sus palabras, sino que estuvo acompañada de acciones y gestos concretos. Una de esas acciones que acaparó titulares en todo el mundo se produjo tras visitar el campo de refugiados de Mòria, en Lesbos, Grecia, con líderes ortodoxos en abril de 2016.
La visita de cinco horas a la isla griega terminó con el regreso a Roma de tres familias sirias. Tras negociar con los gobiernos italiano y griego, el Vaticano dijo que asumiría la responsabilidad financiera de las familias, con la ayuda proporcionada por la Comunidad de Sant'Egidio, con sede en Roma.
Nour Essa, así como su esposo y su hijo, estaban entre los 12 musulmanes sirios elegidos para volar de regreso con el Papa.
En una entrevista concedida a OSV News el 4 de enero de 2024, Essa recordó aquel día que cambió sus vidas y recordó al Papa Francisco dándole palmaditas en la cabeza a su hijo mientras se dirigía a responder a las preguntas de los periodistas a bordo del vuelo papal.
Una "periodista se preguntó si el Papa tenía miedo de que no encajáramos en la comunidad italiana o de que nos (consideraran) una amenaza", dijo. "El Papa respondió que éramos seres humanos que merecíamos ser salvados y vivir".
Essa dijo a OSV News que el Papa Francisco no sólo organizó su traslado y el de su familia a Italia, sino que hizo un seguimiento de su progreso, invitándoles a almorzar en el Vaticano en agosto de ese mismo año.
"Hablamos con él y nos preguntó cómo nos iba en la nueva sociedad; fue muy amable", dijo. "Nos habló del Kibbeh (un plato tradicional sirio que probó cuando estuvo en Argentina)".
También dijo que hablaron de la amenaza del terrorismo -- una de las muchas preocupaciones que suelen surgir en el debate sobre la inmigración -- y de la necesidad de "separarlo de la religión".
Un año más tarde, Essa dijo que se reunió con el Papa durante su visita a la Universidad Roma Tre de Roma y le hizo una pregunta "sobre la integración de los estudiantes extranjeros en la universidad".
"Dijo que no bastaba con dar hospitalidad a los refugiados, sino que también era importante encontrar formas de integrarlos en la sociedad encontrándoles oportunidades de trabajo o estudio, recordó.
Desde aquel viaje que cambió su vida en 2016, Essa y su familia recibieron ayuda de la Comunidad de Sant'Egidio con su solicitud de asilo, así como para que ella y su esposo aprendieran italiano y se licenciaran en biología y arquitectura, respectivamente.
La oportunidad de vivir e integrarse en la sociedad italiana le permitió encontrar trabajo como investigadora de microbiología en el hospital Bambino Gesù de Roma. Su esposo trabajó como traductor y como arquitecto junior hasta que la reducción de plantilla de su empresa le obligó a buscar otro trabajo. Su hijo, que al momento de la entrevista tenía 9 años, ahora estaría en quinto curso.
Un legado de amor y paz
Essa dijo a OSV News que su experiencia demostró que la integración "no es fácil, porque necesita la cooperación entre ambas partes, los refugiados y la organización responsable, porque ambas partes tienen su papel".
Sin embargo, ella sigue agradecida al Papa Francisco, quien, "como cabeza de la Iglesia católica, (fortaleció) el impacto de la religión en la difusión del amor y la paz en todo el mundo".
"El Papa Francisco siempre ha tratado de enviar un mensaje a todo el mundo para detener la guerra, y él (mostró) al mundo el impacto de la guerra en la destrucción no sólo de los países, sino también de la población", dijo.
Reflexionando sobre el legado de su pontificado, Valcárcel dijo que la principal contribución del Papa Francisco a la Iglesia Católica y al mundo "ha sido modelar y predicar un Dios que es a la vez justicia y misericordia".
El Papa Francisco ve "la contribución de la Iglesia como una de tantas, pero ha tratado al mismo tiempo de infundir dignidad al proceso político y hacerlo así responsable ante un conjunto más universal de valores éticos, coherente con los principios centrales de la doctrina social católica".
- - -
Junno Arocho Esteves escribe para OSV News desde Roma y desde Malmö, Suecia.